Me pidió que me quedara, sonó igual, se sintió igual, lamentablemente no era el mismo lugar donde me lo pidieron la primera vez, no era el tiempo, no fue la misma reacción y sobretodo no fue la misma persona.
En ese momento cuando me lo pidieron por primera vez sonó dulce, lo suficiente para sentirlo hasta en la boca. Fue reconfortante, tanto que comence a sentir calor en ese frío mes de otoño. Fue muy impredecible, tanto que jamás pensé escuchar esas palabras de ella. Y sobre todo fue sincero, tanto que me lleno de amor y de miedo.
Está vez fue más sencillo no dulce, simple, como si fuese una suplica por mi forma de ser, lo cual ella ha sido testigo de mi personalidad ausente. Fue frío, calculador, retador. Sencillamente un "quédate". A diferencia del primero estoy listo para hacerlo, no por la primera chica, sino porque me siento capaz de quedarme.
No puedo decir que no me arrepiento de no haberme quedado la primera vez, pero la vida sigue, no puedo no quiero quedarme en un error garrafal de mi pasado, he pagado mi deuda y quiero quedarme esta vez.
No digo que haya sanado del todo, solo que, lo que me falta debo sanar con la persona que vaya amar en este momento. Aun no es así en cuestión. La estoy conociendo y para mí es suficiente. Sin embargo, que me haya soltado la bomba diciendo que me quede, no pude más que soltar una sonrisa y decir que lo haré.
Porque en verdad lo haré, hasta que me lo permita y si me lo permite toda una vida...
Que así sea.