Fragmento de lo Infinito

Capítulo 16: Verdaderas Intenciones

La ciudad se alzaba majestuosa bajo el cielo nocturno, sus altas torres iluminadas por un resplandor pálido que parecía emanar del mismo suelo. Biel y su grupo avanzaban cautelosamente por las calles adoquinadas, con los sentidos alerta. Había algo en el ambiente que les resultaba extraño, una calma antinatural que contrastaba con todo lo que habían enfrentado hasta ahora.

Sarah, quien había optado por cubrirse con una capucha para evitar ser reconocida, fue la primera en romper el silencio.

—Esto no es normal. ¿Por qué nadie nos ataca? ¿Por qué no hay hostilidad hacia nosotros, especialmente a ustedes que son humanos? —susurró, sus ojos brillando con desconfianza bajo la capucha.

Antes de que alguien pudiera responder, un vampiro noble con una postura elegante y una sonrisa calculada se acercó al grupo. Su capa negra ondeaba ligeramente con la brisa, y sus ojos escarlatas se clavaron en ellos con una mezcla de interés y superioridad.

—Bienvenidos al palacio del gran Rey Vampiro Lip. Él los espera. Por favor, acompáñenme —dijo el noble, haciendo una ligera reverencia.

Biel intercambió una mirada con Acalia, quien asintó con firmeza. Aunque la situación era sospechosa, no tenían otra opción. Mientras seguían al noble, Biel no pudo evitar sentirse inquieto. Algo en la actitud del vampiro y en la calma de la ciudad lo ponía en guardia.

Fue entonces cuando la voz de Monsfil resonó en su mente, grave y cargada de advertencia.

—Portador, cuidado. Esto es una trampa.

Biel apretó los puños y respondió mentalmente: —Lo tomaré en cuenta. Desde que llegamos aquí, ya se me hacía raro.

El grupo continuó avanzando hasta llegar al imponente palacio. Sus puertas de hierro negro se abrieron con un chirrido profundo, revelando un salón amplio y decorado con candelabros de cristal que reflejaban una luz tenue. El noble los guio a través de largos pasillos hasta una sala del trono. Allí, sentado en un majestuoso trono de obsidiana, estaba Lip, el Rey Vampiro, con una expresión tranquila pero llena de autoridad. A su lado, un joven vampiro de mirada vacía y porte regio lo acompañaba.

—Saludos, humanos —dijo Lip, con una voz profunda y melodiosa—. Me complace que hayan aceptado mi invitación.

Acalia dio un paso adelante, su mirada fija en el rey.

—Olvidemos los saludos. ¿Qué deseas de mí y de mis acompañantes?

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Lip, quien se recostó cómodamente en su trono.

—Quiero que te casos con mi hijo, Muskar, para que el pacto entre humanos y vampiros no se rompa.

La declaración dejó al grupo perplejo. Acalia frunció el ceño, pero antes de que pudiera responder, Biel intervino.

—Y ¿qué tiene que ver esto conmigo? —preguntó, intentando mantener la calma.

Lip volvió su mirada hacia Biel, sus ojos brillando con un interés que hizo que el joven se sintiera expuesto.

—¿Tú? Simplemente quería conocerte. Eres famoso en todo el mundo, chico. Tu llegada, marcada por esa extraña luz, salvó a algunas criaturas y destruyó a otras. Me resulta curioso que alguien con tanto poder esté en este mundo.

Las palabras de Lip golpearon a Biel como un mazazo. Su llegada había causado tanto salvación como destrucción. Mientras procesaba esta revelación, la voz de Monsfil resonó nuevamente en su mente.

—Portador, no le respondas. Ese vampiro tiene una habilidad para controlar a quienes le contestan. Desafortunadamente, Acalia ya está bajo su poder, al igual que sus subordinados y su hijo. Pero es hora de que uses un poco de mi poder. Protégete y protege a los tuyos.

Biel cerró los ojos y respiró profundamente. La energía oscura de Monsfil comenzó a fluir por su cuerpo, llenándolo de una fuerza que apenas podía contener. Con un grito, liberó una versión incompleta de su poder de Rey Demonio, creando una barrera de energía que protegió a su grupo del lavado de cerebro de Lip.

—¡Maldito vampiro! ¿Cómo te atreves a controlar a Acalia? ¡Dime cuál es tu verdadero plan!

Lip observó a Biel con sorpresa y admiración.

—Al parecer, eres especial. Muy bien, te lo diré. De todas maneras, morirás aquí.

El rey vampiro se levantó de su trono y comenzó a caminar lentamente hacia ellos, su presencia llenando la sala con una tensión sofocante.

—Planeo apoderarme de este mundo. Ni los dioses ni los Reyes Demonios podrán detenerme. Con tu poder y el de Acalia, será invencible.

Mientras Lip revelaba su plan, los dioses observaban desde el Umbral Divino. La Diosa de la Vida, Elaris, miraba la escena con preocupación.

—Maldición. Mi aprendiz ahora está en manos de ese vampiro, y yo no puedo intervenir.

Nyxaris, el Dios de las Sombras, respondió con su voz envolvente como un susurro.

—Sabes bien por qué no podemos actuar. Los Rifilser nos lo prohibieron. Ellos están por encima de nosotros, y su voluntad no puede ser desafiada.

Solaryon, el Dios de la Luz, replicó con frustración.

—Y ¿qué se supone que hagamos? ¿Esperar y observar cómo todo se desmorona? Los Rifilser pueden estar por encima de nosotros, pero este mundo también es nuestra responsabilidad.

Chronasis, el Dios del Tiempo, levantó una mano para calmar los ánimos.

—No olvidemos que los Rifilser actúan por el equilibrio. Si intervinieran directamente, el caos podría ser aún mayor. Nuestra tarea es guiar desde las sombras, aunque sea frustrante.

Elaris suspir profundamente, sus ojos llenos de preocupacin.

—Mi aprendiz, Acalia, es fuerte, pero incluso ella tiene límites. Si cae completamente bajo el control de Lip, no solo perderemos una aliada; el equilibrio mismo estará en peligro.

Nyxaris esbozó una leve sonrisa, aunque su expresión era sombría.

—El equilibrio es delicado, pero también adaptable. A veces, las mayores crisis producen los héroes más inesperados. Biel podría ser esa chispa de cambio.

Thalgron, el Dios de la Guerra, golpeó su lanza contra el suelo, su voz resonando como un trueno.



#1203 en Fantasía
#1822 en Otros
#331 en Acción

En el texto hay: juvenil, magia, fantasia sobrenatural

Editado: 02.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.