Fragmento de lo Infinito

Capítulo 47: Ryder el Gran Espíritu Elfo

El entrenamiento había comenzado. Sarah, Ryder y Raizel se encontraban en el centro de un campo abierto, rodeados por el aura de Eldric. Sin previo aviso, su figura se desdobló en tres formas idénticas, cada una irradiando un brillo diferente. Sus miradas se posaron en los tres aprendices y, sin necesidad de palabras, cada uno de ellos sintió un tirón invisible que los llamaba hacia su destino.

Ryder fue el primero en moverse, atraído por un Eldric cuya presencia era tan etérea como el aire antes de una tormenta. Un parpadeo deshizo la realidad y, cuando volvió a abrir los ojos, se encontraba en un vasto desierto de arena blanca, tan pura que cegaba la vista. El sol colgaba inmóvil sobre el horizonte, como un centinela implacable.

—Este es tu campo de entrenamiento —dijo Eldric, su voz resonando con la autoridad de un trueno lejano—. La arena que ves aquí no es común. Es un mar de memorias olvidadas, cada grano es una historia, una vida que existió y se desvaneció en el tiempo.

Ryder tragó saliva, sintiendo que cada paso que daba sobre la arena era como pisar la historia de incontables almas. Inspiró profundamente, y el aire, aunque ligero, se sintió pesado con el peso de la eternidad.

—¿Qué debo hacer? —preguntó, su voz firme, pero con un leve temblor de expectativa.

Eldric sonrió apenas y alzó una mano. De inmediato, una tempestad de arena se alzó como una criatura viviente, girando en espirales voraces.

—Debes aprender a sentir el espíritu del viento —dijo, mientras la tormenta se desataba con furia—. No basta con verlo ni con oírlo. Debes danzar con él.

Ryder cerró los ojos y extendió las manos. El viento le rugió al oído como un león enfurecido, azotando su piel con la caricia ardiente de la arena. Trató de moverse, pero la tormenta lo arrojó de rodillas.

—No lo resistas —dijo Eldric con calma—. Escúchalo.

Ryder respiró hondo. Sus cabellos se arremolinaron, y su corazón latió en sincronía con el caos que lo rodeaba. Lentamente, comenzó a moverse, sus pies deslizándose sobre la arena como hojas en un arroyo. El viento, que antes lo rechazaba, ahora lo rodeaba en un abrazo feroz, pero sin hostilidad.

En ese instante, comprendió. No era una prueba de resistencia, sino de armonía. La arena, el viento y él debían convertirse en uno.

Y entonces, el desierto dejó de ser un enemigo. Se transformó en un susurro, un latido, un compañero que esperaba ser comprendido.

Eldric asintió con aprobación.

—Bienvenido a la primera lección, Ryder. Ahora, el verdadero entrenamiento comienza.

Eldric observó a Ryder con una expresión impenetrable, como si analizara cada partícula de su ser. El viento en el desierto de arena blanca se agitó con fuerza, danzando a su alrededor como si respondiera a una verdad inminente.

—Sé lo que eres, Ryder —dijo Eldric con voz firme—. No solo eres un elfo, ni solo un espíritu. Eres ambos. Y eso te hace único. Tienes la esencia de dos mundos fluyendo en tu sangre.

Ryder bajó la cabeza por un momento. Sus puños se cerraron con fuerza, como si intentara contener un torrente de emociones.

—Es cierto que tengo sangre de elfo y espíritu —dijo en un susurro que se perdió por un instante en el viento—. Pero esa mezcla nunca me trajo felicidad... Solo dolor.

Eldric lo miró en silencio, permitiéndole continuar.

—Mi madre es un espíritu. Mi padre, un elfo. Su amor fue condenado desde el principio. Cuando nací, mi existencia fue vista como un sacrilegio. Los elfos me odiaban. Los espíritus me despreciaban. No pertenecía a ninguno de sus mundos.

Los ojos de Ryder se oscurecieron con la sombra de los recuerdos.

—Mi infancia fue un infierno —continuó, su voz temblando de furia contenida—. Era un mestizo. Y los elfos odian a los mestizos. No importaba cuánto intentara encajar, siempre fui una aberración para ellos. Los líderes elfos, aquellos que supuestamente protegen a su pueblo, decidieron que mi existencia era un error que debía ser corregido.

Su garganta se cerró un instante antes de continuar.

—Intentaron ejecutarme.

El aire a su alrededor se volvió más denso, como si la misma naturaleza sintiera el peso de sus palabras.

—Mi madre y mi padre no pudieron protegerme. Sabían que no podía vivir ni con los elfos ni con los espíritus. Así que tomaron una decisión: me enviaron al Plano Espiritual. Un lugar donde otros como yo podían encontrar refugio. Pero estaba lejos... demasiado lejos. Tan apartado que ni siquiera podía verlos.

Ryder alzó la vista hacia el cielo sin nubes. Sus ojos brillaban con un dolor antiguo, pero también con un destello de esperanza.

—Pasé años en ese lugar, en soledad. No podía ver a mis padres, solo recibía sus cartas. Letras entintadas con amor, pero vacías de presencias. Nunca más pude abrazarlos. Nunca más pude escuchar sus voces. Pero... sé que están vivos. Lo siento en mi corazón. Mi vínculo con ellos es inmenso.

Un silencio se extendió entre ellos. Eldric cerró los ojos por un instante, dejando que el viento arrastrara las palabras de Ryder hacia el infinito.

Finalmente, Eldric avanzó, colocando una mano firme sobre el hombro de Ryder. Su toque era fuerte, pero también reconfortante. Como un árbol antiguo que ofrece sombra a un viajero cansado.

—Ryder —dijo con voz serena—. Tu poder es mucho más de lo que crees. Está dormido, esperando el momento en que finalmente lo despiertes. Tu sangre es la herencia de dos de las razas más poderosas de este mundo. Los elfos, con su conexión con la naturaleza, la magia y la sabiduría ancestral. Los espíritus, seres de misterio, capaces de desafiar las leyes mismas de la existencia.

Ryder sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—Pero... ¿y si nunca puedo despertarlo?

Eldric sonrió, con la paciencia de alguien que ha visto incontables destinos entrelazarse.

—Tienes un potencial que ni siquiera los elfos ni los espíritus pueden comprender. Ellos te temieron, no porque fueras un error, sino porque eres algo que está más allá de su entendimiento. No te preocupes. Yo te ayudaré. Y cuando tus habilidades despierten, el mundo sabrá que Ryder no es un error... sino una leyenda en ciernes.



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En el texto hay: juvenil, magia, fantasia sobrenatural

Editado: 02.08.2025

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