Fragmento de lo Infinito

Arco 5 / "Entre la Luz y la Sombra" - Capítulo 65: El Héroe del Eclipse Eterno

La guerra finalmente había terminado.

Domia, la Emperatriz de Marciler, y la entidad infernal conocida como la calamidad de la desesperación Belcebú habían sido derrotados. El mundo respiraba con dificultad, como un anciano librado de un enorme peso. Y en medio de los escombros, del cielo desgarrado y de las lágrimas de quienes quedaban en pie, Biel regresó.

Sus amigos, al verlo surgir de la grieta del Vacío Primordial, corrieron hacia él sin poder contener la emoción.

Charlotte fue la primera en alcanzarlo, lanzándose como un meteoro envuelto en sollozos para abrazarlo con una fuerza que habría aplastado a un hombre común.

—¡Hermanito! — gritó, enterrándole la cara en el pecho.

Detrás de ella, Acalia y Keshia lloraban a mares. Las lágrimas brillaban en sus mejillas como gotas de rocío bajo el sol.

—¡Gracias por volver, Biel! —sollozó Acalia, sin molestarse en ocultar su emoción.

Keshia, apretándolo también, sonrió entre lágrimas.

—Querido Biel, me da tanto gusto volver a verte...—susurró con una dulzura que derritió incluso el alma endurecida de Ryder.

Raizel y Yumi llegaron también, abrazándolo por los lados, como si temieran que, si lo soltaban, él volvería a desaparecer en las sombras. Yumi, en particular, sollozaba tan fuerte que parecía un pequeño cachorrito abandonado.

Mientras tanto, Sarah y Xantle comenzaban a despertar, parpadeando como quien sale de un sueño demasiado largo. Easton, siempre el más rápido para recuperarse, ya estaba de pie desde hacía rato, con los brazos cruzados y una sonrisa de alivio.

Sarah, al abrir los ojos, vio a Biel rodeado de abrazos y sintió una punzada de felicidad.

—¡Lo logró... venciste a Belcebú...! —dijo, su voz entrecortada.

Pero su expresión se tornó de desconcierto.

—¿Eh? ¿Pero cómo? ¿Qué me perdí?

Xantle, aún medio adormilada, se rascó la cabeza.

—¿Por qué todos están llorando? ¿Qué demonios pasó mientras estaba inconsciente? —preguntó, frunciendo el ceño.

Fue Ryder quien se acercó, agachándose para quedar a la altura de ambas y contárselo todo.

—Se desmayaron cuando Belcebú liberó todo su poder... Pensamos que todos moriríamos. —explicó, su voz seria. —Biel se trasladó a otra dimensión, a la Dimensión Cero, para vencerlo. Temíamos que nunca volviera...

Sarah llevó ambas manos a su boca, sus ojos anegándose de inmediato.

Xantle, usualmente tan ruda, bajó la cabeza, sus hombros temblando.

—¡Si te hubiéramos perdido, idiota...! ¡Nos habrías dejado solas! —gritó, entre sollozos.

Biel, con una sonrisa cansada pero sincera, se acercó y colocó una mano en la cabeza de cada una.

—No se preocupen. Ya estoy aquí. —dijo, su voz firme como una promesa de acero. —No pienso irme a ningún lado.

Entonces, en una escena que pocos podrían olvidar, Calupsu, Nübel y Fuhrich —los antiguos sirvientes de Monsfil— se arrodillaron ante él.

—¡Mi señor, ¡qué bueno que regresó! —exclamaron al unísono, sus voces retumbando como un juramento eterno. —De ahora en adelante, le serviremos en cuerpo y alma.

Biel, rojo de la vergüenza, agitó las manos como si intentara apagar un incendio invisible.

—¡Por favor, levántense! ¡Ustedes son mis amigos, no necesitan arrodillarse! —protestó, sacudiéndose como un gato mojado.

Calupsu sonrió con resignación.

—Comprendo, mi señor. Pero ahora usted ha adquirido todo el poder de mi antiguo amo, Monsfil. Es nuestro nuevo Rey Demonio.

Biel se rascó la nuca, soltando una risa nerviosa.

—¿Ah, era por eso? Bueno...—se aclaró la garganta con teatralidad. —Les ordeno que se levanten... ¡y que sean mis amigos!

Calupsu sonrió de oreja a oreja.

—Está bien, mi señor. —aceptó, pero antes de marchar con ellos, añadió: —Pero debo llevar el cuerpo de Palser al Inframundo. Ese es su hogar.

Biel, con una expresión de sabia tranquilidad que hizo que Keshia se derritiera aún más de amor, respondió:

—No se preocupen por Palser.

Activó su aura, un resplandor que hizo que todos se taparan los ojos. Biel se acercó al cuerpo de Palser, adoptó su forma perfecta de Rey Demonio —una figura imponente, majestuosa, cuya sola presencia hacía vibrar el aire— y extendió su mano.

En un estallido de luz, Biel sacó el alma de Palser y la devolvió a su cuerpo. La escena fue tan impactante que, hasta Easton, conocido por su templanza, soltó un "¡WOAH!" digno de una taberna llena de bárbaros ebrios.

Palser, con movimientos torpes, abrió los ojos.

—¿Qué... qué pasó? ¿No había muerto? —murmuró, desconcertado.

Calupsu se quedó con la boca tan abierta que parecía un pez fuera del agua.

—¡Mil soles y galaxias, ¡puede revivir a los caídos! —exclamó.

Biel soltó una pequeña risa.

—Belcebú me entregó su alma antes de desaparecer. Al decir verdad, Belcebú no era tan malo...—comentó con seriedad. —Su existencia nació de la desesperación de la gente, no de su maldad.

Sarah, confundida, ladeó la cabeza.

—¿Cómo que no era malo? ¡Casi nos mata a todos!

Biel asintió, su expresión tan sabia como la de un viejo anciano bebiendo té en lo alto de una montaña.

—Era una calamidad inevitable... Un eco de la desesperación humana. Mientras exista tristeza en este mundo, Belcebú podrá renacer. Por eso...—cerró el puño, una chispa de resolución iluminando sus ojos. —¡Me haré más fuerte! Para protegerlos a todos ustedes.

En ese instante, el viento sopló, llevando los pétalos de los cerezos cercanos a danzar alrededor del grupo, como si el mismo mundo celebrara su decisión.

Charlotte se río, limpiándose las lágrimas.

—Bueno, hermanito, espero que también te hagas más fuerte para resistir nuestros abrazos aplastantes.

Biel se rio junto a todos, y por primera vez en mucho tiempo, sus risas no fueron forzadas ni empañadas por el dolor.

Era el inicio de una nueva era.

Y Biel, el héroe del Eclipse, estaba allí para escribirla junto a sus seres queridos.



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En el texto hay: juvenil, magia, fantasia sobrenatural

Editado: 02.08.2025

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