Fragmento de lo Infinito

Capítulo 74: Recuerdos Dormidos

La noche se extendía sobre el hogar de los padres de Acalia como un manto tejido con hilos de silencio y estrellas. Las cortinas danzaban al ritmo de una brisa suave, y la tenue luz de la luna se colaba por entre las rendijas, proyectando sombras que parecían guardianes antiguos en reposo. Biel, acostado en un futón sencillo pero cómodo, dormía profundamente, su respiración acompasada como la melodía de un bosque sin tiempo.

Pero su mente... su mente viajaba.

Un pulso leve, casi imperceptible, recorrió su frente. La magia ancestral se activó como una llave invisible girando en una cerradura olvidada. Y entonces, todo cambió.

Su cuerpo seguía dormido, pero su alma... su alma cruzó el umbral.

Flotando en un vacío profundo, Biel descendió lentamente hasta tocar un suelo que parecía no tener textura, pero aun así lo sostenía. Un paisaje de oscuridad majestuosa se extendía por todos lados, decorado con constelaciones flotantes, símbolos demoníacos danzando como luciérnagas negras, y fragmentos de piedra suspendidos en el aire que formaban escaleras hacia ningún lugar. Un lugar entre la vigilia y el olvido.

Frente a él, se alzaba una figura imponente: un trono forjado con raíces de mundos destruidos, llamas congeladas y plumas de bestias ya extintas. Allí, sentado como si nunca se hubiera movido desde el inicio de los tiempos, lo esperaba Monsfil, el Rey Demonio original.

Sus ojos brillaban como lunas sangrientas y su presencia era tan densa que el aire mismo parecía aullar.

Biel dio un paso al frente, sin temor.

Hola de nuevo, maestro. —saludó con una voz suave, pero firme como el acero aún al rojo vivo.

Monsfil esbozó una sonrisa que no era benévola, ni cruel, sino inmensamente antigua.

Hola, Biel. ¿Cómo estás? —Su voz era un trueno contenido, una vibración que hacía crujir el espacio entre dimensiones.

La última vez que conversamos fue hace años… —añadió Biel, cruzando los brazos con nostalgia.

Monsfil inclinó la cabeza, como quien observa a un árbol joven que ha resistido el invierno.

Es verdad… Han pasado tres años desde la última vez que hablamos.

Dime, portador, ¿cómo va tu nueva vida en este mundo que tú mismo creaste?

El joven bajó la vista un momento, como si repasara las memorias aún fragmentadas que habitaban su mente. Luego alzó la mirada con una sonrisa sincera.

Es maravilloso. Es el mundo que deseaba vivir desde un principio. —sus palabras flotaron como pétalos dorados en la oscuridad etérea—. También estoy muy feliz... Mis amigos también reencarnaron. Acalia, Xantle y Easton… ellos están aquí. Volvieron, como me lo prometió el dios del tiempo, Chronasis.

Monsfil asintió con solemnidad.

Me alegro por ti, joven portador. Todo lo que sucedió… es gracias a ti. Así que disfrútalo. Pero ten mucho cuidado…

Su mirada se volvió como la de un depredador que olfatea una tormenta lejana.

Pues como ya te lo dijo el dios del tiempo hace más de 2.000 años… eventualmente tendrás que enfrentarlos.

Biel frunció el ceño. Las palabras de su maestro eran un recordatorio amargo, como una astilla oculta bajo la piel de la esperanza.

Es verdad. En el pasado dejé muchos cabos sin atar.

El entorno tembló ligeramente, como si respondiera a sus pensamientos.

Quienes eran ellos… me atacaron en mi mente. También atacaron a Raizel y Ryder. Pero desaparecieron justo cuando llegué al campo de batalla para enfrentar a Domia. Solo recuerdo que mencionaron que su líder era Molpiur, y que pertenecían a los Ocho Males.

Un silencio pesado cayó, como una losa invisible.

Y también… el paradero de Khios es incierto. No sé si murió o quedó con vida. Y si murió… entonces el alma de Bastian podría haber reencarnado en este presente. Son incógnitas que tendré que resolver con el tiempo.

Monsfil exhaló, y su aliento creó un anillo de fuego flotante que se disipó en cristales negros.

Eres impresionante, joven portador. Tu voluntad es enorme.

Biel bajó la cabeza con modestia. Luego levantó la mirada, sus ojos brillando con curiosidad.

Dime algo, maestro. ¿Qué tanto poder tuyo puedo utilizar en estos momentos?

Monsfil entrecerró los ojos, como quien evalúa una fórmula peligrosa.

Por ahora… solo puedes usar el 25% de la forma imperfecta de Rey Demonio.

Las palabras cayeron como una campana rota. Biel se quedó en silencio por un instante, atónito.

¿Y decir que antes podía utilizar todas las formas de Rey Demonio… y ahora ni siquiera llego a la primera? —preguntó con un suspiro de frustración.

Monsfil no se burló. En su voz no había juicio, solo comprensión.

Te entiendo perfectamente. Pero eso se debe a que ahora solo tienes 10 años. En tu anterior vida viviste hasta los 18. Llegaste a ese mundo a los 17, y en tan solo un año… lograste alcanzar las tres formas. No subestimes lo que eres capaz de hacer con tiempo.

Biel cerró los puños. Su aura tembló levemente como una llama en el vacío.

Está bien… entonces entrenaré mi cuerpo para lograrlo. Aún no recupero todos mis recuerdos. Solo recuerdo que me sacrifiqué para recrear el mundo… pero más atrás… todavía es borroso.

Monsfil alzó una mano. Un remolino de memorias giró en su palma: ecos de batallas, de lágrimas, de risas perdidas y de despedidas eternas.

Tranquilo. Poco a poco irás recordando todo. Y quizá, solo quizá… podrás usar todo el poder de Rey Demonio. Pero por ahora… trata de dominar ese 25%. Úsalo sabiamente.

Biel asintió con respeto.

Eso haré. Bueno… es hora de retirarme. Ya voy a despertar.



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En el texto hay: juvenil, magia, fantasia sobrenatural

Editado: 02.08.2025

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