Fragmento de lo Infinito

Capítulo 89: El precio de la eternidad

Hace mil doscientos años, el mundo conoció la mayor de las guerras. Seis continentes se alzaban entonces bajo un mismo cielo… hasta que la catástrofe los partió en silencio.
Un continente desapareció sin dejar rastro, y otro fue destrozado hasta convertirse en fragmentos dispersos.
De aquel caos nacieron los cinco continentes actuales, testigos de la caída y la reconstrucción de la civilización.

Hoy, sobre los océanos del mundo, flota la isla de Linderfoll, suspendida en el aire como una tierra que desafía toda lógica. Nadie sabe qué fuerza la mantiene arriba ni si algún día volverá a tocar el mar.
A su alrededor se extienden las pequeñas islas del Archipiélago de Hiraeth, restos del antiguo continente perdido. Sus riscos, cubiertos de pinos, emergen del mar como colmillos de piedra.
Su historia, envuelta en olvido, guarda los secretos de una era borrada.

Al sur, extendiéndose como una gran hoja de tierra, yace el Continente Occidental, el más vasto de todos.
Allí, reinos como Vampirion, Sants Smire, Arbolhin, Tryss, Krenor y Nevria prosperan entre el acero y la magia.
En Vampirion, las fortalezas góticas se alzan entre montañas oscuras.
En Sants Smire, el comercio y la política marcan el pulso del mundo.
Arbolhin domina la agricultura con tecnología viva; Tryss construye sus puertos mecanizados sobre los mares; Krenor y Nevria forjan metales raros entre desiertos de fuego y piedra.
El Occidente es un mosaico de tradición y progreso, donde los cristales de energía reemplazaron al vapor, y donde el orgullo de las naciones rivaliza con su poder.

Más allá del mar se encuentra el Continente Oriental, formado por las tierras de Valtoria, Calg e Iskaria.
Es la cuna de lo impredecible.
Bajo las montañas heladas de Valtoria se ocultan laboratorios de alquimistas que fusionan magia y ciencia.
Calg, en el corazón del continente, es un crisol de culturas movidas por vapor y armonía.
Más al sur, las tierras volcánicas alimentan enormes reactores y forjas de magma.
Cerca de ellas yace Iskaria, una nación que resurge de la tiranía gracias a una espadachina que derrocó a Flin Variaska, devolviendo la esperanza a su pueblo.
Y más allá de sus costas, las islas de Falne e Iberoclavic marcan el fin del mundo conocido.

En el sur del mapa se alza el Continente Suroriental, bastión de sabiduría, equilibrio y fe.
Allí se encuentran Claiflor, Marciler, Renacelia, Lunarys, Etheria y otras naciones.
Claiflor domina las cumbres celestes; Marciler guarda templos de piedra y luz; y Renacelia, corazón cultural del mundo, avanza gracias al conocimiento traído por viajeros de otro plano… compañeros del antiguo Héroe del Eclipse.
Más al sur, Lunarys resguarda el conocimiento místico, y Etheria, misteriosa y etérea, emergió de la nada tras la muerte del héroe, como un nuevo amanecer sobre el mar.

Finalmente, en el extremo opuesto del mundo, el Continente Suroccidental se alza como el pináculo de la tecnología.
Tecnoliff, Monotia y Poldran son sus naciones, forjadas en acero y cristal.
Allí, los cielos están cruzados por naves propulsadas por energía arcana, y los campos se iluminan con la luz del éter.
Tecnoliff es la cuna de la invención; Monotia, un valle de fábricas y academias; Poldran, un desierto de metal donde se prueban las armas más temidas.
Son los guardianes del progreso… y también los que más temen su poder.

Así es el mundo actual:
Cinco continentes unidos por la ambición, divididos por la misma energía que podría destruirlos.
Un planeta donde la historia no avanza por los años, sino por los descubrimientos…
y donde cada nuevo brillo deja siempre una sombra detrás.

Actualmente, en Renacelia, en el instituto, Gaudel y los demás están tratando de idear un plan para ir a apoyar a Raizel y Biel.

Acalia miró a los demás con decisión.
—Chicos, debemos ir. Biel y Raizel no podrán solos con ese enemigo.

Gaudel negó con frustración, apretando los dientes.
—Es imposible. Estamos demasiado lejos del lugar y no contamos con la habilidad de volar ni con teletransportación. Si vamos caminando… nunca llegaremos a tiempo.

Sarah golpeó el suelo con el pie.
—¡Rayos! ¿Cómo es posible que Kircle no haya renacido también? Fue de gran ayuda cuando enfrentamos a Domia…

Gaudel suspiró.
—La reencarnación solo fue para los amigos de Biel. Kircle y los demás… tal vez murieron de vejez.

Camila cruzó los brazos, pensativa.
—Oye, Gaudel, ¿con tu ojo mágico no puedes ver las estadísticas de los demás?

—Sí —respondió él—, pero actualmente no puedo hacerlo a gran escala. Solo de individuo a individuo… me tomaría mucho tiempo verlas todas.

—Eso es un gran problema —dijo Camila, frunciendo el ceño—. Bueno, entonces, si no intentamos nada, no podremos ayudar a Biel.

En ese momento, Easton se incorporó lentamente, sobándose la cabeza.
—Podríamos usar la vía tecnovial, pero las líneas vehiculares no conectan con ese lugar.

Sarah lo miró sorprendida.
—¡Oye! Creí que habías muerto después de ese golpe de Acalia y Camila.

Easton levantó un dedo con solemnidad.
—Sí, vi una luz al final del túnel, y cuando iba a pasar por allí… sin previo aviso regresé. Creo que soy un elegido.

Gaudel no pudo evitar reír.
—Jajaja, sí que me haces reír, Easton. Te pasan cosas muy random. Pero, dejando las bromas… las probabilidades de ayudar a Biel y Raizel son muy bajas.
Hizo una pausa, frustrado.
—Diablos, ¿cómo es posible esto? Se supone que soy un estratega, pero en estas circunstancias no puedo idear un plan.

Acalia le puso una mano en el hombro.
—Tranquilo, no te preocupes por eso. Tú eres muy importante para este grupo. Eres el estratega que lideró la batalla en Lunarys contra Domia. Fue increíble.

Gaudel esbozó una leve sonrisa.
—Gracias, Acalia.



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En el texto hay: juvenil, magia, fantasia sobrenatural

Editado: 12.11.2025

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