En aquel punto donde las lágrimas no brotan, es en donde estamos perdidos.
Si ya no sentimos nada el uno por el otro, entonces, ¿qué estamos haciendo?
Si el dolor sentido ya no es porque no queremos perdernos, entonces, ¿qué sentimos?
Si los momentos en silencio ya no son buenos, entonces, ¿por qué no decimos algo?
Si estamos acorralados en nuestros deseos, ¿deberíamos seguirlos?
Si tu camino no es el mío, entonces no hay porqué recorrerlo.
Y si tenernos juntos no sirvió de nada, mañana lo sabremos…