Te expongo mi alma, esta que me parece vacía y sin valor alguno.
Te expongo la piel desnuda de mis miedos y los labios entreabiertos de mis sueños.
Te expongo mi alma, esta que arde con el dolor de la desesperanza y que espera algún día encontrar brillo en las estrellas.
Te expongo la carne abierta de mis inseguridades y los gritos que emanan de ellas.
Te expongo mi alma, esta que ya no es por completo, pero aún queda.