CAPÍTULO 11 — VOLVER A CAER

Dos días después, me manda un mensaje.

-“¿Podemos hablar?”-

No lo pienso. Solo tomo mis cosas y corro a verlo, con el corazón desbocado. Nos encontramos fuera de los salones, en el pasillo donde solíamos esperar a que empezaran las clases.
Él está recargado en la pared, con esa mirada que me derrite y me confunde al mismo tiempo.

—Perdón —dice de pronto, sin rodeos.
Yo lo miro, intentando adivinar si lo dice en serio o solo porque me siente distante.
—¿Por qué haces esto? —susurro—. Me lastimas y luego vuelves como si nada.

Da un paso hacia mí, tan cerca que casi puedo sentir su respiración.
—Porque no puedo dejarte.

Esa frase me desarma.
No sé si es amor o costumbre, pero sus palabras tienen algo que me arrastra.
Su mano roza la mía, suave, insegura, y de pronto ya no hay distancia, solo calor. Me besa.
Ese beso es diferente. Tiene rabia, deseo, necesidad.
Y aunque sé que debería apartarme, no puedo.

Nos separamos apenas unos centímetros y él murmura:
—Te extrañé.
—Yo también —respondo, sin pensar, sabiendo que en cuanto vuelva a sonreírme, voy a caer otra vez.

Y caigo.

Porque en su mirada encuentro ese vacío que se parece al mío.
Porque por más que duela, hay algo entre nosotros que no sé si quiero curar… o seguir sintiendo.