A veces sueño con ella.
No con la ciudad en ruinas, ni con el cielo que respira, ni con la grieta que divide la plaza central.
Sueño con mi abuela.
Decía que antes el tiempo era una línea.
Que las decisiones dolían menos. Que la culpa tenía un nombre, y el futuro, un horario.
Que existía algo llamado “historia”, y que uno podía leerla como quien sigue un mapa.
Yo nací después del nuevo orden. En el filo de dos versiones de mí mismo, y hay días en que me despierto recordando cosas del otro.