Fragmentos De Un Alma Rota

CAPÍTULO 4: LO QUE DA DE SI UNA SIMPLE NOTA

 

Bueno, aquí estamos, a mediados de mi segundo año de instituto

Bueno, aquí estamos, a mediados de mi segundo año de instituto. Otro año más consumida en la soledad, la tristeza y el aislamiento. Otro año, en donde mi autoestima y autoimagen bajan otro escalón de una escalera imaginaria.

Después de saber que mi beso con Pablo había sido por una apuesta, me hice a mi misma la promesa de no volver a confiar en alguien a la primera. Por lo que Pablo, no solo robaste mi primer beso, sino también mi confianza en las personas. Y si, lo has adivinado, vuelves a ser un protagonista de mi historia; pero uno secundario. En cambio tú Mike, eres el verdadero protagonista de la cuarta historia.

Esta historia tiene como detonante mi beso con Pablo, que derivó en una nota propuesta como una especie de juego, por vosotros los chicos. En dicha nota, añadisteis varias categorías: mejor cuerpo, mejor culo, mejores piernas, mejores tetas, mejores labios...; con el simple objetivo de divertiros. Ninguna de las chicas de 2º A fuimos conscientes de la nota; por lo que eso os daba como más poder para actuar y probar vuestras hipótesis, palabras, sugerencias.

Esta cuarta historia, como ya comenté con anterioridad surge a partir de una nota. Una nota en la que me votasteis como la chica con los mejores labios y pechos. Seguramente pensasteis que me hacíais un favor, o que yo me pondría a dar saltos de alegría si me llegase a enterar. Os diré que no fue para nada así; además deberíais valorar/apreciar a una persona por como es interiormente y no externamente. No somos objetos, sino seres humanos, por lo que en ocasiones vuestros comentarios, opiniones pueden dañarnos y en mi caso también perjudicarnos.

Era un día lluvioso del mes de enero, cuando decidisteis hacer esa nota, por puro aburrimiento, dado que recién habíamos regresado de las vacaciones de Navidad. Tu Pablo, por lo visto fuiste quien me votó por la de los mejores labios. Seguramente pensaste que eso arreglaría lo de que me besaras por una simple apuesta; mientras que el resto en gran grupo me votasteis como la chica con las mejores tetas. ¿Qué como me enteré de esto? Muy fácil, ser la marginada tiene sus ventajas y estas son que pasas desapercibida; lo cual te permite escuchar conversaciones ajenas, aunque no quieras. No os podéis ni imaginar la de secretos que he escuchado a lo largo de estos cuatro años. Secretos que en ocasiones me encantarían haber desvelado; pero que no lo hice por el simple hecho de que esperaba que vosotros mismos lo contaseis.

Enero llegó a su fin y pronto comenzó febrero, el mes del amor. Todos sabéis que el 14 de febrero es el día de los enamorados. En nuestro instituto existe la tradición de recaudar dinero para donar a la beneficencia. Cada clase realiza una serie de actividades con el propósito de recaudar la mayor cantidad de dinero. Ese año, por mayoría absoluta, decidisteis hacer un sorteo de citas. Los chicos pagaban por tener una cita con las chicas y viceversa.

Tú Mike, pagaste por mi una considerable suma de dinero; aunque para ti tal cantidad sería calderilla. Tan pronto vi tu mirada clavada en mi supe que no tramabas nada bueno; pero no podía negarme, porque de hacerlo cancelarías tu donación.

Esa misma noche de San Valentín me invitaste a cenar a tu lujosa casa, advirtiéndome de que llevase un traje de baño para así probar el jacuzzi nuevo. Decidí no llevarlo porque obviamente aquello me resultaba sospechoso. Cuando llegué a tu casa me abriste la puerta en albornoz y con tu bañador ya puesto. Tu idea era que no renunciara al jacuzzi de ninguna manera.

- Has llegado ¿Has traído el bañador?-me preguntaste nada más llegar. Yo negué con la cabeza,con la esperanza de que cambiaras de idea y te cambiaras-Bueno, no pasa nada, mi hermana tiene muchos, por lo que no creo que le importe que le robemos uno. Voy un momento a buscar algunos. Aguardame en el salón mientras.

-Mike, la verdad es que no me apetece lo del jacuzzi.

-Acaso ¿Tienes miedo? no te voy ha decir nada por lo de la cicatriz.

-Lo de la cicatriz es mentira. Nunca me operé.

-Entonces no tienes porque avergonzarte de nada.

Esas palabras se clavaron en mi interior dado que si fuese el caso de tener una cicatriz ¿Debería sentirme avergonzada? En este mundo no hay nadie perfecto, todos tenemos nuestras inperfecciones ; que en ocasiones nos hacen bellos/as.

Te esperé en el salón sentada en un sofá de cuero negro, y cuando regresaste venías cargado con varios trajes de baño.

-Elige el que prefieras. El baño está al final del pasillo a tu derecha. Te aguardo ya fuera. No tardes mucho.

Cuando entré en el baño y vi los bañadores que habías escogido, no sabía en donde meterme dado que todos se veían demasiado atrevidos para mi gusto. Se notaba que los habías escogido adrede, como una venganza ante el hecho de que en principio me había negado a lo del jacuzzi. Al final me decidí por un bañador blanco, con cordones adaptables en el pecho; dado que de todos era el que más tapaba.



#28117 en Otros
#8899 en Relatos cortos

En el texto hay: drama, bulimia, acoso escolar

Editado: 04.03.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.