Fragmentos De Un Alma Rota

EL VERANO DE NUESTRAS VIDAS

El segundo año de instituto había oficialmente terminado, dando paso al que sería mi mejor verano.

Pasé tardes enteras disfrutando de la compañía de Lorena y Daniel, quiénes se habían convertido en tan poco tiempo en mis mejores amigos. Juntos, los tres, nos apoyábamos en los momentos más difíciles; como si de olas gigantes habláramos, derrumbando las barreras que los comentarios de los demás, nuestros propios sentimientos... iban construyendo a nuestro alrededor.

Son muchas las tardes que disfruté en vuestra compañía; pero si tuviese que elegir una en concreto, sería la vez que asistimos a la playa de La Malvarrosa. Por primera vez, gracias a vosotros, me sentí con la fuerza suficiente para vestir un bañador sin sentirme avergonzada por mi aspecto. Estuvimos gran parte de esa tarde del mes de agosto tumbados en las tumbonas bajo las sombrillas, disfrutando del calor abafante.

-Adoro sentir el sol en mi cara, es como si me llenase de energía.

-Claro, como tu no te quemas. Eres afortunada por ser morena; pero las que somos pálidas cual Drácula nos ponemos rojas. Más nos vale poner una buena dosis de protección solar-Eso fue lo que dijiste Lorena al tiempo que empezaste a esparcir una buena dosis de crema solar factor 40 sobre tu blanca piel-Daniel-gritaste luego-Deja ya de estar metido dentro del agua que vas ha salir más arrugado que una uva pasa, y pasa a ponerte protección solar.

A continuación saliste del agua, con el pelo todo mojado y con tu torso desnudo por el cual se deslizaban pequeñas gotas de agua que se fueron evaporando como fruto del calor. Te acabaste sentando en la tumbona, en la cual te empezaste a sacudir como un perro mojándonos a las dos.

-Serás zopenco. Acababa de echarme la crema justo ahora, y seguro que gracias a don perfecto se ha ido. Tendré que volver a echármela de nuevo

-Mujer, eres más pesada que una vaca en brazos con el tema de la crema solar. A este ritmo te acabas el bote que recién estrenaste. Además, que manía tienes con pasarte toda las tardes que venimos a la playa en una tumbona. Ven, sal a nadar y disfrutar del agua por lo menos una vez. Hace un calor insoportable para estar seguido debajo de la tumbona.

-Ni de broma me meto en el agua. ¿Quieres que se me vaya toda la crema?

-Desisto de ti, eres un caso imposible. Valeria, dime que por lo menos tu vienes.-Me miraste con unos ojos de cachorrito tierno, que no pude resistir. Al final agarre tú mano y me quité el vestido que me cubría, dejando a la vista el bañador que me había comprado. Era un bañador aguamarina de tirantes y estampado tropical.

-Vamos a refrescarnos. Creo que va siendo hora. Hacía tiempo que no venía a la playa.

-¿En serio me vais a dejar sola?-Preguntaste, sacándote las gafas del sol de los ojos de manera dramática.

-Si te has quedado más sola que Laúna ha sido por tu propia decisión Lorena.

- Daniel ¿Porque eres tan malo conmigo?

-Yo no estoy siendo malo,sino realista.

-Venga, Lorena, anímate, seguro que lo pasamos bien.

-Está bien, ya voy, pero conoceréis mi ira si me quemo.

- Con la gran cantidad de crema solar que llevas puesta, si te caes al suelo y das vuelta y vuelta parecerás una croqueta.

-Pues menos mal que estamos sobre la arena, llegamos a estar sobre baldosas y se deslizaría ella solita hacia el mar sin tener que empujarla, en plan una niña cuando baja por el tobogán.

-Cerca hay un parque infantil podemos realizar un experimento. Observaremos si es capaz de frenar o si por culpa de la crema se desliza sin fin sobre este.

-Ya dejad de meteros conmigo. Desde luego cuando os juntáis en contra mía sois de lo peor.

Al final, los tres terminamos en el agua, disfrutando de esta y de la frescura que nos aportaba. Realizamos varias competiciones de natación, consursos de salpicaduras, jugamos con la pelota hinchable. A medida que el cielo se fue oscureciendo, dejando paso a las luces de atardecer, salimos del agua y volvimos a nuestras tumbonas, en donde dejamos que el paso del tiempo nos secara.

Una vez secos recogimos todo y nos dirigimos a una tienda de Smoy, en donde cada uno se pidió el suyo con su topping, pero al final todos probamos el de todos. Cuando salimos los tres de la tienda, cada uno con su helado, descubrimos una pequeña tienda en la que decidimos entrar. En ella, nos enamoramos de unas pulseras hechas de cuero con una chapa de plata en la que podíamos grabar nuestro nombre. Desde ese día se convirtieron en nuestro símbolo de amistad, y nunca llegamos a quitarlas; pues representaban el mejor verano de nuestras vidas.

-Por cierto Valeria, espero que empieces a comportarte mejor conmigo; dado que en setiembre seremos compañeras de instituto- Me comentaste Lorena, poniéndote nuevamente las gafas de sol sobre tus ojos verdes. Aquella sin duda fue la mejor noticia desde hacía tiempo.



#28123 en Otros
#8900 en Relatos cortos

En el texto hay: drama, bulimia, acoso escolar

Editado: 04.03.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.