Bueno, aunque seguramente muchos de vosotros no quieren escuchar esta historia porque sabe cómo va a acabar, vais a tener que oírla. Os puedo garantizar que el dolor que sentiréis seguramente no se puede equiparar al que sintió Lorena, su familia, su antigua pareja, o al que sentimos yo y Daniel. ¿Y sabéis por qué?, porque vuestro dolor se reparte entre muchos; pero el nuestro no.
Nuestra historia comienza en el segundo trimestre del 3º año. Daniel, Lorena y yo habíamos pasado las navidades juntos, quedándonos por turnos en nuestras casas o en el hospital tras nuestras reuniones con la psicóloga/orientadora. Os puedo decir que fueron las mejores navidades de mi vida. El mejor día de todos fue el de fin de año. Todas las familias nos juntamos para celebrar la entrada al año como una nueva y gran familia. Lo celebramos en la casa de Daniel. Todo estaba perfectamente decorado con demasiadas guirnaldas, luces y adornos de navidad; pero en palabras de su abuela había que celebrar la entrada al nuevo año por todo lo alto y sobre todo el hecho de que su nieto después de mucho tiempo había vuelto a reír. Nos comimos un enorme pavo preparado a la orange con cachelos entre todos, y luego de postre la famosa tarta de la abuela. El chocolate dibujó en Lorena un simpático bigote, que todos advertimos en aquel comedor.
-Miradme soy Hitler y os ordeno que me cortéis otro cacho de tarta-Las bromas de Lorena hicieron de la velada mucho mejor de lo que realmente ya era. Su carácter divertido y alegre contagió a todos, haciendo que simulásemos que éramos Hitler.
Cuando llegó casi el momento de las campanadas, se puso a quitarle las pepitas a las uvas una por una y a seleccionar las más pequeñas.
-Eso es trampa Lorena.
-Con trampas en ocasiones se consigue ganar querido Daniel. Además, si lo hago es para no atragantarme. ¿No querrás ver a tu amiga morada verdad? El morado no me favorece en absoluto. En cambio vestida de rojo gano mucho-Dijo Lorena guiñándole un ojo-Aunque seguro que Valeria se ve mejor en rojo gracias a su piel morena.
-¿Y ahora que tiene que ver eso con las uvas?
-Absolutamente nada querida amiga; pero ese discurso me ha servido para distraeros lo suficiente y que no me cambiaseis mis preciadas y bellas uvas. Ahora me voy a ver las campanadas. Adios bellos-Y con esas palabras se sentó en el gran sofá del salón en donde ya estaban todos sentados con la televisión encendida.
-¿Cómo es que siempre se sale con la suya?
-Es Lorena Daniel.
Al final nos comimos las uvas todos y cuando terminaron las campanadas los tres salimos al exterior, al jardín de atrás de Daniel. Nos sentamos sobre el césped a contemplar las estrellas, y durante un tiempo reinó el silencio. Este se vio interrumpido por la que resultó ser la vecina de Daniel.
-Feliz año vecino-Oímos tras la vaya de madera que separaba la casa de Daniel y de su vecina.
-Feliz año Rina. Te presento a mis amigas: Lorena y Valeria.
-Hola chicas, encantada de conoceros. ¿No salís hoy?
-Ya hemos salido en realidad, al menos de casa.-Dijo Lorena guiñándole un ojo.
-Cierto. Os importa si os acompaño. En mi casa están empezando a rular el alcohol y dentro de poco empezarán a cantar por los codos. -Todos asentimos, y a continuación subió una de las tablas de madera de la vaya y cruzó al jardín. Se sentó a nuestro lado, como una más del grupo, y a decir verdad desde ese día se convirtió en nuestra amiga.
Con el paso de los días Lorena y Rina empezaron a quedar muy a menudo. Veía a Lorena rebosante de alegría cada vez que quedaba con Rina.
-No te imaginas lo feliz que me siento cuándo salgo con Rina. No me juzga por haber tenido anorexia. Le gusto como soy y a decir verdad ella me gusta mucho. Creo que hoy me confesaré ¿Qué mejor día que San Valentín para hacerlo no? Me confesaré en el puente del parque al anochecer, cuando las estrellas ya sean visibles como rememorando el día que nos conocimos.-Me dijo el mismo día en que empezaron a salir. Ambas eran muy felices; pero vuestros malditos comentarios rompieron esa belleza.
Por las vacaciones de carnavales las visteis juntas. Ambas iban disfrazadas a juego por decisión propia. Se pasaron muchos días decidiendo de que ir disfrazadas, para que al final un día que debe considerarse divertido terminase en lágrimas.
Lorena se presentó en mi casa todavía con su disfraz, traía el maquillaje corrido por culpa de las interminables lágrimas que brotaron de sus hermosos ojos. Nunca había visto a Lorena llorar hasta ese día, por lo que me temí lo peor. Por un momento llegué a pensar que le había pasado algo a Rina; pero las palabras de Lorena me confirmaron que los culpables fuisteis una vez más vosotros. Siempre sois vosotros, pero más concretamente fuisteis vosotras: Melody, Marina y Mina. Las tres M. La misma letra con la que se escribe maldad.