Fragmentos De Un Alma Rota

SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES

La anterior historia acabó con la trágica y fatídica muerte de Lorena, como seguramente bien recordáis. La que viene a continuación hablará de su entierro, en el cual ni siquiera  pudistéis guardar velo.

Fue en un bonito día de mayo. El sol estaba en lo alto del cielo iluminando todo a su alrededor. Parecía querer decir que no estuviésemos tristes; pero como no estarlo cuando mi sol se había ido. Lorena era una luz brillante e incandescente, un torbellino que siempre conseguía alegrarte el día. Era el arco-iris en los días de lluvia, el helado en los días calurosos, el aprobado en los exámenes complicados. En fin era la alegría que me arrebatasteis.

Al entierro acudieron muchísimas personas, incluso gente desconocida. Siempre suele llamar la atención de la muerte de un ser joven, y más si se suicida. La gente acude en manada para conocer todo detalle que se el haya podido escapar. En ocasiones, como era esta, me gustaría que esas ansias de saber no existiesen. Preferiría que al entierro solo acudieran las personas que la conocían de verdad.

En el momento antes de sepultar su cuerpo bajo la tierra fértil, sus padres desgarrados por el dolor fueron incapaces de pronunciar unas palabras de despedida para su hija. ¿Realmente merecieron perder a su única hija así? La respuesta es no. Ningún padre debería ver como entierran a sus hijos; y sin embargo, los padres de Lorena tuvieron que pasar por eso.

Vertida la tierra sobre su ataúd de madera de roble blanco, su árbol favorito, dejamos sobre esta varias rosas amarillas. Amarillas para representar esa alegría y luz que la invadían.

Al terminar el entierro Daniel y yo nos quedamos juntos, asimilando todavía la realidad sin poder creerlo. Nos dirigimos a un pequeño bar, en donde nos sentamos en silencio en una pequeña mesa de madera con varios nombres gravados. Ambos nos pedimos unas tilas, para tranquilizarnos y entrar en calor. A pesar del buen tiempo que hacía fuera, nuestros cuerpos estaban helados, como fruto de un vacío que se había producido en su interior. La tristeza que reinaba en nuestro interior era tan grande que las palabras no querían salir de nuestras bocas. La expresión oral había desaparecido para mostrar solo la gestual, suficiente para saber nuestro estado anímico. Dejé apoyar mi cabeza en el hombro de Daniel, como fruto del cansancio acumulado durante las últimas horas. Su mano cálida y dulce acariciando mi cabello fue lo único que me consiguió consolar en aquel momento. Todo era real, Lorena se había ido. Había dejado un vacío existencial en este mundo.

Pasamos un buen rato en el bar, no queriendo regresar a nuestros hogares, seguramente por miedo a que mañana alguno de los dos apareciese muerto. Eran las 18:13 minutos cuándo varios de vosotros entrasteis al local. En él con vuestros comentarios deshonrasteis la memoria de Lorena; y no sabéis, no os podéis llegar a imaginar las ganas que tuvimos Daniel y yo de contaros toda la verdad. En aquel entonces no fuimos valientes, pero en este mismo instante si lo soy y por eso os estoy contando todo. Puede resultar algo macabro o de mal gusto por mi parte; pero mi objetivo es que esta historia no se vuelva a repetir.

La verdadera historia de Lorena es que como fruto de todos vuestros comentarios y acciones que derivaron que perdiera a su pareja, acabó con una gran depresión. También deciros que la anorexia apareció de nuevo en ella en el segundo trimestre, a causa de vuestros comentarios. Todo eso en conjunto fue lo que causó su muerte.
Lorena no estaba delgada por miedo a parecerse a mi como dijisteis en aquel bar, lo estaba porque una enfermedad la carcomía por dentro. No se suicidó por el hecho de no sentirse querida, pues estaba rodeada de personas que la amaban. Lo hizo por vuestra culpa, y por las incesantes quebraduras que le causasteis en su alma.

Hoy en día, estoy segura de que si muchos viesen vuestra alma corrompida se darían la vuelta como fruto de un estado nauseabundo. La hediondez que desprendéis es tal, que  asemeja que algo está podrido en vuestro interior. No obstante, nadie se ha percatado de ello, o simplemente disimuláis para apoyaros entre vosotros, pero...¿Cuánto más podéis soportar? Mi idea con estas historias es que digáis toda la verdad, que confeséis y veáis como realmente sois, porque lo cierto es que Lorena se merece eso y sus padres también.

Aquí termina la novena historia. Otra historia que causó una nueva fractura en mi alma.

 



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En el texto hay: drama, bulimia, acoso escolar

Editado: 04.03.2019

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