Tras la muerte de Lorena, Daniel y yo nos habíamos vuelto más unidos. Teníamos miedo de que alguno de los dos acabase dejando este mundo de la misma forma que Lorena lo había hecho.
Los dos nos apoyamos mutuamente; pero aun así el vacío que Lorena había dejado en nosotros era irremplazable. Jamás seremos capaces de cubrir esa herida, pues Lorena nos había marcado profundamente.
Ese verano lo pasamos juntos. Eran contados los día que no nos vimos. Cuando no estábamos juntos, estábamos en el psicólogo tratando de asimilar todo lo ocurrido. Perdí la cuenta de las sesiones con este ya hace tiempo. Creo que ya tiene memorizado mi rostro y mis gestos. Son tantas las horas que pasé con mi psicóloga, que jamás podríais acertar el número exacto. Horas y horas perdidas, pues el vacio, el dolor, la tristeza no daba desaparecido. Mi único consuelo era saber que Lorena ya no sufriría más.
Es irónico como la muerte de un ser querido puede hacer que te unas tanto a alguien, hasta el punto de parecer una sombra de este. Eso es lo que nos había pasado a Daniel y a mi. Cada mañana y cada noche antes de dormirnos, intercambiabamos momentos divertidos que pasamos al lado de Lorena. Nuestra idea era no olvidarla, recordarla para siempre, pues eso era lo que se merecía.
La tristeza nos provocó un gran retroceso en nuestros avances. Yo me volví a refugiar en los alimentos, y Daniel cada día recordaba la muerte de sus padres. Ese hecho hacia que temiese que sus seres queridos desaparecieran de un día para otro. El chico que había conocido en el hospital desapareció, para dar lugar al Daniel roto. En realidad ambos lo estábamos, y eso hizo que nuestra amistad fuese tan fuerte.
Sin Daniel...Daniel ha hecho que haya aguantado todo este tiempo. Ha sido mi pilar, mi sustento, mi roca. Siempre ha estado a mi lado, apoyándome, consolándome después de que volviéseis a abrir más brechas en mi corazón. Lamentablemente, todo tiene un límite. El dolor que hay dentro de mi corazón en este instante es tan grande que ni siquiera Daniel o mi familia pueden aliviar. Solo un milagro puede sanarme. Solo un milagro puede hacer que no tome la decisión más complicada de la vida.
Sinceramente, creo que mi dolor es más que justificable a estas alturas;sin embargo aún faltan dos historias más. Dos historias que terminaron con mi alma definitivamente.
En este momento, mientras os cuento esto, aguardo el milagro que me salve; pero el tiempo va pasando con cada historia que os cuento, y este no llega. ¿Quién sabe? Quizás mañana sea yo la que deje un vacío en este mundo. Siento en mi ser que debe ser así, porque parece la única solución viable a que os percatéis de todo el daño que vuestras palabras, gestos, actos han causado. He escrito ya los pros y los contras de mi muerte en una de las hojas de mi libreta de literatura. Ya he leído varias veces esa nota, intentando quitar más contras; pero no los encuentro, todo es en valde. Los pros ganan, y juegan en mi contra, y aunque todavía no os percatéis también en la vuestra. Si hoy decido acabar con todo, al menos sabré que vosotros sabéis cual fue el motivo, motivos más bien. Me iré con el alma rota si, pero al mismo tiempo tranquila al saber que quizás esté impidiendo que mi historia y la de Lorena se repitan.