Fragmentos de un Mundo Roto - La Ciudad Perdida

Episodio 9 - Una Invitación Especial

Libros, traen información de todo tipo, algunos contienen cuentos, otros historias ¿Cuál es la diferencia? Al ver este lugar, me hizo pensar que muchas fabulas podían llegar a ser reales.

Y respecto a la historia, tenemos lo que parece ser un modelo feudal, he visto el sufrimiento de algunas personas, la muerte y desnutrición incluso con comida abundante, entendería que la gente se matase por obtener las necesidades más básicas.

Pero ¿Cómo puede ser que la gente siga en una situación desfavorable? Puede que algo este podrido en este lugar, todo indica ser el rey que se hace llamar “El misericordioso”, o tal vez la naturaleza humana sigue siendo un misterio caprichoso.

Ayer en la calle, se acercaron a mí, mencionaron que les llamaba la atención verme con un diario entre manos, diciéndome que tal vez la biblioteca me sería de gran interés, pero para eso debía hablar con su bibliotecaria e historiadora de la ciudad, que casi nunca se pasa por la plaza central y encima cuando preguntaba su nombre me decían que ni lo sabían, con suerte algunos pocos les sonaba lo de la biblioteca en sí. Por ocasiones se rumorea de lo que podría albergar, siendo que en los últimos años ha cerrado sus puertas al público por el Misericordioso y fue esa misma clausura la que provocaba morbo.

Algo que puedo decir con certeza es que la mayoría de las personas aquí deben ser analfabetas debido a que son iletrados ¿Qué gana el Misericordioso haciendo esto? ¿Acaso tiene algo que ocultar o quiere mantener a la gente ignorante y temerosa de su régimen?

Estaba cuidando el almacén de subsuelo como de costumbre, Taleh siempre se alegra de verme al volver a casa, no sé si es que esta contento por irse a dormir o si es que me estoy ganando su confianza.

En eso, la puerta de madera empieza a ser golpeada una y otra vez con mucho rencor.

—¡ATIENDEEEE! —Me grita Taleh desde la cama, mientras escucho como patalea para hacer ruido.

—¡Ahí voy!

Al abrir la puerta, esperaba un guardia, pero en vez de eso me topo con una figura robusta y con una cara amargadamente seria.

—Tengo un mensaje para ti, muchos han visto que eres de los pocos que saben escribir, o eso parece, no sé, no es algo que me interese, la cosa es que si estas interesado en ir a la biblioteca debe llenar esta carta para tener una autorización.

—Nassoumi, ¿No? ¿Cómo sabías que estaba interesado en esto?

—Uno de los trabajadores dijo que conoció a alguien con túnica estropeada o algo así, era evidente que se trataba de ti, me pidió que haga esto, pero estoy segura que no te interesa.

—No sí, claro que me interesa.

—¿En serio? —Cierra los ojos y suspira—. Solo me das más trabajo, pero tal vez seas de utilidad si es que te aceptan, así que toma la carta y anota lo que esta ahí ¿Tienen para escribir?

—Sí ¿Quieres pasar?

—Eh, no, esperare aquí mismo.

Entro con cautela a donde estaba Taleh, pues ahí era el único lugar con cosas para anotar.

Al abrir el sobre donde estaba la carta, leo algo así como;

«Por orden de la autoridad competente del Misericordioso, certifico que (………..) tiene autoridad para ingresar a la biblioteca de la ciudad el día 5 de marzo.»

La carta parecía estar escrita por una especie de máquina, como la de los libros que algunas veces habían sido impresos, pues era complicado suponer que eso fue hecho a mano, excepto por la fecha en la que si se notaba que tenía un especio que fue llenado con posterioridad.

Aparte, por primera vez me doy cuenta que utilizan el mismo calendario que conocía salvo que no expresaba el año en él, aunque en lo que a mi respecta, eso es cosas de granjeros o gente con una rutina que sea algo más que vigilar que no se lleven piedras de un depósito, es que en serio, no entiendo como hay gente sin trabajo siendo que ando viviendo de esto.

Agarro el calendario que tengo a mano rebuscando entre las cosas tratando de no hacer ruido para no despertar a Taleh hasta que me doy por vencido, que sea el día que tenga que ser.

Pongo mi nombre, lo meto en su sobre y salgo a dar la carta a Nassoumi.

Al salir del lugar, veo que ella andaba apoyada en una pared en la otra esquina que daba frente al almacén de subsuelo, viendo para los dos lados, pero al oírme a mi mueve su mirada hacia mis ojos.

—¿Y bien? —Me pregunta mientras acerca con la mano extendida.

—Aquí esta, aunque… Quería preguntar dos cosas antes.

Pestañea rápidamente mientras baja el brazo;

—Habla.

—¿De quién es la autorización?

—Mía.

Esa respuesta me agarro por sopresa, contuve mis ganas de echarme para atrás.

—¿Te relacionas con el Misericordioso?

—Un poco osada tu pregunta, no soy capataza por no conocer a nadie como tú, pero si te refieres a si tengo cierta independencia; Sí, la tengo, la suficiente para autorizarte ir a la biblioteca y hacerme cargo de ello.

—La otra es que… No sé el día en el que estamos.

—¿Es en serio? ¿Por qué firmaste? —Inquiere mientras da un paso atrás, con un rostro que lo único que mostraba era decepción en cierta manera.

—Porque no quería hacerle esperar.

—Mira, hoy es el 19 de febrero, a ver. —Empieza a dibujar una línea imaginaria con sus manos—. Faltan… uno, dos, tres, seis, diez, doce… Catorce días.

—¿Dos semanas?

—Sí, dos semanas. A ver, no te hagas el sabiondo ahora.

—No no, para nada, solo quería confirmar la fecha.

—Bien, por otra parte —Nassoumi suspira, parece que era algo complicado de decir—. Sé que Taleh es el que te vigila. Pero necesito preguntarte si sigue consumiendo drogas como hacía hace un tiempo antes de que el Misericordioso lo prohibiera.

“¿Así que era por eso que vino?” Pensé, pero no es como si ahora me interesen las motivaciones que tenga ella.

—¿Sabes? Hace no tanto me preguntaron si me encontraba drogado o algo así, pero no sé qué significa.

—Ja, haces preguntas de niño. —Me responde mientras sonríe.




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