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Otro día, otra ausencia.
Aunque dejo que las personas me vean,
resulta que nadie me encuentra,
es como si no vieran quién soy.
No ven que me estoy hundiendo,
que me siento un desperdicio,
que ya no siento.
Intento valorar los recuerdos,
y hasta el pasado parece incierto;
pero resulta que no es tan fácil olvidar,
aunque se me hace imposible recordar
cuando era feliz, cuando dejaba de ver
todo de color gris.
Cuando eran matices los diferentes colores,
cuando disfrutaba de las canciones,
cuando una película me emocionaba,
cuando reía y nacía un hada.
Cuando distinguía las estaciones,
cuando percibía los olores,
cuando todo era tan sincero
antes de que mi mente fuera el barco
y mi corazón el hielo.
Y todos sabemos quién se va a hundir,
porque aunque el corazón no sienta, no deja de latir;
pero la mente no sabe nadar.
Busco el salvavidas que me haga flotar,
pero cuando al buzo le falta aire,
lo único que le queda es sumergirse.