Fragmentos del Corazón

Capítulo 5: Soledad acompañada

Capítulo 5: Soledad acompañada

Luna se despierta temprano, como es costumbre desde que se convirtió en madre. La casa está silenciosa, pero no vacía. Su hijo duerme en su habitación, su respiración tranquila y serena. En el pasillo, las luces suaves del amanecer se filtran entre las cortinas. Es un día más, uno de esos en los que todo parece continuar su curso, pero el alma de Luna no puede evitar sentirse cargada. Los recuerdos de Kai no desaparecen, aunque él ya no esté en su vida de manera física.

Ella va a la cocina, toma una taza de café con leche y se sienta frente a la ventana. Esas pequeñas rutinas que le daban un sentido de normalidad ahora son las que la mantienen a flote. Mientras observa el sol elevarse, algo en su interior la empuja a mirar hacia atrás. Durante el embarazo, las noches fueron largas, las dudas la atormentaban. La soledad la aplastaba en cada momento de silencio, y el amor no correspondido de Kai se convirtió en una sombra que oscurecía su vida.

El teléfono vibra sobre la mesa, pero Luna no lo toma de inmediato. Sabe que son mensajes de personas que se preocupan por ella, pero no está lista para enfrentar más preguntas. Sin embargo, la curiosidad la mueve, y finalmente lo toma. Es un mensaje de Kai.

Kai: "Espero que estés bien. He pensado mucho en ti y en lo que hemos vivido. Me gustaría hablar pronto, si estás dispuesta."

Luna observa el mensaje durante largos segundos. El corazón le late con fuerza, pero no sabe qué responder. Sabe que Kai ha estado lejos, pero su presencia en su vida sigue siendo un nudo sin resolver. La figura de él con Sandra, la vida que compartió con ella mientras Luna estaba sola, es algo que no puede borrar con facilidad.

Pero también sabe que es madre. El amor por su hijo es tan profundo que, por primera vez, no siente miedo. Quizás es el momento de ser valiente, de permitir que las cicatrices sanen, aunque eso signifique volver a enfrentarse al dolor.

Toma una respiración profunda y escribe:
Luna: "Ahora no, Kai. Tengo que seguir adelante por mi hijo. No estoy lista para hablar de lo que pasó. Tal vez algún día."

No hay respuesta inmediata. Luna sabe que la herida sigue abierta, y aunque no lo diga, en el fondo espera que algún día todo se aclare. Pero, por ahora, tiene una misión: criar a su hijo, sanar sus propias heridas y, quizá, aprender a perdonar.




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