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Murphy emerge del elevador una vez que las puertas se abren. Después de hablar con Cooper él se había alejado de él para ir a su habitación y prepararse para su cita. Suponía que debía deshacerse de sus cabellos pintados con aerosol especial, lavar su uniforme y volver a ser Cooper.
—¿Todo bien? —preguntó Chao viendo sobre la cabecera del sofá a su amigo de piernas puntiagudas.
—Lo estará —afirmó y salió del elevador para sentarse en el sofá en forma de L color sombrío.
En el otro extremo del diván se encontraba Phemphit oculta entre sus piernas, sus rodillas estaban en alto ocultando su rostro mientras que sus pies se juntaban entre sí, parecía una niña indefensa y regañada, a su lado se encontraba Shixed sin ninguna emoción aparente, era muy natural en ella. Mientras que Chao permanecía en silencio.
Chao era una persona con mucho de qué hablar, nunca tenía nada que decir. Parecía un torbellino cada vez que alzaba su voz.
—Chicos —comenzó Murphy para animar el ambiente—, vamos, estamos hablando de Cooper y Lissa. Lo de hoy fue un accidente —Phemphit liberó un sonido de desconsuelo y golpeó su frente contra sus rodillas rojizas—, ¿Que le hará Lissa? ¿Matarlo?
***
Blue Velvet le clavó un cuchillo en la sien, a su vez pateó a uno de los hombres que vestían tuxedo. El cuerpo cayó sin vida sobre la mesa y Blue Velvet tomó provecho para coger de nuevo su cuchillo para lanzarlo contra el ojo de alguien que estaba a punto de atacarla. Eran 3 menos, solo restaban 7 más. Dos comenzaron a atacarla mano a mano mientras que los demás comenzaron a recargar sus armas. Esto no era lo que tenía planeado como cita, pero era más divertido que una común.
El restaurante chino era hermoso, su decoración era fascinante, la mezcla entre rojo y dorado era apreciable y las sillas negras le daban un toque de elegancia. El aroma a arroz chino y sushi abrían el apetito, sin embargo, antes de lograr pedir algo de comer notó a estos hombres en una de las mesas, no podía contener sus ganas de pelea. Varios de ellos trabajaban con uno de los pranes del barrio chino, debía hacer algo. Así que decidió ir al baño ya que Cooper aún no había aparecido, se transformó en Blue Velvet y comenzó a matar a cada uno. Los comensales, como siempre, salieron corriendo despavoridos del lugar desalojando el restaurante, incluso a los empleados del lugar.
Odiaba las peleas monótonas así que decidió escuchar The Box por Roddy Ricch mientras repartía golpe tras golpe.
Mientras uno quería propinarle un puñetazo, ella lo detuvo y se colocó de cuclillas, alzó su pierna haciendo que sus tacones se insertarán en su tráquea. La sangre surgió como una fuente haciendo que ellas cubrieran el rostro del otro hombre bien vestido, la sangre hizo que perdiera la vista unos momentos y Blue Velvet tomó provecho de eso para tomar la pistola de su cinturón, recargó y le disparó entre las cejas.
Escuchó más balas y dejó caer una mesa, la comenzó a usar como escudo mientras que las astillas comenzaron a llover. Ella permanecía agachada, mientras el sonido de las balas y casquillos se mezclaban con el sonido de la música.
La mesa iba a perder su forma y revelarla. Tuvo que correr hasta la barra de cócteles del restaurante agacharse por la estructura y correr hasta dar contra los matones, una vez cerca, saltó nuevamente, tomó a uno de ellos por el brazo evitando que continuara disparando, se escuda con su cuerpo haciendo que los disparos volaran directamente al chico. Los hombres se detuvieron al ver lo que habían provocado.
Blue Velvet dejó el cadáver en el suelo y comenzó a disparar con su arma. No quedaba nadie más.
—¿Qué carajo? —esa voz.
Blue Velvet, volteó a ver la entrada, en el portal, se encontraba Cooper bien vestido con una camisa gris y unos pantalones negros ajustados y unos zapatos de vestir negro. Lo único que continuaba igual a el hombre del que se había enamorado era su cabello negro revoltoso.
—Hola, mi amor —sonrió ella y dejó caer el arma de alto calibre al suelo.
Los ojos azules de Cooper rodeaban la sala notando una cantidad exabrupto de sangre y cadáveres retorciéndose en las cerámicas.
—¿Qué pasó aquí? —preguntó él mientras se daba paso entre los cuerpos inertes.
Las ventanas estaban cubiertas por cortinas rojas, aun así, se sabía que el rayo de sol había desaparecido para dejar en su lugar a una noche estrellada con luna llena.
—Solo esperaba por ti, sé que estabas ocupado —al Blue Velvet decir eso, el corazón de Cooper comenzó a latir con rapidez.
—¿Lo sabes? —preguntó alarmado.
—Todos lo saben —Blue Velvet rodó los ojos—, está en las noticias, un monstruo gigante en la ciudad me hubiera gustado ir, pero sé que era una misión de los chicos del barrio.
—No nos llamamos así, pero vale ¿Y estas molesta?