Frame [#3 Aberrantes]

Capítulo 7 - Váyanse

Phemphit tenía a su alrededor lo que parecía ser 3 bolas de fuego color verde. Una vez que Phemphit extendió su mano las 3 esferas salieron disparadas atacando a la enorme criatura de color verde.

El monstruo parecía medir 4 metros, era esmeralda con un poco de baba sobresaliendo de su cuerpo, exclama algo que nadie lograba comprender, sin embargo, intuía que eran gritos de dolor.

—¿Cómo esa cosa mocosa sigue viva? —preguntó Chao viendo como las bolas de fuego no le habían hecho absolutamente nada.

Las había succionado como la tierra movediza. Phemphit, en el aire, se asombró al notar como su plasma no había hecho efecto.

Guyana continuaba fuera de la pelea tratando de ayudar a los civiles a salir del parque. Todas las personas habían comenzado a correr alejándose de la disputa, algunos niños se quedaban de pie observando con fascinación haciendo más lento el proceso de evacuación.

—Sí, muy lindo —Guyana tomó a dos de los niños que estaban boquiabiertos y los cargó en sus hombros—, pero pueden verlo en las noticias, es más seguro e igual de impresionante.

Guyana dejó a los niños en el suelo junto con el grupo de personas. Al incorporarse percató de que las personas comenzaron a correr alejándose de él y a gritar de pavor, no era por miedo a él, sino porque algo iba a ocurrir. Guyana ve sobre su hombro como una bola verde y musgosa estuvo a punto de compactar contra él, sin embargo, Shixed apareció interponiéndose entre ambos, en un parpadeo extendió sus manos y se creó un campo de color gris evitando que la pelota lograra impactar contra ambos.

—¿Estás bien? —preguntó Shixed.

—Sí, pero Phemphit... —Guyana observó como la criatura lanzaba bolas de fango verde en dirección a Phemphit.

Ella sobrevolaba los cielos para evitar que esas pelotas lograran dar contra ella. Era como ser parte de un partido de beisbol, sin embargo, el bateador tiene que evitar ser golpeado por las pelotas. Phemphit era veloz y ágil, volaba en zigzag, sin embargo, una de las bolas de fango verde le rozó el brazo.

Phemphit exclamó de dolor. Notó como su brazo comenzó a sangrar y como la baba verde iba desapareciendo, dejando en su lugar un dolor indescriptible. Era ácido. Otra pelota intentó dar contra ella, sin embargo, ella se dejó caer al suelo como un águila cerrando sus alas cayendo en picada. Phemphit comenzó a volar por lo bajo para lograr aterrizar cerca de Shixed y Guyana.

Shixed se acercó a ella para ver que tan grave era la herida, mientras que Guyana colocó un dedo en su comunicador para llamar la atención de Chao.

—¡Chao, ciégalo! —alertó.

—Entendido.

Una bandada de cuervos hizo acto de presencia en el parque. Un grupo de cuervos comenzó a rodear a la cosa verde distrayéndole, mientras que otro grupo se dejó caer al suelo tomando forma de una persona, de un chico de estatura baja. Era Chao.

Mientras las aves continuaban abatiéndose por encima de la cabeza del monstruo, Chao lo observó y los ojos de ambos se tornaron negros. Ya no eran globos oculares, eran dos huecos vacíos que observaban a la nada.

—¿Estas bien? —preguntó Shixed observando la herida de Phemphit.

Se veía grave, como si su piel se estuviera carcomiendo a si misma, sin embargo, no parecía consumirse toda, no se expandía, se mantenía en la zona donde había golpeado el ácido.

—Sí —respondió Phemphit observando su brazo.

Por su expresión estaba mintiendo, le ardía de dolor.

—Shixed, ve —Guyana se interpuso entre ambas—, yo me quedo con ella.

Shixed tomó vuelo y antes de que lograra acercarse a Chao el monstruo comenzó a gritar mientras lanzaba sus bolas ácidas por todos lados. Si él no podía ver nada, entonces iba a atacar a diestra y siniestra. Esto no era bueno ya que aún había gente que rodeaba el parque viendo la acción. Shixed alzó ambas manos creando nuevamente un campo que los encerrara solamente a ella junto con Chao y la criatura. Sus gritos eran de impotencia, eran lo suficientemente fuertes como para ser escuchados a 100 metros de distancia.

Shixed abrió la boca y liberó un suspiro. Era un suspiro inaudible, el aire abandonó su cuerpo y de su boca emergió una sombra. Esta sombra comenzó a adherirse a la piel de Shixed. Ya no era una persona, su tamaño había cambiado, su forma, sus ojos habían desaparecido. Era una criatura del mismo tamaño que el hombre musgoso verde, sin embargo, no tenía ojos, lo único que le quedaba de humanidad era la boca, sus dientes eran amarillos y grandes, tan afilados como los de un tiburón. Era un costal de negrura con una mandíbula de gran tamaño.

Shixed abrió la boca de par en par y comenzó a succionar a la criatura verde. Estaban a una distancia apropiada, ella se encontraba más cerca de Chao que de él y aún así lograba absorber la habilidad de la criatura.

Chao despertó. Había eliminado la ceguera de ambos rompiendo la conexión. Los cuervos dejaron de revolotear por los aires para caer a los pies de Chao y adherirse a la piel de él. Habían desaparecido los pajarracos. Chao dio un paso atrás para observar a Shixed con temor. Era una bolsa negra con dientes afilados, le aterraba cuando tomaba esa forma, nunca la había visto tan de cerca.




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