—No tienes que fingir conmigo —la voz de Shixed sonaba más confiada que antes.
Incluso Rianuhn se sorprendió un poco por su ímpetu. Sólo un poco.
—Vale —Rianuhn se encogió de hombros.
Su cuerpo comienzo a agitarse y a desfigurarse progresivamente. Sus zapatos desaparecieron cuando sus pies se volvieron enormes y sus uñas se convirtieron en garras tan largas que casi lograban atravesar el suelo de madera, luego su cuerpo y sus piernas se volvieron más grandes y robustos. Sus brazos eran de inmenso tamaño al igual que sus hombros. Ahora parecía que la silla era más pequeña que él, no podría soportarlo.
Su rostro fue lo que más atrapaba a las personas. Su rostro angelical y perfecto se había marchado dejando en su lugar a un hombre cuya mandíbula parecía ser de esqueleto, sus dientes eran largos colmillos que sobresalían de sus labios. Sus ojos eran rojos, no había pupila, no había iris, solo eran dos luces rojas. Encima de su cabeza emergieron 4 pares de cuernos, todos enroscados, pero unos mas largos que otros, al unirse parecían coronas de ornamenta. Los cuernos unidos a su frente eran los más pequeños.
Su cabello era largo y delgado, negro como el carbón y liso como el río.
—Mejor —Shixed mantuvo su semblante neutro.
La verdad era que le aterraba la presencia de su padre, pero él ni debía saberlo, él debía pensar lo que ella quería.
Él no la controlaba.
—Bien —su voz había cambiado, era más gruesa y profundo. Podía sentir el vibrar de su garganta desde el lugar donde se encontraba—, ¿Que quieres a cambio?
Podía escuchar el crujir del asiento por lo pesado que estaba su padre.
—Primero, ¿Para qué quieres mis poderes? —pregunto ella en un solo respiro.
Fue un gran error, debía demostrar que ella no estaba nerviosa. Esperaba que Rianuhn no se hubiera dado cuenta.
—Lo mismo que tú tuviste a costa mía —su voz era pausada—, libertad.
—¿Qué?
—Quiero ser libre.
—¿Por qué no te creo? —Shixed entrecerró los ojos.
—¿Por qué tú eres la única que debe ser libre? —Rianuhn se inclinó un poco para ver a su hija. Shixed era una hormiga comparada con él—, quiero tus poderes para poder alimentar el nada, poder vivir en la oscuridad con el poder que merezco y que por derecho es mío.
—Si fuera tuyo me los hubieras quitado hace muchos años —Shixed mantenía su mirada fija en sus enormes ojos rojos.
—Niña tonta —murmuró Rianuhn y Shixed tragó saliva—. ¿Recuerdas lo felices que fuimos en 1940?
—En la segunda guerra mundial.
—Mas bien el gran festín mundial del inframundo —su sonrisa era sádica y maliciosa—, almas perdidas por doquier. Poderes por arrebatar, tristeza que cosechar.
—Judíos por doquier —Shixed se encogió de hombros—, inocentes que merecían reunirse con sus familias.
—Eres una hipócrita —escupió Rianuhn—, tuviste la potestad de marcharte, abandonarnos y hacer tú vida. Quería ayudar a tus hermanas, quería darles el mismo trato que recibiste, una oportunidad de tener poderes inmensurables y tú se los arrebatas.
—Las estoy salvando —exclamó Shixed alzando su voz.
—Las asesinas.
—¡Así como haces con todo lo que tocas! —gritó Shixed.
Odiaba está sensación, este nudo en la garganta tan pesado, sus lágrimas luchando por contenerse y su mente tratando de relajarse para no perder el control.
Se creó un silencio sepulcral. Rianuhn fue el primero en romperlo. Se rio entre dientes, podía escuchar su risa tan estruendosa atrapada en su garganta. No era la expresión que había esperado de él.
—Pero mira nada más —Rianuhn alzó el mentón—, los mortales te volvieron sentimental ¿Que se siente sentir irá, decepción, tristeza... Amor?
La mirada de Shixed continuaba dura, sus lágrimas comenzaban a brotar por encima de sus mejillas. Pero no era de dolor o miedo, era ira. Estaba llena de rabia y odio en su interior, estaba fúrica por como él se hacía la víctima, como pensaba que él era un excelente padre cuando él estaba creando Minions.
—¿Como el que sentías por mamá?
Otra risa salió de sus colmillos.
—Ni siquiera la recuerdo.
Eso era todo lo que necesitaba para crear una bomba de ira.
Shixed tomó aire, no pudo contener sus sentimientos. Sin percatarse, estaba flotando por los aires y los muebles comenzaron a flotar con ella. Rianuhn se mantuvo inmóvil, inerte.
De repente, todos los objetos que se encontraban en la sala volaron a dirección de Rianuhn, a la misma velocidad que una bala. Sin embargo, al estar tan cerca de su cuerpo tan bizarro los objetos se volvían cenizas. Las cenizas caían ante sus pies.
Shixed continuaba flotando, sus ojos eran blancos sin rastros de su pupila, su cabello se agitaba con fiereza, similar a cuando estaba bajo el agua.
Lo objetos continuaban siendo lanzados y al mismo tiempo se carbonizaban sin golpear al objetivo.