Shixed abre los ojos poco a poco.
Sus parpados pesaban, sentía su respiración agitada. Le dolía la cabeza, quizás porque no estaba recostada encima de una almohada, sino en el frío suelo.
Le dolía la rodilla y el cuello por su posición. Estaba en posición fetal.
Estaba sorprendida de seguir con vida. Pero más que todo, le sorprendía ver a Rianuhn de pie en la misma habitación que ella sin torturarla.
Shixed escudriñó el lugar. No reconocía este sitio.
Estaba en un piso elevado, quizás entraba en el top 10 de edificios más altos de Horifell. No había muebles ni cortinas que cubrieran el gran ventanal que revelaba el horizonte y la luz del atardecer.
Lo único que había guardacuerpos, latas de pintura y muchos papeles de protección para la construcción. Este sitio estaba recién hecho o en remodelación.
A solo unos metros, Rianuhn le daba la espalda solo para contemplar el atardecer. Los últimos rayos del sol pegaban contra los cristales de los demás edificios, formando pequeñas estrellas. Shixed nunca había notado eso.
La oscuridad estaba a punto de consumir el sol, quizás Rianuhn quería esto, quería algo más teatral.
—¿Esto es lo que querías? —preguntó Shixed con un hilo de voz.
Su padre no se inmutaba. Seguía de pie con las manos detrás de su espalda, con su típico traje blanco y negro bien planchado. Su cabello negro estaba prolijo y bien peinado.
—Dentro de unos minutos, muy pronto, este mundo inconexo volverá a doblegarse a mis pies, y mi poder, vasto e inevitable, se alzará sobre sus ruinas.
Shixed intentó sentarse aunque sea en el frío suelo. Se sentía débil, no tenía poder alguno, ni siquiera el poder de la voluntad.
—¿Por qué haces esto? —preguntó ella notando como su padre se negaba a verla a los ojos—, ¿Qué tanto mal tienes que hacer para que este mundo pague lo que tanto crees que te debe?
—Supongo que ya es hora, ya puedes saberlo todo —expresó Rianuhn con un tono de voz autoritario. Sin dejar de ver la ventana, continuó:—. ¿Alguna vez te has preguntado por qué me quedé encerrado en la Nada? ¿Cómo es que el hombre más poderoso del universo fue encarcelado y no puede salir? ¿Fui enviado? —Rianuhn hizo una pausa—. Fui Ángel, Shixed.
Shixed respiró hondo, pero lo dejó continuar.
—Yo vivía como un rey, era aparte de un lugar donde las personas soñaban estar, y realmente, era muy calmado y hermoso. Entendía por qué tenían envidia de ser parte de nuestro mundo. Pero, la tierra prometida era eso, un sitio donde todos querían estar incluso seres cósmicos. Shixed, si pudiera describirte la forma de estos seres cósmicos me quedaría corto con solo explicarte.
»Estos seres, al verlos por primera vez, me sentía abrumado. Ellos me contaron cosas más allá del entendimiento de un ángel. Me dijeron, lo que según era para ellos, revelaciones. Me dijeron que todo esto era una mentira para detener el libre albedrío, pensando que la bondad y la paz te llevaba a este lugar de ensueño, cuando eso era solo una propaganda para que no descubrieran como ser más poderosos.
—¿Y les creíste? —preguntó Shixed.
—No mintieron —dijo Rianuhn y continuó—. Después de eso me dieron el poder que tanto había buscado y los demás ángeles me vieron con desprecio, tenían envidia.
—Te tenían miedo —interrumpió Shixed.
—No sabían qué hacer conmigo, así que crearon un nuevo universo, un mundo que fuero lo contrario al paraíso. Crearon la Nada. Después de eso, el mundo siguió su curso, los humanos trascendieron y dejaron de ser un estorbo a ser lo que son ahora. Seres pensantes.
—¿Y quieres producir una guerra contra los cielos? —a Shixed le costaba respirar, pero su duda era más fuerte.
—No, solo quiero tomar algo que por derecho es mío. La tierra y las almas que habitan en ella.
Shixed no lograba comprender como tener el mundo, iba a saciar su sed de venganza contra los seres cósmicos que tanto hablaba.
—¿Qué? —solo logró preguntar eso.
—Si Dios quiere tanto a estos humanos como para negarles este poder, entonces yo los gobernaré y les daré una razón para rezar.
—Ya… Ya son Aberrantes —Shixed tragó saliva, le costaba formular palabras—, ¿qué más poder… quieres que tengan?
—Te equivocas. No les daré poderes, no les daré nada. Busco desgarrar la realidad para tener el poder de lo que alguna vez fue arrebatado de mí, pero también busco que mi existencia signifique algo más después de ser encarcelado.
Rianuhn se dio la vuelta solo para señalarla, para admirarla con ojos de intensidad, una mirada que ella no lograba descifrar, pero parecía de deseo. Esto la puso más arisca.
—Y tú, Shixed. Tú fuiste mi llave todo este tiempo —Shixed frunció el ceño mientras que él no dejaba de escudriñarla—. Tú eras el catalizador de mi renacimiento. Porque todo lo que existe está condenado a la repetición. Crees que la humanidad avanza, pero solo reciclan su miseria en diferentes formas. ¿Para qué dejarlos continuar?
—Entonces, ¿quieres… jugar a ser un dios?
Rianuhn dejó escapar una risa suave, un murmullo vibrante, semejante al ronroneo satisfecho de un gato. Para Shixed, esa risa era grotesca.