La obra maestra.

-No me mates, por favor. -Dijo Jane, con los ojos cerrados y paralizada completamente-.

Rick respiró hondo, mientras sostenía un revólver en la cabeza de Jane. 

-Ya es muy tarde. -respondió Rick-.

-Piensalo, la niña nos puede ser muy útil todavía, aún podemos llevarla.

Rick apretó el arma haciéndola crujir, no dejaba de apuntar en la frente de Jane. El sudor caía por su frente notablemente, se podía observar que temblaba levemente. Sus ojos solo contenían furia, ira. Estaba decidido a disparar.

Ese mismo día, en la mañana, Jane se disponía hacer la misión que tenía encargada: Llevar la niña que necesitaba el doctor al laboratorio para que sea analizada. La niña ya se encontraba en su casa durmiendo, la misión era fácil, levantar la niña, hacer la rutina de una mañana común, salir, tomar un taxi y llegar al laboratorio. Hizo todo esto, con una eficiencia magnífica, sin embargo, Jane no imaginaba lo difícil que sería llegar al laboratorio.

-Vamos, piensalo. - Dijo Jane-. Podemos salir de aquí, la niña está inconsciente, la puedes cargar, será fácil.

-Estas enferma, cómo puedes hacerle esto a una pequeña niña. -Respondió Rick-.

Una vez en camino, con la niña a bordo del taxi, faltando no más un poco para llegar, mientras cruzaba una avenida, fueron embestidos por otro vehículo. Jane despertó, con sogas en las muñecas, en un cuarto que no conocía. Sin rastro alguno de la niña y muy confundida. Apenas pudo salir del aturdimiento en que se encontraba, cuando escuchó disparos fuera del cuarto. Empezó a temblar de miedo. No podía ver nada, una bombilla apenas conectada alumbrada el pequeño cuarto. Después de varios disparos y gritos, alguien abrió la puerta de la habitación: Era Rick. Los ojos de Jane se llenaron de emoción, Rick había venido a salvarla.

Rick se acercó a ella, y sacando una navaja del bolsillo de su cinturón, cortó la soga con que se encontraba amarrada Jane, cayendo adolorida. Al mismo tiempo en que Jane se intentaba poner en pie sola, Rick sacó su revólver, y le apuntó en la cabeza a Jane:

-No entiendo qué está sucediendo. - Dijo Jane-.

-Me han enviado a matarte, la organización sabe lo que tenías en mente. Solo tenías que protegerla, y acabaste por venderla, como un simple juguete, eres un asco. Juraste lealtad a nosotros… y así lo demuestras.

-No lo entiendes, la niña puede salvar a muchos más.

Jane intentó convencer a Rick, para llevar a la niña al laboratorio con ella. Rick le había dicho que la niña se encontraba a salvo. Jane, sabía exactamente que la sangre de esa niña era esencial para desarrollar la cura.

-Vamos Rick, salgamos de aquí. -repitió Jane-.

-Ya te habia dicho, solo saldrá uno vivo de esta habitación. -Respondió Rick-. Estas enferma, y lo sabes, cómo pudiste vender a una pequeña niña para que sea una rata de experimentación. 

-La niña podría ser la cura para muchas otras personas, algunas veces hay que hacer cierto sacrificios para el bienestar futuro.

Rick no contuvo su ira, y golpeó con el mango del arma la cabeza de Jane, haciendo que esta callera.

-Cállate, te diré la verdad. - Dijo Rick- La niña es completamente normal, su sangre no es especial, todo esto era una prueba, la organización necesitaba saber si podía confiar en ti.

-Qué?¡ No te creo Rick.

-Has sentenciado tu muerte desde que subiste en aquel taxi. 

Jane se arrastró a los pies de Rick, rogando por su vida. Rick, separandola de una patada, la arrojó contra la pared. La miró la última vez a los ojos. Y disparó. La sangre manchó toda la habitación al instante. Al mismo tiempo, la habitación se oscureció totalmente.

Pasaron varios segundos, no se escuchaba nada, no se podía ver nada. De repente, los aplausos empezaron a sonar. Las personas estaban maravilladas. Rick se paró al frente del escenario y Jane lo alcanzó enseguida, los dos hicieron una reverencia y el telón cayó.