Frente A Nosotros

CAPÍTULO 28. Un día de magia.

Enzo se despertó temprano, con una mezcla de nervios y emoción que hacía tiempo no sentía. Los rayos del sol se colaban por la ventana, iluminando la habitación y reflejándose en los ojos soñadores de Nimsu y Hari, que todavía dormían cerca de los gatitos.

Tomó una decisión: hoy sería diferente. Hoy no podía esperar más.

—Clara, necesito un favor —dijo, después de marcar el número mientras desayunaba rápido y que la llamada fuera aceptada—. ¿Podrías cuidar de los gatos unas horas? Prometo que te compenso con todo lo que quieras.

—¿Otra vez Nimsu y compañía? —preguntó Clara, divertida—. Claro que sí, Enzo. No te preocupes, los voy a mimar un montón.

—Gracias. —Enzo suspiró aliviado—. Eso me deja libre para… bueno, ya sabes.

Media hora más tarde, Enzo estaba frente a la puerta de Jules, con una sonrisa que no podía ocultar. Jules levantó una ceja al verlo, curioso.

—¿Qué sucede ahora? —preguntó.

—Hoy es un día especial —respondió Enzo, intentando sonar despreocupado—. Nada de trabajo, nada de gatos… solo nosotros.

Jules frunció el ceño, pero no pudo evitar sentirse intrigado. Caminaron hacia un lugar que Jules no alcanzaba a adivinar.

—¿A dónde vamos? —preguntó, intentando mantener la voz neutral, aunque el corazón le latía más rápido.

—Confía en mí —contestó Enzo, con un guiño—. Solo déjate llevar.

Cuando llegaron, Jules abrió los ojos de par en par. Delante de ellos se extendía un parque de atracciones que brillaba bajo la luz del sol. Las ruedas de la fortuna giraban lentamente, las montañas rusas rugían a lo lejos y los carritos de algodón de azúcar olían dulcemente en el aire.

—¿En serio... esto? —susurró Jules, más para sí mismo que para Enzo.

—Sí —respondió Enzo, con un entusiasmo contagioso—. Hoy no hay preocupaciones. Solo diversión. Y, bueno —dijo, bajando un poco la voz— quería que estuviéramos juntos.

El corazón de Jules se aceleró. No podía recordar la última vez que alguien había hecho algo así solo por él. Y, sin darse cuenta, se permitió sonreír.

Pasaron la mañana subiendo a las montañas rusas, riendo a carcajadas en los carritos y compitiendo en los juegos para ganar pequeños peluches. Enzo era juguetón, atrevido, y Jules se sorprendía a sí mismo dejándose llevar sin reservas.

—Nunca pensé que esto sería tan divertido —dijo Jules mientras Enzo le ofrecía su mano para bajar de un carrito.

—¿Ves? Te dije que confiaras —respondió Enzo, apretando suavemente la mano de Jules—. Hoy es solo nuestro día.

Hubo un momento de pausa mientras caminaban por un sendero decorado con luces y flores. Enzo se detuvo, miró a Jules a los ojos y, por primera vez, la timidez desapareció.

—Jules, hay algo que necesito decirte —murmuró.

Jules contuvo la respiración, sus ojos fijos en los de Enzo, adivinando que lo que viniera sería importante.

—No quiero esperar más. —Enzo respiró hondo—. Me gustas, más de lo que debería. Más de lo que pensaba posible. Y si me dejas, quiero intentar que esto sea algo real.

Jules sintió un calor recorrer su pecho, un alivio que nunca había imaginado. Por un instante, no dijo nada, solo dejó que la mirada de Enzo lo envolviera.

Luego, con una sonrisa suave y un leve rubor en las mejillas, Jules respondió:

—Yo también siento lo mismo, Enzo. Hace tiempo que lo siento.

El mundo pareció detenerse por un instante. El ruido del parque se volvió distante, y solo existían ellos, tomados de la mano, sonriendo como si finalmente todo encajara.

La tarde siguió con dulces, risas y juegos, pero ahora con una nueva energía. Cada gesto, cada roce accidental, tenía un significado más profundo. Nimsu y Hari seguían bajo el cuidado de Clara, y por primera vez en mucho tiempo, tanto Jules como Enzo se permitieron ser solo ellos, disfrutando de algo mágico que ninguno quería que terminara.

Al caer el sol, Enzo tomó a Jules del brazo, acercándose un poco más.

—Creo que este es solo el comienzo —susurró.

Jules asintió, apoyando su cabeza ligeramente en el hombro de Enzo mientras ambos miraban la rueda de la fortuna iluminada por miles de luces.

Era un día de magia, sí, pero también el inicio de algo real.



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En el texto hay: amistad, romance bl

Editado: 26.08.2025

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