Frente A Nosotros

CAPÍTULO 29. Entre maullidos y susurros.

El viaje de regreso a casa fue silencioso, pero lleno de una calidez que ninguno de los dos podía describir con palabras. Las manos de Enzo y Jules se rozaban de manera constante sobre el asiento del coche, como si un simple contacto fuera suficiente para afirmar lo que ya sentían.

Al llegar, Nimsu y Hari los recibieron con maullidos alegres. Los gatitos correteaban alrededor de sus piernas, brincando entre ellos como si celebraran también la magia de estos días compartidos.

Ya dentro del apartamento de Enzo, los dos se sentaron en el suelo, rodeados por los gatos. Nimsu saltaba sobre el regazo de Enzo, mientras Hari vigilaba atentamente a sus crías, que exploraban cada rincón con curiosidad.

Enzo tomó un gatito entre sus manos y lo sostuvo frente a Jules.

—Mira cómo crecen… —dijo, con una sonrisa que no podía ocultar su felicidad.

—Sí —Jules se inclinó hacia él, tocando suavemente el pequeño pelaje—. Son perfectos.

Los ojos de Enzo se encontraron con los de Jules. La risa de los gatitos y los maullidos de Nimsu y Hari parecían desaparecer de fondo, y solo quedó la cercanía entre ambos.

—Jules —dijo Enzo, con un hilo de voz—. Creo que yo…

Antes de poder terminar, Jules se acercó un poco más, suavemente, y sus labios se encontraron en un primer beso tierno, tímido pero lleno de emoción. Los gatitos se acercaron, como si quisieran ser testigos de ese momento.

—Creo que sí —murmuró Jules entre besos—. Yo también lo quería decir.

El mundo pareció detenerse. Entre risas suaves y caricias, los dos se abrazaron mientras los gatitos trepaban sobre ellos, juguetones, como si celebraran también esa nueva etapa en sus vidas.

Más tarde, sentados en el sofá, Nimsu acurrucado en el regazo de Enzo y Hari cerca de Jules, ambos compartieron un silencio cómodo, mirándose con ternura. No hicieron falta palabras; el primer beso había dicho todo lo que necesitaban.

—Esto se siente bien.

—Sí —contestó Jules, apoyando su cabeza en el hombro de Enzo—. Muy bien.

Los gatitos dormían alrededor, y la noche se cerró con la sensación de hogar y de comienzos infinitos. El mundo podía esperar afuera; dentro de aquel apartamento, solo existían ellos, los gatitos y un amor que finalmente había encontrado su lugar.

El primer beso no era el final, sino el inicio de todo lo que vendría.



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En el texto hay: amistad, romance bl

Editado: 26.08.2025

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