Sábado 4 de Febrero 2051
Leah
Han pasado 7 días en que lo he visto estar de pie durante 1 hora esperando por mi, ayer estuvo con un pequeño ramo en sus manos. Me sentí un poco mal probándolo.
Pero hoy se cumple una semana así que iré a su encuentro, espero que no se haya rendido.
¿Me debería poner algo bonito?
Ahí estaba él, esperando por mi, como todos estos días, solo que esta vez con un ramo de flores mucho más grande, esperé un poco más tiempo para ver si llegaba alguien.
Después de media hora me decidí y me acerqué a él. Su rostro era un poema, cómo podía creer que estaba ahí, me miró por mucho rato mi rostro con los ojos brillantes y luego me miró de arriba a abajo y se sonrojo, se veía adorable.
Me entró el ramo de flores con un dulce “son para ti, espero que te gusten”. Olían extremadamente dulces.
Caminamos por la playa en silencio por un buen rato, pero no era un silencio incómodo. Luego comenzó a conversar sobre su despido hasta su reciente contratación y su dificultad para encontrar trabajo en su área, yo por mi parte no sentía la confianza necesaria para contar mis cosas.
Raúl.
Vino a mi y se veía hermosa, más de lo normal. Llevaba un atuendo diferente a lo que había visto, una falda negra corta pegada a su cuerpo con varios bolsillos sobrepuestos, un top negro y sobre ella una camisa transparente con tonalidades azules con rojo amarrada en un nudo adelante. Su pelo estaba suelto pero llevaba decoraciones plateadas en el cabello y varias joyas.
Cuando llegó frente a mí, me saludó con un tímido hola mientras miraba el piso. Eso fue bastante inusual, pero me gustó ver un lado diferente.