Grayson
Que me llamen cursi o lo que sea, pero la felicidad que siento en este momento no me la quita nadie. ¿Quién diría que lo que necesitaba Jade como impulso era tener celos?
Aunque claro, el ver a Leslie no fue para nada agradable. No entiendo cómo me pudo saludar, así, sin más, con una sonrisa radiante en la cara. Será descarada.
Leslie y yo tuvimos un año y medio de relación. Para mí era una chica fantástica, ella era educada, estudiosa, con muchas metas, fiel y cariñosa. Claro, estas dos últimas no eran del todo ciertas puesto que me puso los cuernos, tal vez, con media ciudad; y sí, era cariñosa, pero como dije antes, con toda la maldita ciudad. ¿Cómo la descubrí? Simple. Sam, quien nunca estuvo de acuerdo con mi relación con Leslie, vino una noche a mi casa, literalmente, como alma que lleva el diablo, y me saco arrastrando. Me dijo que me iba a demostrar la clase de chica que era Leslie. Pero yo por supuesto no le creía, como novio cegado que estaba.
Lo siguiente que supe es que Sam me arrastraba por toda la casa de Mindy Williams, donde la fiesta más sonada por esos días se llevaba a cabo. Subimos al primero piso, al baño para ser específicos, y al abrir la puerta la escena que nos recibió era una que nunca me esperé. Leslie, la chica que yo tenía en un altar, estaba pegada contra la pared siendo penetrada por un completo desconocido, por lo menos para mí, mientras se retorcía con una posesa. No hice absolutamente nada, solo di media vuelta y me fui de allí.
En fin. Mejor es no recordar eso.
Lo importante es que encontré a una chica que me complementa. Jade es con un soplo de aire fresco para mí, y estoy un noventa por ciento seguro de que es la chica correcta.
Aún puedo sentir ese beso. Nunca pensé que Jade fuera la que me besara. Estaba casi seguro de que me correspondería a mí robarle un beso en algún momento. Pensaba que sólo así podría probar sus labios. Pero ya ven las sorpresas que da la vida. Sólo hacía falta que algo o, mejor dicho, alguien accionará el demonio de los celos que tiene Jade dentro y ¡puff!, como por arte de magia, ella reaccionó de una forma MUY satisfactoria. Por lo menos para mí claro.
Ahora puedo decir con orgullo que la chica que me gusta es por fin mi novia. Y aunque por fuera pretende ser fuerte, odiosa y fría; por dentro es en realidad una chica frágil, dulce; que seguramente puede derretirse. Y yo me encargaré de que eso ocurra sólo con un chico. Conmigo.
—Hey…—Jade mueve su mano delante de mí para llamar mi atención— ¿En qué piensas? —giro mi cara para verla mejor.
—En que aún no puedo creer que seas mi novia—le sonrío.
—Pues más te vale que comiences a creerlo, ¿a menos que quieras que vuelva a ser odiosa contigo? —alza una ceja interrogante.
—No, no, no—la tomo por la cintura y la atraigo lo más que puedo hacia mí. Ella suelta una risita, aunque cuando me giro para verla, esta desaparece y frunce el ceño—. Hey… ¿Pasa algo?
—Sí. Tu novia tiene años sin reírse así—dice Angie, con una sonrisa, desde el asiento del copiloto.
—Cállate, Angie—le ordena Jade, aún con el ceño fruncido.
—Ok. Bruja—dice Angie, girándose en su asiento para mirarla y sacarle la lengua.
—Bueno, señoritas, muy interesante su pelea completamente carente de sentido, pero ya llegamos—informa Sam mientras aparca frente a la casa de Jade.
— ¿Te acompaño a la puerta? —le pregunto a Jade.
—Eso no se pregunta. Vamos.
No hemos terminado de salir del auto cuando se comienzan a escuchar los besos de Sam y Angie. Que doble moral es Sam, interrumpió cada beso entre Jade y yo esta noche; pero allí está él aspirándole, literalmente, la boca a Angie. Un día de estos me las voy a cobrar.
Obviando eso; camino con Jade, mi novia, a la puerta de su casa. Nuestras manos entrelazadas. Es tan natural estar con ella de esta forma, como si fuéramos dos piezas de rompecabezas, encajamos perfectamente. Claro, yo sabía de nuestra conexión desde que la vi. Ella tal vez lo supo desde el principio también, pero a veces, mejor dicho, siempre, es tan terca y orgullosa que lo más probable es que haya intentado ignorarlo. Pero la espera lo valió.
—Entonces…—comienzo a decir.
—Entonces…—repite ella a modo de burla y luego se echa a reír— dime.
—Pues, verás, ¿recuerdas lo que dije sobre que quería que conocieras a mi hermanita, y lo que tú dijiste sobre que también querías conocerla?
—Si, por supuesto. ¿Qué con eso?
—Pues, me preguntaba si te gusta la idea de salir mañana por la tarde con nosotros, no sé, tal vez a ¿McDonald’s? ¿Qué dices?
—Me parece perfecto, ¿te va bien a las 5:30?
—Sí, me parece genial—hay un momento de silencio entre nosotros, no es incómodo pero no sé qué hacer a continuación. Sólo tengo ojos para ver sus labios, tan suaves y dulces. Definitivamente necesito conseguir un libro que me explique cómo tratar a esta chica, porque seguro ella no es, ni de cerca, como las demás.
—Grayson—dice Jade, rompiendo la línea de mis pensamientos. Despego mi mirada de sus labios para mirarla a los ojos. En ellos veo diversión. ¿Qué le habrá parecido tan gracioso?—, sabes que ya somos novios, lo que significa que puedes besarme cuando quieras. Lo sabes, ¿verdad?