Grayson
La semana pasó muy lenta para mi gusto; aunque salí varias veces con Jade y disfrutamos mucho, estaba volviéndome loco porque llegara el fin de semana.
Pero hoy por fin es viernes. Hoy es la noche en que debo ir y quedarme a dormir en la casa de Jade. Por todo el fin de semana. SOLO para acompañarla y bueno… no me quejo.
Estoy terminando de acomodar la ropa que llevaré en una mochila, cuando escucho la bocina del auto de Sam. Él me llevará.
— ¡Sammmmmm!—Sip. Esa es Lily gritando por “su príncipe”—. ¡Grayson, Sam está aquí!—esa pequeña es un megáfono andante. No entiendo porque la mayoría de las cosas las dice gritando. ¿De quién lo habrá heredado?
— ¡Ya voyyyyy! —le grito como respuesta.
Tomo mi mochila y me dirijo a la sala.
Cuando llego, Sam está con Lily en brazos, y mi mamá, la mujer más dulce del mundo, tiene cara de pocos amigos. No sé qué rayos le pasa, desde que le dije que me quedaría a dormir en donde Jade, tiene la loca idea de que será abuela antes de tiempo.
— ¿Listo, hermano? ¿Preparado para esta noche?—me dice Sam, subiendo y bajando sus cejas de manera insinuante.
No sé qué les hace pensar a todos que tendré sexo con Jade esta noche. Sé que ella no lo va a permitir. Aunque claro, si por mi fuera…
—Ehm…—miro a mi mamá, la cual ahora me observa con el ceño fruncido— Sí, vámonos.
—Uhm—carraspea mi madre—. No tan rápido, jovencito. Ven para acá—me dirijo hacia ella, pero muy cauteloso. No sé con qué me puede salir—. Dame mi beso de despedida—coloca su mejilla y yo la beso rodando los ojos. Uf… pensé que me saldría con otra cosa.
—Bueno, ahora sí. Vamos, Sam.
Él deja a Lily en el suelo y da media vuelta, igual que yo, para irnos. Pero mi mamá me vuelve a detener antes de que llegue demasiado lejos. Por favor, que no sea una de sus locas ocurrencias.
Comienza a buscar en su cartera como loca y todos la vemos interrogantes. Hasta que saca un pequeño paquete, yo me quedo estático, Sam se comienza a partir de la risa y Lily comienza a saltar para averiguar qué es el dichoso paquete.
—Oh… hermano. ¿Dónde está la cámara cuando la necesito? Tu cara es todo un poema. Debería grabarla para la posteridad—todo lo dice con un tono burlón. Será idiota—. Tía Maggie, espero hayas comprado talla extra pequeña—ahora si lo mato, como se le ocurre decir semejante estupidez.
Pero peor aún, ¿cómo se le ocurre a mi mamá darme condones? ¡Unos malditos condones! Oficialmente este es el momento más incómodo y vergonzoso de mi vida. Ojala la tierra me tragará.
— ¿Qué es eso, mami? —reclama saber Lily.
—Caramelos tesoro, pero son sólo para tu hermano. Ve a la cocina, allá está el postre de chocolate que tanto te gusta.
— ¡Yupiii! —Comienza a saltar Lily—Adiós, hermanito. Dale saludos a Jade de mi parte—lo último casi no lo escucho, pues Lily entra a la cocina como un huracán. Tanto es su amor por la torta de chocolate que se le ha olvidado despedirse de Sam.
—Mamá—miro a la cocina, procurando que Lily no salga y me oiga hablando—. ¿Cómo se te ocurre comprarme condones? ¿No crees que ya esté grandecito como para comprarlos yo mismo? Esto es vergonzoso.
— ¿Es vergonzoso que la mujer que te dio a luz, te cambió los pañales y te cuida cuando estás enfermo; se preocupe por ti? —ruedo los ojos. Aquí vamos con el chantaje emocional. La especialidad de mi mamá.
—No mamá, es solo que…
—Solo que nada. Te llevas eso; y si algo surge estás preparado. Además, no quiero ser abuela aún. Soy demasiado joven.
—Yo vuelvo a preguntar, ¿compraste talla extra pequeña tía Maggie?—Acaso Sam no sabe callarse la boca.
—No, aunque habían unos de colores y…
— ¡No pienso escucharlos hablar de esto! Nos vamos. Adiós mamá; me despides de papá. Y tu camina, idiota—empujo a Sam hasta que logramos salir de la casa.
Cuando entramos al auto creo que vuelvo a respirar. Todo va mejorando cuando Sam pone el auto en marcha.
— ¿Y bien? Tendrás sexo con Jade esta noche.
—No pienso tener ninguna conversación contigo donde están ligados Jade y sexo. No seas chismoso. En todo caso, ¿tú has tenido sexo con Angie? —elevo mis cejas y lo miro de manera interrogante.
—No estamos hablando de mí—dice con el ceño fruncido.
—Ja. Eso quiere decir que no.
—Como sea. Mejor me doy prisa; tengo que buscar a Angie para ir al cine.
—Espera… ¿Angie no viaja este fin de semana con sus padres para ver a sus abuelos?
—Serás retrasado. Obvio no. Todo fue un invento de Liv y Angie. Aunque Ben piensa que Angie si se quedará con Jade; él ni loco permitiría que ella y tú estén solos en una casa por todo el fin de semana.
—Oh… eso tiene mucho sentido. Creo que amo a mi cuñada; es muy considerada.
—Ojala hiciera algo así por mí algún día.