Fria como el hielo

Capítulo 2: Lily Rose Miller.

Grayson

Me quedo casi toda la clase viendo a Jade para tratar de descifrarla, pero nada, ni siquiera me mira por un mínimo segundo. ¿Quién será ese chico que mencionó Parker? Ese tal Aarón. Definitivamente no es alguien a quien Jade aprecie. Todo lo contrario. No sé si alguien más lo notó, pero vi cómo se tensó al escuchar ese nombre y el odio que transmitía en la última respuesta que le dio a Parker. Desde ese momento ha estado, literalmente, congelada en su asiento. Si no fuera porque la he visto pestañear, hubiera pensado que se convirtió en estatua.

Pero, ¿por qué ese tipo le haría algún mal a Jade? Si él le hizo algo, entonces es un completo idiota. Ella es hermosa, bueno, desde que la vi en el pasillo me pareció muy guapa. Ni tan baja, ni tan alta, sólo de buena estatura. Quizás unos cuantos centímetros más baja que yo; de cabello largo y marrón oscuro, y ojos tan oscuros que casi parecen negros. Aunque ni una vez la vi sonreír, me encantaría hacerlo.

Veo hacia donde están Sam y Angie. Resulta que están pasándose notitas y lazándose sonrisitas. ¿Qué rayos le pasa a Sam? Definitivamente le gusta Angie, eso es seguro. Desde que estábamos en el pasillo y la vio entrar, ella solo le sonrió, y él fue como perrito faldero tras ella. Nunca lo había visto así. Por lo general las chicas no le duran ni una semana. Espero que ella dure más. Se ve que la chica es demasiado dulce para lastimarla. Y por la actitud de Jade, creo que si Sam llegara a hacerle algo, Jade lo castraría. 

He estado tan concentrado, pensando estupideces, que ni siquiera me di cuenta que ya todos se están levantando de sus asientos para salir. Por lo visto se me fue la hora y no tengo la menor idea de qué dijo la profesora.

—Jade, oye…—comienzo a decir, pero antes de que termine Jade me interrumpe.

—Sí, oye Grayson lo siento pero debo irme, así que… adiós— y así sin más Jade se da media vuelta y se va. Pero claro antes de irse, va a donde se encuentra Angie.

—Eh, Angie te espero en el auto, si te apuraras lo agradecería—dice, luego se gira a la derecha de Angie, donde se encuentra Sam—. Fue un gusto conocerte Sam, adiós—dice para luego dar media vuelta y salir disparada hacia la salida.

Angie sale tras Jade, y Sam y yo salimos tras ella, pero cuando llegamos al pasillo Angie está sola y mira con confusión hacia la puerta de salida del edificio.

—Angie…—carraspea Sam y ella se voltea hacia él— ¿Qué le pasó a Jade?

—No lo sé —dice mientras se encoje de hombros, luego me mira—. ¿Tú sabes algo Grayson?

— ¿Yo? ¿Por qué tendría que saber que le pasa a Jade? Apenas la conozco.

—Lo sé, pero, ¿dijiste algo que la pudo haber molestado?—pregunta Angie y Sam me mira expectante.

—Bueno, yo no, ni siquiera me miro en toda la clase, pero ese tal Parker le mencionó a alguien, y le dijo que ese alguien volvió a la ciudad.

— ¿Te acuerdas del nombre de ese alguien? —pregunta Angie con curiosidad.

—Sí, un tal Aarón. —no paso por alto que Angie también se tensa apenas digo ese nombre.

—Mierda. —Murmura Angie muy bajo, pero no lo suficiente como para que yo no la escuchara—Bueno chicos, creo que Jade ya ha esperado mucho, así que debo irme, nos vemos mañana. Adiós— se acerca a Sam y le da un beso en la mejilla, luego da media vuelta y se va.

Cuando Angie sale completamente del edificio, Sam se gira hacia mí.

— ¿Qué rayos Grayson? Espantaste a mi chica. —Me grita.

— ¡Lo siento! —Le grito de regreso— Si te acuerdas que la acabas de conocer hoy ¿verdad? No es tu chica. —ruedo los ojos y me dirijo a la salida. Ya quiero irme, ha sido el primer día de clases más raro que he tenido.

—Pero será mi chica, lo juro.

—Claro, con tu encanto de playboy—digo riéndome.

—No, ella es diferente, lo sé.

—Menos mal lo sabes, porque por el carácter de Jade, si lastimas a Angie, eres hombre muerto.

Cuando nos vamos acercando al coche de Sam, mi teléfono comienza a sonar. Es mi mamá.

—Hola mamá.

—Hola cariño, ¿Qué haces?

—Mamá, sabes perfectamente que estoy en la universidad—digo rondando los ojos.

—Oh, cierto, que olvidadiza soy —dice comenzando a reír.

—Mamá concéntrate, ¿para qué me llamabas?

— ¿Acaso no pudo llamar a mi primogénito? ¿A mi dulce bebe, que me hizo sufrir catorce horas en trabajo de parto?—dice mi madre, fingiendo escandalizarse.

—Vamos mamá, sabes que sí, y que te amo, pero si me llamas es para algo ¿o me equivoco?

—Que bien me conoces—se ríe—. Necesito un gran favor. Podrías buscar a Lily en el colegio, es que estoy preparando el almuerzo y hoy le toca salir temprano.

—Claro mamá, yo le pregunto a Sam, no creo que diga que no—en ese momento Sam, que se encuentra sentado en el asiento de piloto, me mira curioso y cauteloso.

—Por supuesto que no dirá que no, porque si lo hace no probará ni un bocado de su comida favorita.




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