Fria como el hielo

Capítulo 4: Número de teléfono.

Grayson

Observo como Jade sale del comedor con Angie. Cuando ya no hay rastro de ellas me giro hacia mí, supuesto, mejor amigo, quien se está atragantando con la hamburguesa que dieron en el almuerzo de hoy. El idiota ni siquiera se fija en que estoy lanzándole dagas con la mirada.

— ¡¿Qué demonios Sam?!—le espeto. Él alza su cara y me mira extrañado. Como si de verdad no supiera lo que hizo. Estoy comenzando a odiarlo. Bueno tal vez no, Sam es como mi hermano, no podría odiarlo. Aunque si estoy molesto.

— ¿Qué? —pregunta con la boca llena. Es un asco.

— ¡¿Qué?! ¿Me lo estás preguntando?—Le espeto, de nuevo—. Estuve a punto de besar a Jade, pero no, tuviste que llegar de imbécil a interrumpir, diciendo: “ya debemos entrar a nuestra otra clase”—digo haciendo muecas de burla—. Eres un idiota.

—Ah eso—dice Sam indiferente, mientras trata de limpiar con la lengua un poco de mostaza que tiene en la comisura de la boca.

— ¡¿Ah eso?!—Le grito—. Sabes que me gusta esa chica, es diferente, pero vienes tú y nos interrumpes.

—Primero—se limpia la boca y las manos con una servilleta para continuar—, lo más probable es que te guste Jade, y la veas diferente, porque las cuatro únicas novias que has tenido, han sido todas rubias. Tal vez sólo te gusta porque es morena.

—Claro que no, todas mis ex novias no han sido…—Sam alza la mano callándome.

—Michelle, Vicky, Leslie y Carol. Todas rubias. Recuerda y confirma.

—Ok—ruedo los ojos—. ¿Y segundo?

—Y segundo, si hubieses querido besar a Jade, no habrías esperando tanto. Pero no, simplemente te quedaste allí viéndola con cara de bobo.

— ¿Así de bobo como tu cuando miras a Angie?

—Nah… peor. 

—Ok, entendí eso, pero podrías explicarme ¿Por qué seguimos aquí sí sonaste tan urgido por ir a clases?—levanto una ceja.

—Hola…—dice moviendo sus manos cerca de lo que queda de su hamburguesa, como si eso lo explicara—. ¿De verdad crees que voy a ir a clases sin haber comido antes?

—Lo que creo es que tienes un maldito problema con la comida. Hermano, no eres normal.

—Uhm—Se encoje de hombros—. Lo normal es aburrido.

—Dios… ¿Qué voy hacer para acercarme a Jade?

—Invítala a salir y ya.

—Claro, como si fuera tan fácil—ruedo los ojos.

—Sí, es fácil, yo ya salí con Angie y todo.

— ¿Qué? ¿Cuándo?

He estado tan concentrado pensando cómo hacer para que Jade me preste atención que no me enteré que Sam tuvo una cita. Aunque claro, tampoco es que él me dijera algo sobre eso. ¿O sí lo hizo?

—Como hace dos días, te mande un mensaje avisándote, pero claro dudo mucho que lo hayas visto.

— ¿Y la besaste? 

— ¿Qué?—me mira extrañado y creo que ofendido, pero vamos Sam toda su vida ha sido un auténtico playboy—. No, no la besé. Ya te he dicho que Angie es diferente, ella es especial, tal vez sea la indicada—ahora tiene una sonrisa en la cara—. Cada día que pasa me aseguro más de ello.

Nos levantamos de la mesa para irnos. Sam bota lo sobrante de su comida y deja la bandeja sobre el mesón junto al buffet. Salimos del comedor y caminamos por los pasillos con dirección al salón. Hoy nos toca expresión oral, así que si llegamos tarde no nos perderemos de casi nada, es pura teoría. Conclusión, aburrido. 

—Wow, que profundo—lo codeo y el rueda los ojos—. Oficialmente te hemos perdido. Ya estás loquito por ella.

—Como digas—dice él con fingido desinterés.

Cuando hablo, lo hago canturreando.

—Sam y Angie se fueron a besar, debajo de un puente—rio cuando termino de cantar.

— ¡Ya te dije que no la besé!

—Está bien no la besaste—digo dándole algo de tregua.

—No me molesta estar loco por Angie. Ella es increíble y vale la pena respetarla, cuidarla y quererla. Vaya mierda, nunca creí que me escucharía decir eso por una chica. Pero mírame, aquí estoy diciéndolo. Esa mujer me va a convertir en alguien cursi ¿y sabes que eso lo peor?—Me mira y yo niego—. Que no me asusta el hecho de que sé, que eso va a suceder.

—Es raro escucharte hablar así—me rio—, pero qué tal si dejamos de lado la conversación de tu floreciente nueva relación y nos centramos en mí—sugiero—. ¿Qué puedo hacer para acercarme a Jade?

— ¿Por qué no la buscas en Facebook o algo así?

— ¿Crees que no lo he hecho? No tiene Facebook ni nada parecido. Grandísimo genio.

—Ok, ok—se agarra el mentón con el dedo índice y el pulgar. Un gesto algo forzado—. ¿Qué tal si hablas con ella por mensajes?

—No tengo su número, ¿cómo quieres que le escriba?

—Eso lo podemos solucionar ahora—dice, y sé que algo planea.

Cruzamos a la derecha, ya que nuestra aula queda en este pasillo. Esta universidad es tan aburrida, todas las paredes son amarillas, las puertas de la aulas son grises; tal vez lo único cómodo aquí son las áreas verdes. Cuando nos estamos acercando al salón, vemos que Angie y Jade están afuera. Jade al vernos da media vuelta y se va. Por otro lado, Sam me codea y me hace una seña con la cabeza hacia Angie. Sé lo que me quiere decir con ello. Angie está sola, lo que significa que podemos rogarle por el número de Jade.




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