Fria como el hielo

Capítulo 9: El atuendo perfecto para ti.

Jade

Me gustó saber y ver que Grayson se había puesto celoso. Ja, ni pensar que el plan de Ben y Angie de poner celoso a Sam también ha dado resultados en Grayson. Cuando le di el beso en la mejilla en realidad quería besarlo en la boca, pero a la final me arrepentí, me iba a ver muy lanzada y pues quise evitar eso.

Cuando arrastré a Grayson por los pasillos buscando a Angie y a Sam, más de una vez, tropezó con alguien, el pobre andaba como hipnotizado. O debería decir idiotizado. En fin, cuando encontramos a Angie y Sam los dos andaban muy juntitos, todo unos tortolos. Al parecer el plan sí dio los frutos queridos en Sam.

Lastimosamente Angie no me pudo contar nada ya que íbamos tarde a la clase de la señorita Monroe, y ya todos saben cómo es esa profesora.

Gracias a Dios ya esa clase ha terminado y podemos irnos a nuestras casas. No tenemos más materias que ver por hoy. Cuando salimos del salón, Grayson toma mi mano para que caminemos así. Aunque ha pasado mucho tiempo desde que caminé de la mano con alguien, no me aparto. Y es que con Grayson me siento cómoda, y segura.

Cruzamos por los pasillos, llenos de estudiantes que van y vienen de sus aulas, hasta que por fin salimos del edificio y caminamos al estacionamiento, donde está estacionado el coche de Sam.

Llegamos a coche y subimos. Sam es el conductor, Angie va de copiloto mientras Grayson y yo nos sentamos en los asientos de la parte trasera.

—Oigan…—comienza a decir Sam llamado la atención de todos—como la señorita Monroe dijo que mañana no podría venir, me preguntaba si querían salir a algún bar a bailar ¿Qué dicen?

—Pues…—comienzo a tratar de negarme, pero Angie me interrumpe.

—Por supuesto que iremos—se gira en su asiento y me mira con ojos suplicantes para que acepte. Yo le asiento con la cara, no solo lo hago por ella, también lo hago porque quiero pasar algo de tiempo con Grayson. Angie sonríe ampliamente y se gira hacia Sam—Pasa a buscarnos por la casa de Jade—le dice—. Ya sabes, la casa que está al lado de la mía.

Mi casa no queda tan lejos de la universidad, por lo menos no si vas en coche. En todo el camino Sam y Angie se lanzan miraditas, mientras que Grayson y yo vamos con las manos entrelazadas. El viaje se me hace tan corto que cuando me toca bajarme, de verdad no quiero. Grayson se baja conmigo y me acompaña a la puerta de mi casa. Queremos darle su momento a Sam y Angie. Subimos las escaleras del pórtico y por fin llegamos a la puerta.

— ¿En serio vas al bar? Porque si no es así, dime y yo tampoco voy—me dice él, aun con su mano entrelazada con la mía.

—Sip. Enserio voy a ir. Te dije que lo intentaríamos y qué mejor manera que pasar tiempo juntos para conocernos mejor.

—Me alegra entonces. Pensaba que la única manera que te ablandaras era que conocieras a Lily, mi hermanita. Es terriblemente tremenda, pero terriblemente dulce a la vez. Pero bueno, no tuve que recurrir a ese plan—me sonríe con esa sonrisa que tanto me gusta.

— ¡Hey! Eso no quiere decir nada, aun así quiero conocer a tu hermanita—le doy un manotazo con mi mano libre en el brazo y él suelta una risota.

—Está bien, está bien. Ella también quiere conocerte, así que hablaré con ella para salir en estos días nosotros tres, ¿te parece?

—Me parece—Le sonrío durante un buen rato. Hasta que escucho un carraspeo. Giro un poco la cara y allí esta Angie con una sonrisita en la cara.

—Ehm… Grayson, Sam te espera.

—Oh, sí claro—dice Grayson—. Hasta más tarde, Jade—rápidamente deposita un beso en mi mejilla y se va trotando hacia el auto de Sam. Se sube de copiloto y Sam toca la bocina como despidida mientras arranca el coche.

Abro la puerta de la casa y subo rápidamente a mi habitación, en parte es porque debo buscar qué me pondré para esta noche, y también porque sé que Angie no demorará ni cinco minutos en entrar por la puerta y preguntarme todo. Y luego decirme todo.

—Ok, ya se fueron y tú trataste de escapar de mí, así que suelta y dime todo lo que pasó—olvídenlo, no tardó ni quince segundos en entrar a mi habitación.

—No hay nada que decir—me hago la desentendida.

—Aja. Y yo tengo cinco años. Vamos Jade, cuéntame qué ha pasado con Grayson. Porque eso de andar agarraditos de la mano es nuevo—en serio, a veces Angie puede ser tan insistente. No sé de dónde saca energías.

—Ok, te contaré todo lo que quieras—la sonrisa de Angie comienza a ensancharse—, pero primero debes decirme qué paso después de que Sam te arrastrara sólo Dios sabe a dónde.

—Pues… Jade fue perfecto, la idea que tuvo Ben de darle celos funcionó de maravilla. Aunque aún no entiendo esos celos estúpidos. Lo único que hizo Ben fue poner su brazo alrededor de mis hombros y….

—Angie concéntrate, no quiero que me digas lo que ya sé; lo que quiero es saber qué pasó después de que a Sam se le metiera el demonio de los celos.

—Pues lo primero que pasó fue que me llevo a las aéreas verdes del edificio tres, allí nos sentamos en el césped. No habló por varios minutos, estaba perdido es sus pensamientos y yo francamente me está poniendo cada vez más nerviosa.

—Entonces…




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