Fría inocencia

Capítulo 1 - La ayuda

“Normalmente a las personas no les gusta que les critiquen o que les digan algo negativo acerca de ellos, se enojan escandalosamente o lloran tímidamente. Prefieren escuchar lo que quieren escuchar, sin importarles que fuera verdad o no. Se que hay verdades que se deben ocultar y otras que se deberían decir, pero, si quería volverme uno más del monto… Toda verdad, debía ocultarse…”

Al caminar por los oscuros alrededores del bosque, poco o nada extrañaba la seguridad de la banca, quizás por la misión que me había fijado o tal vez porque tenía la lámpara en mi poder. Seguramente es la lámpara, su luz es lo que ilumina mi camino y su calor lo que aleja el frío de mí, quizás ya no tenga la misma potencia de que cuando estaba en el poste, pero mientras la llama continúa ardiendo no tengo nada de qué preocuparme.

Excepto de la mala compañía.

Luego de caminar por un rato comencé sentir un extraño escalofrío, y no, no era por frío. Era algo más peligroso. Por varios minutos no sabía que era hasta que una risa burlona llamó mi atención, lamentablemente por la oscuridad de la noche no podía ver nada más que sombras entre los árboles, hasta que una de las sombras se movió y pude reconocerla figura.

Una sombra muy familiar.

Cuando vi por primera vez a Lala, confundí su sombra con su cabello que cubría toda su espalda. Era muy oscuro y largo y cualquiera cometería ese error, pero yo no, al menos ahora no cometería el mismo error.

La silueta es muy similar, pero no es ella. Es una impostora.

La sombra y las risas me acompañaron por varios pasos, en un principio pensé que se aburriría y que largaría, pero eso nunca pasó. Poco a poco su presencia se hacía más notorio como si no se esforzara en ocultarse, seguía burlándose de mí hasta que ya no estaba dispuesto a seguir aguantando este juego infantil.

Me detuve, di media vuelta y le dije.

“Muy bien, quien quieras que seas, manifiéstate de una vez”

“jejeje”

“Te lo advierto, no querrás beberme enojado”

“oh… que miedo jejeje”

Realmente, esto es irritante.

“no tengo tiempo que perder así que seré claro. Deja de seguirme o saldrás lastimado”

“…”

¿Gane?

Como no respondió dime media vuelta confiado de que lo había asustado, pero, como si fuera una orden de ejecución ella me respondió.

“al igual como la lastimaste a ella. Eres una basura de mierda, deberías estar muerto, pero de alguna forma te tuvo piedad…”

La luz de la noche emergió de la nada y de entre los árboles salió una niña muy parecida a Lala, con la diferencia que sus ojos no eran oscuros, si no ojos aterradoramente normales, de iris color azul marino y pupilas muy contraídas. Eran unos ojos profundos que podrían nerviosos incluso al más valiente

“si fuera por mí, te habría cortado en pedazos y para luego alimentar a los perros con tu carne”

“¿lo viste?”

“por supuesto que sí. Cada estúpida expresión tuya y cada sonrisa de ella, en un principio conmovedor, pero luego… desgarrador.

“No fue mi intención… Espera, ¿Quién eres tú? no me digas que eres…

“no, no soy ella. Se que puede parecer confuso, pero los dos somos seres diferentes. con cuerpos similares, pero de mentes diferentes. Aun así, ella es muy especial para mí y no permitiré que la hagas sufrir otra vez.

Como si fueran marionetas los árboles más secos y muertos comenzaron a moverse de forma errática mientras su corteza crujía por el movimiento, las ramas se transformaron en garras y sin darme cuenta estaba rodeado por múltiples garras y, para empeorarlo más, de los huecos de los árboles comenzaron a salir extraños gusanos de dientes planos, vi como los gusanos se deslizaban entre las ramas con intención de acercarse más a mí.

Que asqueroso.

Sin dejarme llevar por el miedo levanté la lámpara lo más alto posible y su luz detuvo a los árboles, pero no a los gusanos, aun así, la luz de cierta forma ahuyentaba a los gusanos como si le temieran de muerte. Lo cual comprobé al agarrar a unos de ellos y pegarlo en la lámpara, el gusano ardió hasta volverse cenizas.

“vaya, al parecer alguien usó la cabeza y trajo consigo la lámpara de la parroquia. Muy inteligente de tu parte, pero a la vez estúpido”

Como cualquier fuego natural, la llama de lámpara comenzó a apagarse y con forme menos calor producía los gusanos se acercaban más y los árboles comenzaban a moverse otra vez. Al ver esto ella comenzó a reírse de forma maníaca mientras los gusanos se enroscaban entre mis piernas y mi cadera y las garras de los árboles perforaban mi espalda.  

“este es tu castigo, una agonía digna para algún círculo del infierno. Solo ríndete y acepta tu atormentador destino”

Al verme acorralado y con la esperanza extinguiéndose solo pude pensar en esa palabra. No recuerdo haber hecho un gran mal en mi pasado como para ir al infierno, pero si en mi presente, con mi propia mano la lastime a alguien que quizás me consideraba su amigo, a alguien físicamente indefenso que en ningún momento intentó detenerme, ni si quiera quejarse.




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