pulsé la luna con mi dedo
en esa noche apretada
y contuve mis lágrimas
por solo diez segundos
tocaron mi puerta
y tuve miedo
de no ser nadie
quien buscaba de mi
las flores miraban sus lágrimas
y la noche las escondía,
sin permiso ni compasión
inundados esos ojos
pidieron una sola cosa,
pero ni el cielo le vio.