Me perdí en la noche encantada
de un marzo que trajo
sus labios a mi alma
labios que dilataban
el verde de las hojas
y el color de mis suspiros,
la esencia de una dulce flor
hizo del miedo mi fuerza.
Me habló a la cara
y la brisa agarró mi mano,
su mirada tierna
se quedó para escucharme.
Su delicada silueta
describía el color de la poesía;
su cabello de fuego
alcanzaba el gozo del sol
y no lo creía
las canciones me hablaron de ti
la tarde me habló de ti,
y se quedaron cortos cuando ese día yo te vi.