El relampago
trajo el insensato silencio a mí
susurrando un cristal de brisas
al dibujar la silueta de tí.
Sueños profundos
son las mentiras que inventa la luna
al sentir como te alejas
segando más la herida profunda.
Maldito instante que tus ojos ví
ahogando mares de ilusión
franqueando melodías dulces
que matan mi frío corazón.
Mendígo en aguas mansas
dilatando perfume a miel
creyendo que todo es mentira
cuando se va mi rapumsel.
Cielos verdes
bosques azules
eran las cruzadas perfectas
que formaban paraísos dulces
El corazón se derrite
puliendo historías viejas
talladas en laureles y sonrisas
en ocasos y miradas tristes.
El cielo y el mar
son el alma del día
cuando por caminos absurdos
el viento, agonía se hacía.
Viajero de la dicha
es el capítulo sereno;
empuña el cielo en manantal
y disfruta de este momento.