Pura, como el manantial
dulce, como la melodía;
paciente y perfecta
limpiando los charcos
Sus arrugas moldearon el alma
y la hicieron una diosa,
su amor incomparable
asechó cada santiamén
para que pudieses vivir
La mujer,
que destapó los sueños,
que hizo naufragar
al barco que no podía ni bailar
Gota de agua
mi gran amor,
enciende luz en medio del sonido
de la triste guitarra
Enojos y desvelos aguantas
sin pedir nada,
tu sombra acogedora
me envuelve bajo las cenizas
de la llama ardiente
Bajo el cielo vi las noches
que caían una a la vez,
tornadas de azul zafiro
deseando llorar,
pero me sostuviste
y me mostraste
todo lo que podía ser.