“¡Suéltenme! ¡Déjenme ir!” Grité con desesperación, al ser retenida por Markus y dos guardias más tras la desaparición del Thunderbird y Drake a través de las montañas.
“Dé-Déjenme… por favor…”
Sintiéndome culpable por mi incapacidad de proteger a Drake, mi cuerpo cedió finalmente, cayendo de rodillas por el cansancio extremo y el poco maná que me quedaba.
Sintiendo el frío de la nieve a través de mis rodillas, la culpa empezó a invadirme hasta que fui levantada bruscamente del suelo por Axel, que agarrándome de la ropa me miró seriamente, diciendo algo que terminó de matar la poca paz que quedaba en mi mente.
“¡Zoe, escúchame bien!” Gritó, con su rostro herido y manchado de sangre mientras los demás nos miraban. “¿¡Por qué rayos no te apegaste al plan!? ¡Esto es tu culpa! ¡Desobedeciste una orden directa! ¡Por tu culpa, la formación se rompió! ¡Por tu culpa, perdimos a tres más con ese último ataque!”
Sus palabras se sintieron como estocadas, afiladas y dadas para dañar. Sin saber qué decir, me quedé callada, antes de decir en voz baja ‘Lo siento’. Al ver mi expresión de tristeza y culpa, la furia en los ojos de Axel cambió a una de asco, antes de soltarme con un empujón al suelo y de ordenar curar a los heridos a los demás miembros de la caravana y el equipo médico.
Ella tiene razón… Todo esto… es mi culpa. Completamente mía…. Las lágrimas calientes empezaron a congelarse en mis mejillas mientras me quedaba en el suelo, temblando por el frío que sentía al no tener una capa de maná que me protegiera.
Estando en el suelo, una humana del equipo médico se acercó y empezó a curarme, llenándome de un calor que logró calmar un poco mi corazón destrozado.
“Tranquila chica, no te sientas mal, este solo fue el resultado de una pelea que nadie esperaba.” Dijo, cerrando los cortes superficiales que tenía en mi cuerpo. “Además, estoy segura de que ese amigo tuyo estará bien, porque lo vi pelear desde la caravana médica, y vi que es alguien fuerte.”
¿Fuerte…? Es verdad, todavía no puedo darme por vencida. Pensé, sintiendo cómo mi cerebro se ponía a trabajar en soluciones gracias a las palabras de la mujer humana de mediana edad.
Levantando la mirada, empecé a idear una forma para buscarlo inmediatamente, porque conociendo el procedimiento, no irían a buscarlo al menos hasta el anochecer.
“Tienes razón, él no es alguien que se dejaría vencer fácilmente. Gracias.” Dije, antes de decirle que me sentía mejor y que fuera a ayudar a los demás guardias, yendo esta con Markus que estaba sentado en el suelo descansando.
Con un plan en mente, me puse de pie buscando el par de cristales mágicos que me había dado Drake. Al encontrar sólo uno, lo usé inmediatamente, absorbiendo el maná de su interior, siendo lo suficiente para usar un débil Perception, logrando encontrar un leve rastro de Drake hacia el noreste de donde estábamos.
Nuevamente cansada y sin maná, oculté mi presencia sin mucho esfuerzo para escabullirme entre la carreta médica, logrando robar nueve cristales mágicos que empecé a absorber inmediatamente, dejando tres por si los llegara a necesitar con Drake.
Estando afuera nuevamente, aproveché la confusión y el dolor de los que lloraban por sus muertos para bajar por la parte trasera de la caravana. Al estar a punto de lanzarme por una zona bastante alta, una voz desde mi espalda me detuvo en seco.
“Sabía que harías algo así.” Dijo Markus apoyado contra una roca, con sus heridas sin estar curadas del todo.
“No intentes detenerme.” Dije, mi voz sonando más fría de lo que pretendía, haciendo que Markus respondiera este con una sonrisa de tristeza antes de empezar a hablar.
“Tienes que ser razonable, esperar un equipo de rescate es la mejor opción ahora mismo, porque en tu estado y con este clima—”
“No.” Lo interrumpí, negando con la cabeza. “Markus, iré ahora. No me importa lo que pase, o quien trate de detenerme, no voy a quedarme sin hacer nada.”
Markus me miró por un largo segundo, y en lugar de discutir, suspiró y sacó un Yetsu de su propio bolsillo, siendo este un tanto diferente al de las carretas, más pequeño y plateado.
“Está bien Zoe, sabía que me dirías algo parecido, pero, igualmente tenía que intentarlo, sabes.” Dijo sonriendo, poniéndolo en mi mano con sus manos llenas de heridas. “Este es uno que se lo dan solo a los nobles del Reino, con mucho más alcance. Llévatelo, para que al menos sepamos que estás bien.”
Lo agarré, sintiendo un nudo en la garganta al ver cómo el único amigo que había tenido en estas últimas décadas me conocía y confiaba tanto en mí.
“Gracias, Markus.” Dije, mi voz rompiéndose un poco. “Por esto… y por todo lo que siempre haces por nosotros.”
“Jaja, parece que estás mejorando en eso de ser tú misma, y ya no te comportas como una niña tímida y reservada.” Respondió con una sonrisa burlona, antes de levantar un pulgar despidiéndose.
“Pero serás…. Cuando vuelva, me aseguraré de castigarte por arruinar un momento como este.” Prometí, antes de voltear hacia el mediano acantilado que separaba la montaña de un bosque cubierto de nieve.
Respirando hondo, me lancé, recordando las prácticas que hacía Kadian a la mitad del entrenamiento para los Augurios. Quién diría que esos entrenamientos serían más prácticos de lo que esperaba.
…
Habían pasado unas dos horas desde que me adentré en el bosque, siguiendo paulatinamente el rastro de Drake con ayuda de Perception.
El camino era difícil, y la nieve hacía que cada paso fuera un esfuerzo para continuar, pero a pesar de todo eso, no me detuve. Pasada completamente la tormenta de nieve, encontré un río casi congelado en medio del bosque, que al seguir su orilla iba confirmando la ubicación de Drake cada 20 minutos hasta que tras un tiempo, sentí algo diferente.
El rastro del Thunderbird, había empezado a moverse erráticamente, hasta que de repente cayó en picada, estrellándose contra unos árboles a unos 10 kilómetros de donde estaba, seguido de un gran estallido por la zona.