Gran imperio de Fiore.
Ciudad de Magnolia.
2:00 de la tarde.
Dos largas horas habían pasado desde que los ocho jóvenes elementales decidieron infiltrarse y dividirse por diferentes zonas de la gran ciudad de Magnolia, esto a su vez con el único propósito de poder levantar todos juntos la inmensa barrera de neblina, de esta manera iniciando con el importante plan para poder rescatar a toda costa a los tres niños reales secuestrados, los cuales todavía permanecían terriblemente confinados en las enormes instalaciones del palacio de Fiore.
Mismos niños que actualmente se visualizaban siendo vigilados por una gran cantidad de valientes guardias reales, siendo el antiguo príncipe de las islas del sur quien se encontraba encargándose personalmente de esta importante misión, la cual había sido otorgada totalmente por la hermosa y respetada reina de Fiore.
Owen: Porque de repente nos están vigilando tanto?.
Preguntó el pequeño pelinegro de ojos azules mientras permanecía sentado sobre uno de los tantos bordes de la cómoda cama, al mismo tiempo que también miraba fijamente al hombre de cabello rojizo que se encontraba simplemente de pie justo en frente de la gran puerta de la habitación real, de esta simple forma impidiendo tanto el ingreso como la salida.
Hans: Al parecer no les han informado absolutamente nada.
Respondió el pelirrojo al momento de estar mirando con demasiada repulsión y asco al pequeño príncipe de Arendelle, ocasionando a su vez que Owen simplemente tratará de mantenerle la mirada.
Greige: Informarnos, informarnos que?.
Comentó el peliazul con notoria duda en su voz al estar sentado justo a un costado de la hermosa niña de cabello castaño, misma niña que llevaba cargada sobre sus brazos a la pequeña bebe de cabello rosa y bellos ojos azules.
Hans: Que sus padres se encuentran ahora mismo infiltrados en la ciudad de Magnolia, al parecer con las claras intenciones de rescatarlos.
Dijo el hombre de ojos verdes con una suma molestia en sus palabras, ya que a este mismo no parecía gustarle demasiado la presencia de los espíritus guardianes en la gran ciudad.
Owen: Mi papá vendrá y te dará una verdadera paliza, espero que estés preparado para tu final.
Amenazó el pequeño pelinegro con una notable sonrisa burlona en su infantil mirada, provocando con este simple hecho que Hans simplemente comenzará a reír con una clara expresión de suma diversión.
Hans: Tu padre no es más que una miserable basura, una clara bazofia de la humanidad.
Owen: No te atrevas a hablar de mi papá de esa manera, tu nunca seras ni la mitad de lo que él es.
Habló el ojiazul al momento de incorporarse de la cama con un sumo enojo en su mirada, ocasionado a su vez que Hans sólamente se quedara en un completo silencio durante algunos cuantos segundos, tratándose de un profundo silencio que fue roto completamente por este mismo.
Hans: Dime niño, tu papá te ha contado lo que alguna vez fue en el pasado, de casualidad has escuchado el nombre...relámpago de la destrucción?.
Mencionó el pelirrojo con voz seria mientras observaba detenidamente al pequeño príncipe de Arendelle, pudiendo apreciar como el niño de intenso cabello negro ponía un claro semblante de total confusión, de esta manera pudiéndose dar cuenta de que Owen no sabía absolutamente nada sobre este delicado tema.
Hans: Yo me encargaré de contarte toda la verdad sobre tu padre.
Iduna: NO TE ATREVAS.
Gritó la pelicastaña al momento de levantarse rápidamente de la gran cama real, aunque con este simple hecho confundiendo un poco al antiguo príncipe de las islas del sur.
Hans: Callate maldita niña y no me vuelvas a interrumpir, de lo contrario acabaré con tu miserable vida.
Regaño el pelirrojo con un tono demasiado severo en sus palabras, incluso a su vez asustando un poco a los dos pequeños niños de Arendelle y dejando completamente callada a la niña de intensos ojos azules.
Hans: Tu padre fue durante muchos años un miserable bandido, un terrible criminal que incluso paso tres largos años de su vida encerrado en prisión, esto debido a que fue el causante del asesinato de un gran numero de valientes guardias reales.
Contó el ojiverde con un tono de voz realmente serio, con estas simples palabras logrando dejar totalmente estático tanto al príncipe de Arendelle como al pequeño niño llamado Greige, mientras que Iduna simplemente procedió a bajar su triste mirada.
Hans: Pero no solo eso, ya que por su culpa dos terribles mercenarios estuvieron a punto de destruir completamente el reino de Arendelle, siendo una dura batalla donde tu madre resultó gravemente herida.
Al escuchar toda esta inesperada información, Owen no pudo evitar que una tremenda tristeza y decepción comenzará a inundar completamente todo su corazón, ya que este mismo jamás se había imaginado que su querido padre pudiera haber hecho todos esos terribles actos.
Owen: Cuéntame...cuéntame más, quiero...quiero saberlo todo.
Pidió el pelinegro con demasiada tristeza reflejada en sus palabras.
Hans: Díganme, saben quienes son los espíritus guardianes?.
Greige: Los espíritus guardianes son aquéllos que pueden controlar a voluntad los elementos de la naturaleza, hielo, rayo, viento, fuego, agua, tierra y luz, además de ser especialmente elegidos con anterioridad por la entidad llamada Althohalla, o al menos así fue como nos lo contó Kiyomi.
Pronunció el peliazul con voz seria mientras todavía permanecía sentado sobre la cómoda y amplia cama real.
Hans: Estas en lo correcto niño, hace algunos cuantos años atrás, cinco jóvenes fueron llamados a la gran región de Althohalla, con el único propósito de convertirse en los nuevos espíritus guardianes.
Continuó contando el joven pelirrojo al estar cruzado totalmente de brazos, aunque al mismo tiempo bajo la atenta mirada por parte de los dos infantes reales de Arendelle, los cuáles a su vez escuchaban estas importantes palabras con una suma atención en sus respectivas expresiones.