25 - La liberación de un alma pura.

Gran imperio de Fiore.

Ciudad de Magnolia.

5:20 de la tarde.

En el tiempo actual y una vez que los primeros combates habían iniciado en diferentes puntos específicos de las hermosas tierras de la gran ciudad de Magnolia, la flamante reina del inmenso imperio de Fiore había ordenado la completa seguridad de todos sus buenos habitantes, siendo los valientes guardias reales los únicos encargados de poder cumplir completamente a la perfección estás importantes órdenes.

Siendo sólamente cuestión de poco tiempo para que todos los habitantes pertenecientes a la gran ciudad de Magnolia pudieran ser totalmente resguardados en sus respectivos hogares, de esta simple manera dejando completamente libre el inmenso escenario urbano para que los grandes combates pudieran desarrollarse con una suma libertad.

Por otra parte, mientras los devastadores e intensos combates seguían totalmente en pleno desarrollo en diferentes ubicaciones de la gran ciudad, en las enormes instalaciones del hermoso palacio de Fiore se encontraba sucediendo algo sumamente diferente, pues ahora era la mismísima espíritu del viento oscuro quien se visualizaba vigilando a los tres pequeños infantes reales, los cuáles todavía continuaban terriblemente confinados en una de las tantas habitaciones.

Greige: ¿Cuándo nos dejarán salir?.

Preguntó el pequeño peliazul con un notable enojo en sus palabras al momento de posicionarse justo enfrente de la joven pelipúrpura de profundos ojos negros, misma que a su vez sólamente se ubicaba incorporada y recargada sobre la puerta de la gran habitación real.

Kagura: Será mejor que guardes silencio maldito mocoso, o de lo contrario me obligaras a terminar con tu miserable vida.

Respondió la portadora del viento oscuro con una notable molestia en su bella mirada, al mismo tiempo que también apreciaba al infante de cabello azul con demasiado odio reflejado en sus penetrantes ojos negros como la oscuridad de la noche.

Iduna: Greige detente o la harás enfurecer mucho más.

Pidió la pelicastaña mientras se acercaba rápidamente hacía el pequeño niño de intensos ojos azules, mismo que todavía continuaba confrontando de una manera sumamente valiente a la enfurecida espíritu oscuro.

Greige: Pero Iduna aún no terminó con ella.

Decía el peliazul con una notoria molestia en su voz al estar siendo prácticamente arrastrado de uno de sus pequeños brazos por la hermosa niña de cabello castaño, siendo a los pocos segundos finalmente separado de aquella inigualable mujer de profundos ojos negros que todavía lo seguia mirando de manera sumamente penetrante y fulminante.

Iduna: Sólo estás buscando que esa terrible mujer te mate.

Regaño con una ligera seriedad en su mirada mientras obligaba al peliazul a sentarse sobre la cómoda cama real, mismo lugar donde actualmente el pequeño príncipe del nevado reino de Arendelle permanecía sentado justo a un costado de la bebe de intenso y hermoso cabello rosa.

Greige: Y ahora que hacemos, simplemente permaneceremos aquí sentados?.

Dijo el niño portador del elemento fuego al cruzarse completamente de brazos, a su vez que también demostraba una expresión de total molestia en su infantil mirada.

Iduna: Sus padres vendrán muy pronto a rescatarlos, ustedes deben confiar plenamente en ellos.

Comentó la pelicastaña antes de sentarse también sobre la cómoda cama y proceder a tomar suavemente a la pequeña bebe de cabello rosa en sus cálidos abrazos, de esta simple manera los cuatro infantes permaneciendo totalmente confinados en esa respectiva habitación del impresionante e inmenso palacio de Fiore.

Owen: ¿Qué pasará si ellos no logran rescatarnos, nosotros nos quedaremos aquí para siempre?.

Habló el pequeño príncipe de Arendelle con una suma tristeza reflejada en su mirada, mismo que todavía continuaba sumamente deprimido debido a las grandes revelaciones que había recibido por parte del antiguo príncipe de las lejanas islas del sur.

Iduna: Eso no sucederá, deben tener total fe en sus padres, ellos jamás se darán por vencidos, estoy segura de que muy pronto volverán a sus hogares.

Mencionó la hermosa infante de ojos azules con demasiada autoestima en sus palabras, aunque a su vez sin poder lograr convencer completamente a los dos pequeños niños originarios del lejano y nevado reino de Arendelle.

Greige: No...no digas cosas que a lo mejor no se cupliran, no nos des falsas esperanzas.

Al escuchar estas palabras, Iduna no pudo evitar mostrar un semblante lleno de total tristeza, pues realmente ni ella estaba sumamente segura de que los espíritus guardianes lograrían rescatar a los tres niños reales, aunque tratándose de un semblante que inmediatamente trato de cambiar por uno mucho más positivo.

Iduna: 🎶 Hoy te vi, tras la clara lluvia de la tarde gris 🎶.

Tarareo inesperadamente la bella pelicastaña con un tono sumamente suave en su voz, con este simple hecho logrando que los tres infantes reales enfocarán inmediatamente sus respectivos ojos sobre ella.

Iduna:🎶Te vi llorar ocultando penas y un dolor que no son de tu edad🎶.

Volvió a tararear mientras apreciaba a los dos niños con una bonita sonrisa en su mirada, para después sólamente apreciar también a la pequeña bebe que todavía se encontraba cargando sobre sus cálidos brazos, mismos infantes que a su vez la escuchaban con una suma atención.

Iduna: 🎶Sin saber, tu alegría se perdió como la noche y al despertar buscarás un nuevo día que traerá felicidad🎶.

Continuaba tarareando la ojiazul con una gran suavidad en sus palabras, incluso con esta acción logrando llamará totalmente la atención de la espíritu del viento oscuro, misma que sólamente mostraba una expresión de completa indiferencia en su mirada mientras que a su vez seguía escuchando cantar a la pequeña pelicastaña.

Iduna: 🎶Quiero ser el amigo que recorre tu camino y no le importe la sorpresa del destino, día y noche siempre estará junto a ti, quiero ser ese sol con el que brillará la luna, ser el viento con el que borra la bruma y vivir mis sueños siempre junto a ti🎶.