Gran imperio de Fiore.
Ciudad de Magnolia.
9:00 de la noche.
Regresando nuevamente a las tétricas y desoladas instalaciones del inmenso palacio de Fiore, ambos jóvenes espíritus guardianes de Althohalla continuaban observando de una manera sumamente fulminante a la flamante líder de todos los portadores de la terrible oscuridad, misma fémina de inigualable cabello negro que a su vez simplemente permanecía con un semblante sumamente tranquilo en su hermosa mirada.
Tratándose de un simple hecho que al mismo tiempo llenaba de un completo nerviosismo a los dos poderosos portadores de la increíble magia elemental, ya que ambos jóvenes espíritus guardianes realmente no podían confiar en lo más mínimo en la flamante monarca del hermoso y misterioso imperio de Fiore.
Kiyomi: Cómo les dije con anterioridad, no planeó lastimarlos, así que pueden mantenerse sumamente tranquilos.
Comentó la flamante reina del inmenso imperio de Fiore con una pequeña y al mismo tiempo hermosa sonrisa adornando su apacible mirada, aunque a su vez sin poder lograr que ambos jóvenes elementales decidieran bajar sus respectivas posturas defensivas, demostrando con este simple hecho que los dos espíritus guardianes continuaban sin confiar totalmente en ella.
Gaara: No nos hagas perder el tiempo y habla de una maldita vez.
Yukino: ¿Qué es eso tan importante que quieres conversar con nosotros?.
Dijeron ambos jóvenes elementales con una suma seriedad en sus respectivas palabras mientras seguían apreciando desconfiadamente a la hermosa mujer perteneciente a los terribles espíritus oscuros, misma fémina de intensos ojos negros que simplemente decidió permanecer por unos cuantos segundos en un tranquilo y profundo silencio.
Kiyomi: Quiero...quiero compartirles toda la historia de los espíritus oscuros, de esta manera ustedes podrán entender a la perfección las verdaderas razones por la cual nosotros queremos hundir al mundo en las tinieblas de la oscuridad.
Habló la joven pelinegra con una notable seriedad en su voz, de esta forma dejando un tanto expectantes a los dos flamantes espíritus guardianes, los cuales a su vez sólamente decidieron escuchar de una manera sumamente atenta a la poderosa monarca del misterioso imperio de Fiore.
Kiyomi: Nuestro origen no es muy diferente al de ustedes, ya que todos nosotros fuimos elegidos por una entidad antigua y poderosa, la cual también se encargó de brindarnos un estatus un tanto divino, digamos que no somos dioses, pero casi podemos rivalizar contra ellos.
Contó la hermosa ojinegra con una inmensa seriedad reflejada en su mirada antes de proceder a cruzarse lentamente de brazos, aunque al mismo tiempo contando con la completa atención por parte de ambos jóvenes elementales, los cuales a su vez se visualizaban sumergidos en un profundo y ligeramente incómodo silencio.
Kiyomi: Cada uno de nosotros tuvo la mala suerte de tener una vida llena de sufrimiento y dolor, repleta de completa injusticia por el simple hecho de ser portadores de la magia, la sociedad siempre nos vio como si fuéramos unos verdaderos monstruos, aunque debo suponer que ustedes entienden muy bien lo que es pasar por estas terribles circunstancias.
Continuó contando la flamante reina del inmenso imperio de Fiore antes de ir adoptando poco a poco un semblante sumamente triste en su bella mirada, pues a esta misma fémina en verdad le lastimaba demasiado recordar todos aquellos dolorosos y lamentables recuerdos, tratándose de un simple hecho que fue inmediatamente notado por ambos jóvenes poseedores de la increíble magia elemental.
Kiyomi: Ese gran ser demoniaco que nos otorgo este título de espíritus oscuros, era conocido prácticamente en todo el mundo como Orochimaru, aunque ustedes ya conocían ese nombre con mucha anterioridad, después de todo tu y tus amigos lo derrotaron en aquel lejano bosque encantado de Althohalla.
Al momento de escuchar ese característico y aterrador nombre, ambos jóvenes guardianes no pudieron evitar poner una expresión de suma sorpresa en sus respectivas miradas, pues ellos jamás se habrían imaginado que ese terrible portador del odio fuera capaz de crear sus propias versiones de espíritus elementales.
Gaara: Orochimaru...ese maldito bastardo, ni estando muerto deja de causar maldad en el mundo.
Decía el joven poseedor del elemento tierra antes de comenzar a apretar sus dos puños con demasiada fuerza contenida mientras que a su vez recordaba todas las terribles atrocidades que el antiguo portador del odio realizó en las hermosas tierras del bosque encantado, pues ese mismo demonio había sido el total causante de la exterminación de los anteriores espíritus guardianes.
Yukino: Orochimaru, uno de los demonios más poderosos del mundo de las tinieblas, yo no tuve la oportunidad de conocerlo, pero Althohalla me mostró todo lo que ese sujeto hizo en la tierra, fue un verdadero monstruo.
Pronunció la hermosa peliplateada con un notable enojo en sus palabras al continuar mirando seriamente a la flamante reina del inmenso imperio de Fiore, misma fémina de intenso cabello negro que sólamente decidió recuperar aquel porte apacible y sumamente tranquilo en su mirada.
Kiyomi: Aunque debo decir que Orochimaru simplemente nos otorgó ese título por órdenes de alguien mucho más antiguo, después de habernos seleccionado uno por uno y de haber cumplido con su arduo trabajo, el terrible espíritu del odio se convirtió en un simple peón nuestro.
Reveló la tranquila pelinegra con un tono de suma seriedad en su voz mientras todavía se visualizaba cruzada totalmente de brazos, aunque con estas palabras logrando dejar nuevamente en un absoluto silencio a los dos jóvenes espíritus guardianes provenientes de la lejana y bella región de Althohalla.
Kiyomi: Esa gran entidad del mundo de las tinieblas necesitaba apoderarse de la increíble magia existente en el bosque encantado, así que esa misma entidad le ordenó a Orochimaru realizar ese importante trabajo, siendo una misión que fue totalmente frustrada gracias a ustedes.