Creó en ti, más que en nadie hermana, porque tu naciste con un gran valor que actualmente arde con una suma intensidad en tu valiente alma.
Poco tiempo transcurrió desde que aquéllas inmensas nubes negras de tormenta habían comenzado a invadir absolutamente todo el hermoso cielo estrellado perteneciente a la nevada región de Arendelle, tratándose a su vez de un descomunal e inesperado cambio climático que además logró provocar que la bellísima fémina de intenso cabello rojo y lindos orbes color azul turquesa decidiera decretar de forma inmediata un claro llamado de precaución, ya que al parecer un terrible presentimiento había empezado a introducirse rápidamente en su cálido corazón debido a la inesperada situación que está misma mujer se encontraba viviendo en ese momento.
Siendo un mal presentimiento que lamentablemente no tardó demasiado tiempo en lograr cumplirse, ya que ahora mismo sobré el tormentoso e inestable cielo de Arendelle había comenzado a formarse poco a poco lo que parecía ser un devastador tornado de intenso color negro grisáceo, mismo ser climático creado completamente de una inmensa cantidad de magia elemental que a cada segundo que transcurría empezaba a tornarse cada vez más y más grande.
Debido a este devastador hecho, una enorme cantidad de malignos demonios habían empezado a cruzarse velozmente desde las lejanas tierras del antiguo templo eclipse a través de aquél inmenso tornado que todavía seguía formándose sobre el tormentoso cielo de Arendelle, siendo a su vez un terrible asunto que además había logrado poner en una absoluta alerta a la hermosa fémina de inigualables ojos color azul turquesa, misma mujer que al parecer no iba a permitir en lo más mínimo que aquéllos despiadados seres repletos de una profunda oscuridad destruyeran totalmente su nevado y amado hogar.
Gran reino de Arendelle.
En el tiempo actual y después de que una inmensa cantidad de malignos seres repletos de oscuridad lograrán invadir casi por completo las hermosas tierras pertenecientes al nevado reino de Arendelle, la hermosa fémina de intenso cabello rojizo había ordenado de una forma sumamente inmediata la total evacuación de todas las buenas personas que habitaban el apacible pueblo, mismas asustadas personas que al parecer habían sido completamente resguardadas por los valientes guardias reales en las enormes instalaciones del inigualable e impenetrable castillo de la nevada región.
Mientras tanto, la flamante reina momentánea de Arendelle se podía visualizar ahora mismo ubicada de pié dentro de su amplia y cómoda recámara real, misma fémina poseedora de unos bellísimos ojos color azul turquesa que además se apreciaba sumergida en un absoluto silencio mientras se encontraba con su linda mirada completamente baja, siendo este simple hecho más que debido a toda la profunda e inmensa preocupación que la mujer de intenso cabello rojo se notaba sintiendo en ese preciso momento en su cálido corazón.
Anna: Debo...debo proteger mi hogar, pero...pero cómo lo lograré, yo no soy una de los espíritus guardianes, ni siquiera soy portadora de la magia elemental.
Susurró la joven pelirroja con una notoria impotencia reflejada en sus palabras al momento de seguir observando únicamente en dirección al suelo de aquél oscurecido escenario ubicado en las inmensas instalaciones del hermoso castillo de Arendelle, al mismo tiempo que un ambiente sumamente negativo se encontraba invadiendo completamente ese respectivo lugar donde la princesa solía pasar sus noches tranquilas junto a su amada pareja sentimental de intenso cabello rubio, el cuál a su vez se podía visualizar en ese preciso momento ayudando a todas las buenas personas procedentes del inigualable pueblo a reubicarse en las numerosas habitaciones reales pertenecientes a la impresionante estructura formada totalmente de piedra.
Anna: No...no quiero decepcionarlos a todos, no...se si podré lograr sacar al reino de Arendelle de esta terrible situación, es algo que al parecer está...completamente fuera de mis manos.
Volvió a susurrar la flamante reina momentánea de Arendelle mientras que un semblante totalmente repleto de una notoria preocupación se encontraba adornando por completo su linda mirada, ya que al parecer esta misma fémina de bellísimos ojos color azul turquesa no podía evitar en lo más mínimo que una tremenda inseguridad se estuviera apoderando de una forma sumamente terrible de su noble y cariñoso corazón.
Anna: No...quiero decepcionarte Elsa.
Habló la joven de intenso cabello rojo con un tono realmente decepcionante reflejado en su dulce voz antes de comenzar a caminar con una suma lentitud en dirección a lo que parecía ser un mediano ropero formado en su totalidad de madera fina, para después esta misma fémina solo decidir abrir uno de los numerosos cajones y proceder a sacar cuidadosamente un pequeño trozo de papel de color blanco con ligeros toques grisáceos, mismo arrugado papel que al final había resultado ser una no tan antigua fotografía en la cual se podía visualizar a la quinta espíritu perteneciente a la lejana región de Althohalla con su hermoso vientre completamente abultado.
Anna: Hermana...Owen es el resultado de tu gran amor con Sasuke, así que trataré de que mi amado sobrino tenga un hogar al cuál regresar, no importa que tenga que morir para lograrlo, te prometo que yo protegeré con mi vida tu querido reino.
Comentó la joven pelirroja con un tono realmente dudoso reflejado en sus palabras al estar sosteniendo todavía con una de sus suaves manos aquélla pequeña fotografía en blanco y negro, misma fotografía que al parecer había sido tomada por la hermosa princesa tan sólamente unos cuantos días antes del tan ansiado nacimiento del nuevo príncipe de Arendelle, tratándose a su vez de un bellísimo momento que quedaría guardado para siempre en el corazón de la fémina de inigualables orbes color azul turquesa.
Por otra parte y justo antes de que la hermosa reina momentánea de Arendelle procediera a volver a guardar de nueva cuenta aquélla pequeña fotografía, aquél antiguo e irreprochable guardia real de color había entrado inesperadamente a la inmensa habitación de una forma sumamente agitada, siendo al mismo tiempo un acontecimiento que a su vez logró asustar ligeramente a la fémina de inigualable cabello rojizo como las bellísimas hojas en la estación de otoño, la cual a su vez no pudo evitar sobresaltarse debido a la repentina aparición de uno de los hombres más fieles que abitaban el impresionante reino cubierto por una inmensa cantidad de nieve blanca.