Gran imperio de Fiore.
Bosque de cristales.
4:20 de la madrugada.
En el tiempo actual, una intensa luz de color rojo todavía se encontraba invadiendo absolutamente una de las devastadas zonas de confrontación ubicadas en aquél legendario y brillante bosque repleto de una enorme cantidad de mágicos cristales, misma luz elemental que al parecer había logrado detener completamente tanto al terrible dragón formado de viento cómo a la fémina de cabello púrpura debido a la tremenda ceguera que estos mismos individuos llenos de oscuridad se encontraban sufriendo gracias a la liberación de poder por parte de la espíritu guardián de Althohalla, tratándose a su vez de una hermosa mujer de corta cabellera peliplateada que además se podía visualizar en ese preciso momento junto con su amada pareja sentimental de inigualables orbes azul turquesa dentro del impenetrable domo creado de arena.
Siendo al final sólamente cuestión de unos pocos minutos para que aquélla flamante espíritu guardián portadora de la brillante luz elemental decidiera liberar su impresionante e increíble técnica en toda la devastada zona repleta de vegetación, misma técnica perteneciente a la hermosa fémina de intenso cabello plateado y bellísimos ojos cafés que al parecer tenía la enorme responsabilidad de acabar de una manera totalmente inminente con la vida de la terrible mujer pelipúrpura.
Kagura: Finalmente aquéllos miserables espíritus guardianes me enseñarán algo de su poder, espero no me decepcionen.
Comentó la terrible fémina poseedora del devastador elemento viento con una notoria emoción reflejada en sus palabras al estar observando de una forma completamente atenta cómo aquéllos poderosos rayos de intenso color rojo continuaban siendo liberados a través del mediano domo formado de arena, tratándose a su vez de un impresionante acontecimiento repleto de una espesa luz espiritual que al parecer seguía inundando absolutamente y de una manera sumamente veloz aquél deteriorado escenario ubicado en una de la zonas más profundas del enorme bosque perteneciente a la región llamada Fiore.
Por su parte y mientras qué todavía se encontraba dentro de aquél impenetrable domo formado totalmente de arena junto con su amada pareja sentimental de intenso cabello rojo como la espesa sangre humana, la hermosa espíritu guardián perteneciente a la lejana región de Althohalla se podía visualizar en aquél preciso momento completamente lista para poder ejecutar su poderosa técnica en contra de su terrible adversaria, misma mujer portadora de una profunda oscuridad llena de resentimiento qué al parecer se apreciaba observando aquéllas luces elementales con una enorme expectación reflejada en su mirada.
Gaara: Muy bien...ahora que tu técnica está completamente lista...debemos ejecutarla de una forma en la que...la espíritu oscuro no pueda...esquivarla.
Habló el joven de inigualables orbes color azul turquesa con una inmensa dificultad reflejada en su imponente tono de voz antes de que este mismo decidiera posar sus respectivas manos sobre la superficie de aquél mediano domo creado de arena, siendo de esta desesperada manera cómo aquél espíritu guardián portador del formidable elemento tierra se encontraba tratando de evitar a toda costa que su fuerte estructura se viniera abajo debido a la enorme falta de energía por parte suya.
Yukino: Tienes que deshacer totalmente tu domo de arena, de esta manera mi técnica podrá salir disparada en diferentes direcciones del bosque, debido a eso aquélla maldita espíritu oscuro no podrá escapar en lo más mínimo.
Decía la hermosa peliplateada con una expresión sumamente seria adornando su intimidante mirada al estar apreciando cómo su amada pareja sentimental seguía esforzándose al máximo para poder mantener de pie aquél impenetrable domo, tratándose a su vez de un descomunal hecho repleto de un tremendo desgaste físico por parte del joven pelirrojo que sólamente parecía estarle introduciendo un insoportable dolor emocional a la espíritu guardián portadora de la luz.
Gaara: Pero qué sucederá con...nosotros, tu técnica es energía...pura, la explosión que se produciría también nos alcanzaría terriblemente...a los dos, no...lograremos escapar...a tiempo.
Preguntó aquél joven portador de unos inigualables orbes color azul turquesa con un tono realmente dudoso reflejado en sus palabras al decidir enfocar su deteriorada mirada en dirección a la hermosa fémina de intenso cabello plateado como la plata, misma espíritu guardián perteneciente a la lejana y misteriosa región de Althohalla que simplemente había procedido a sumergirse en un absoluto silencio repleto de total incertidumbre debido a la pregunta por parte del imponente pelirrojo.
Yukino: Creó...creó que es un enorme riesgo el que tendremos que tomar.
Respondió la joven de bellísimos ojos cafés con una notoria seriedad reflejada en su dulce tono de voz mientras continuaba incrementando su impresionante poder mágico en aquéllas dos brillantes esferas de color rojo sangre, mismas esferas formadas a partir de una tremenda cantidad de energía elemental que al parecer seguían liberando un inmenso número de poderosos rayos de luz en diferentes direcciones del nublado bosque de cristales a través de aquél mediano domo formado de arena.
Gaara: Pero...y si morimos nosotros?.
Exclamó el flamante consejero real procedente del nevado reino de Arendelle al momento de estar enfocando sus cansados ojos azul turquesa sobre los orbes cafés pertenecientes a su amada pareja sentimental de cabello plateado, misma mujer portadora de la brillante luz elemental que al parecer únicamente había decidido en aquél preciso instante regalarle una pequeña sonrisa llena de un profundo amor al joven de intensa cabellera roja cómo la espesa sangre.
Yukino: Si...si eso sucede...al menos continuaremos juntos en el otro mundo.
Dijo la flamante espíritu guardián de aquélla lejana región de Althohalla mientras continuaba brindándole una pequeña sonrisa repleta de total amor al joven que en ese preciso momento se podía visualizar observando aquéllos ojos cafés que más amaba en todo el mundo, mismo hombre portador de un cabello tan rojo como la espesa sangre humana que simplemente había procedido a regresarle la sonrisa a la hermosa mujer que en ese instante se apreciaba sosteniendo de una forma sumamente firme con sus suaves manos las dos medianas esferas de luz.