Gran reino de Arendelle.
Zona central del pueblo.
5:00 de la mañana.
En el tiempo actual, una tremenda confrontación había estado desarrollándose en las nevadas tierras de aquél maravilloso reino de Arendelle entre los cientos de valientes guardias reales y los malignos demonios pertenecientes al terrible mundo de las lúgubres tinieblas, misma confrontación repleta de una inmensa devastación que al parecer logró ser completamente detenida gracias a la inesperada aparición de dos sombras de intenso color negro que en ese momento se encontraban sumamente inmóviles, las cuáles además en ese preciso instante se podían visualizar expulsando de una manera constante pequeñas cantidades de su impresionante poder mágico hacía diferentes direcciones de aquélla zona cubierta por una enorme capa de nieve.
Siendo a su vez de esta manera como aquéllas dos poderosas sombras de color negro habían logrado intimidar de una forma sumamente efectiva a los cientos de demonios de complexión esquelética, mismos seres de intenso color grisáceo que simplemente habían decidido comenzar a retroceder un poco a causa del tremendo nerviosismo que los nuevos invitados elementales les estaban ocasionando en ese instante a todos ellos.
Por su parte, la hermosa reina momentánea de aquélla nevada región de Arendelle se podía apreciar en aquél preciso momento dirigiendo un semblante sumamente desconfiado hacía las dos misteriosas sombras de color negro, mismos seres portadores de la devastadora magia elemental que al parecer solo mantenían una expresión totalmente tranquila ante la mirada desconfiada por parte de la valiente e inigualable fémina de cabello rojizo.
Mujer de inigualables orbes color azul turquesa y portadora de una tremenda valentía que a su vez había decidido dirigir aquélla poderosa espada formada totalmente de hielo electrificado en dirección a las dos misteriosas sombras, tratándose además de esta manera cómo la hermosa joven se encontraba tratando de intimidar lo más que se pudiera a los dos nuevos individuos que en ese instante todavía se podían visualizar manteniendo un semblante sumamente apacible.
Anna: Quiénes...quiénes son ustedes?.
Comentó la valiente pelirroja con una inmensa desconfianza en su dulce voz al momento de continuar apuntando su poderosa arma formada de hielo electrificado en dirección a los dos nuevos individuos quiénes simplemente se apreciaban sin realizar ningún movimiento, aunque siendo al final sólamente cuestión de unos cuantos segundos para que ambos jóvenes misteriosos decidieran revelarle sus verdaderas identidades a la hermosa mujer que en ese instante se podía visualizar demostrando una expresión llena de seriedad en su mirada.
?: Tranquila, no venimos a ocasionarles ningún tipo de daño.
?: Es todo lo contrario, ambos estamos en este lugar para ayudarlos.
Dijeron ambos individuos misteriosos con una notoria tranquilidad reflejada en sus respectivas palabras antes de que estos mismos decidieran quitarse totalmente aquélla espesa sombra de color negro que cubría por completo sus cuerpos, de esta simple manera revelandose ante todos los presentes en la terrible zona de confrontación lo que parecían ser dos jóvenes hombres de complexión delgada y un tanto fornida que además se podían visualizar portando una aura elemental.
Uno de ellos era portador de un cabello corto rubio cómo la brillante luz del sol e intimidantes ojos azules un tanto opacos, su vestimenta consistía en un chaleco azulado con bordes exteriores de oro y bordes internos cubiertos por un prominente recorte de pelo gris sobre una camiseta color crema, su parte inferior estaba conformada por un pantalón flojo blanco que además permanecía unido a unas gruesas botas militares de color azul oscuro que a su vez parecían resistentes, tratándose de un joven sumamente atractivo que al parecer había logrado dejar a la flamante princesa de aquél gran reino de Arendelle ligeramente sonrojada.
El segundo joven poseía una cabellera tan negra como la espesa oscuridad de la noche que además también mantenía unos fulminantes orbes de igual color, su vestimenta consistía en una camisa de un color oscuro liso de manga larga que a su vez portaba unas bandas de metal en cada uno de los bíceps de un tono cobre, en su parte inferior llevaba lo que parecían ser cuatro piezas de telas caféces que al parecer tenían bordadas unas distintivas cruzes rojas y que en los bordes mantenían un color amarillo pato que rodeaban por completo cada gran cruz.
Aunque lo que más había llamado la atención de la hermosa fémina de intenso cabello rojizo de aquél atractivo joven de fulminantes orbes ónix como las tinieblas, era la larga capa ligera que al parecer se encontraba cubriendo absolutamente todo su fornido cuerpo por detrás, misma prenda que además era completamente parecida a la que el flamante monarca del nevado reino de Arendelle llamado Sasuke utilizaba con demasiada frecuencia.
?: Nos presentamos, mi nombre es Sting...Sting Eucliffe.
?: El mío es Rogue Cheney, Yukino debió haberte comentado sobre nosotros.
Hablaron ambos hombres portadores de la impresionante magia elemental con una pequeña sonrisa adornando sus respectivas miradas mientras que los dos jóvenes se podían visualizar observando a la gran reina momentánea de Arendelle, misma fémina poseedora de aquélla legendaria espada formada totalmente de hielo electrificado que solo había procedido a abrir sus bellísimos ojos color azul turquesa debido a las inesperadas palabras antes pronunciadas por aquél par de nuevos e intimidantes invitados.
Anna: Son...son ustedes, los dos amigos que Yukino mencionó antes de que ella se marchara junto con los demás espíritus a la misteriosa región de Fiore.
Dijo la joven pelirroja con un increíble asombro al estar apreciando de una forma sumamente esperanzadora a los dos hombres elementales que en ese preciso momento se encontraban ubicados a tan solo unos centímetros de distancia de ella, tratándose de un hecho que al parecer había logrado sorprender de una igual manera tanto a su amado esposo de cabello rubio cómo al guardia real de color que en ese instante se visualizaban sin realizar ningún solo movimiento físico.