68 - El dolor de una peliplateada.

Gran imperio de Fiore.

Ciudad de Magnolia.

11:00 de la mañana.

Un par de horas habían transcurrido desde que la hermosa líder de los poderosos espíritus oscuros decidió abandonar por completo la misteriosa región de Fiore, de esta manera dejando detrás a todos los jóvenes portadores de la increíble magia elemental quiénes actualmente se podían visualizar casi en frente de las devastadas instalaciones del palacio real de la ciudad, misma enorme estructura qué al parecer fue completamente destruida gracias al combate desarrollado con anterioridad por parte de dos espíritus contrarios.

Siendo uno de esos mismos espíritus aquél joven de intenso cabello negro y flamante monarca del reino de Arendelle, él cuál en ese preciso momento se podía apreciar de pié justo a un costado de su amada esposa pelirubia llamada Elsa, mujer de bellísimos ojos azules como el mar que a su vez se encontraba sujetando suavemente de la mano a su único hijo.

De esta simple forma tanto los dos actuales reyes de Arendelle como sus demás queridos compañeros pudiendo observar las terribles consecuencias de aquélla devastadora confrontación, misma confrontación que al parecer sólamente había dejado un inmenso número de desastres en diferentes puntos de la increíble región de Fiore y en los inocentes habitantes del impresionante imperio.

Sasuke: Cause un terrible desastre.

Dijo el joven pelinegro con demasiada pena en sus palabras al estar observando cómo aquélla gigantesca estructura real se encontraba realmente deteriorada debido al combate antes realizado entre él y la líder de los terribles espíritus oscuros, mismas palabras repletas de una profunda vergüenza qué al parecer solo habían provocado que la fémina de cabello rojo llamada Erza empezará a caminar hasta lograr ubicarse justo a un costado del cansado rey del reino de Arendelle.

Erza: Eso es completamente mentira, este desastre no es culpa tuya, fue culpa mía y de los demás espíritus oscuros, todo esto lo ocasionamos nosotros.

Habló la fémina pelirroja con una ligera seriedad reflejada en su voz al decidir posar una de sus manos sobre uno de los hombros de aquél gran espíritu guardián, de esta forma la fémina portadora del ardiente elemento fuego tratando de desaparecer toda la tremenda culpa que el joven de intenso cabello negro sentía en su corazón, tratándose de una acción que al mismo tiempo parecía haber provocado que él hombre nombrado Sasuke solo mostrará una ligera sonrisa en su mirada.

Shinobu: Por el momento el palacio de Fiore está totalmente inhabitable, así que para ahorrarnos riesgos, creó que tendremos que irnos a otro lugar.

Propuso la fémina de intenso cabello negro y lindos mechones púrpura con un semblante sumamente tranquilo adornando su mirada mientras se encontraba de pié justo a un costado de los dos flamantes monarcas de Romalia, jóvenes reales portadores de la increíble magia elemental que únicamente se podían visualizar apreciando con demasiado detalle las diferentes calles qué se ubicaban en aquélla zona principal de la majestuosa ciudad de Magnolia.

Naruto: Pero a dónde iremos, no conocemos a nadie en este imperio.

Sakura: Estamos prácticamente en un lugar desconocido para todos nosotros.

Dijeron ambos jóvenes reales con una inmensa duda en sus palabras al decidir enfocar sus respectivas miradas hacia la fémina portadora de las mariposas púrpura, misma mujer de bellísima cabellera negra que a su vez se encontraba observando fijamente a la antigua espíritu oscuro poseedora de aquél impresionante elemento fuego. 

Juvia: Respecto a eso...creo que si tenemos un lugar a donde dirigirnos.

Comentó la actual espíritu del agua con una ligera seriedad en su angelical tono de voz al momento de estar recordando cierto lugar en específico de la ciudad, fémina de bellísimo cabello azul que en ese preciso instante se visualizaba cargando entre sus cálidos brazos a su pequeño y único hijo de ojos azules, tratándose de unas palabras que al mismo tiempo lograron captar la total atención de todos los jóvenes presentes en aquélla realmente devastada zona urbana.

Elsa: A que lugar te refieres Juvia?.

Preguntó la actual reina de Arendelle con una notable duda reflejada en su mirada al estar observando de una forma curiosa a su querida amiga, siendo una inmensa curiosidad qué a su vez la hermosa pelirubia se encontraba compartiendo en ese preciso momento con sus demás imponentes compañeros elementales. 

Natsu: Mi esposa se refiere al lugar donde tanto yo como ella, junto con Gaara y Yukino pasamos la mayor parte de nuestras infancias en esta ciudad.

Juvia: Él...él orfanato de Magnolia.

Respondieron los dos flamantes consejeros reales de Arendelle con una suma tranquilidad en sus respectivas palabras al mantener sus miradas enfocadas sobre la reina de las nieves, tratándose de una inesperada respuesta qué al parecer había logrado sorprender de una inmensa manera a la hermosa fémina de cabello plateado llamado Yukino.

Natsu: En ese lugar podremos descansar y recuperarnos de nuestras heridas.

Juvia: Además de que conocemos a una persona que trabaja en el orfanato, así que nos dejara entrar sin problemas.

Exclamaron los dos poderosos espíritus guardianes de Althohalla con una notable seguridad en sus respectivas voces al estar observando a todos sus queridos compañeros poseedores de la magia, mismos individuos que únicamente decidieron aceptar la idea de aquéllos dos consejeros de Arendelle mientras se preparaban para iniciar su nuevo camino hacia el mediano orfanato de Magnolia.

No sin antes de que la hermosa fémina llamada Elsa procediera a desaparecer con su respectivo agradecimiento al majestuoso caballo formado de hielo, mismo corcel de profundos ojos azules que durante este lapso de tiempo se había mantenido de una forma incondicional al lado de la flamante reina de Arendelle y su pequeño hijo de intensa cabellera negra.