Gran imperio de Fiore.
Orfanato de la ciudad de Magnolia.
2:00 de la tarde.
Una hermosa escena se había logrado formar en una de las tantas habitaciones pertenecientes al mediano orfanato ubicado en la gran ciudad de Magnolia, misma escena qué actualmente se encontraba siendo protagonizada por la antigua reina de Arendelle y el príncipe portador de la magia llamado Owen, los cuáles en ese preciso momento se podían visualizar fundidos en un amoroso abrazo ante las miradas sonrientes por parte de los presentes en ese reconfortante lugar.
Aunque siendo la quinta espíritu guardián de Althohalla la qué al parecer no podía evitar que sus inigualables orbes azules se humedecieran debido a la gran alegría que se encontraba sintiendo en su corazón, ya que aquélla bellísima escena que se apreciaba presenciando entre su madre y su amado hijo sólamente la había podido vivir en su imaginación o en sus sueños.
Elsa: ( Esto...será inolvidable para mi ).
Pensó mentalmente la actual reina de Arendelle al estar observando con demasiado amor en su mirada tanto a su amada progenitora como a su pequeño hijo, misma fémina de intenso cabello rubio platinado que al parecer todavía le estaba costando creer que aquélla hermosa escena verdaderamente estuviera ocurriendo frente a sus ojos.
Owen: Siempre te quise conocer abuela.
Decía el pequeño príncipe de Arendelle con una enorme felicidad reflejada en sus infantiles palabras mientras continuaba siendo abrazado con demasiado amor por parte de su hermosa abuela materna, fémina de intenso cabello castaño y bellísimos ojos azules que todavía seguía totalmente arrodillada para poder estar a la altura de aquél valiente niño portador de aquélla impresionante magia elemental.
Iduna: Yo también te quería conocer mi amor, lamento mucho no poder estar a tu lado, me perdí tu nacimiento, me he perdido tus cumpleaños, me he perdido muchas cosas importantes en tu vida.
Comentó la antigua reina de Arendelle con una notoria tristeza en su angelical tono de voz al decidir separarse de aquél cálido abrazo que había compartido con su nieto, para después sólamente proceder a observar con demasiado amor en su mirada al niño qué todavía se podía apreciar de pié justo en frente de ella.
Owen: Eso ya no importa abuela, lo importante es que ahora estás aquí.
Habló el infante de intensos ojos azules con una gran sonrisa adornando su infantil mirada al estar observando cómo su abuela comenzaba a incorporarse, misma fémina real que a los pocos segundos decidió posar una de sus suaves manos sobre la cabellera onix de aquél pequeño príncipe de la nevada región de Arendelle, niño que a continuación logró sentir como su cabello negro era revuelto de una forma agradable debido a la caricia qué estaba recibiendo por parte de su linda abuela.
Sasuke: Lamento interrumpir este memorable momento, pero...cómo logró qué los espíritus oscuros la dejaran cuidar a los niños, digo, yo se que en ese instante se encontraba en su forma infantil, pero no creo que ellos la hayan dejado a cargo de tres infantes tan importantes nada más porque sí.
Dijo el sexto espíritu guardián de Althohalla con una ligera duda reflejada en sus palabras mientras aún continuaba sentado en el borde inferior de una de las tantas camas ubicadas en la habitación, mismo joven de intenso cabello negro que después de decir eso simplemente había decidido ponerse de pié y comenzar a dirigirse de una manera tranquila hacia donde se encontraba su amada esposa, fémina portadora de aquél congelante elemento hielo que también parecía tener esa pequeña duda rondando su mente.
Shinobu: Eso es muy fácil de explicar.
Exclamó la fémina de intenso cabello negro y lindos mechones púrpura con un tono ligeramente serio en su voz al momento de estar sentada a varios centímetros de donde se ubicaban también los dos monarcas de Romalia, mujer portadora de las impresionantes e inigualables mariposas elementales que únicamente se había mantenido en un absoluto silencio después de todo lo acontecido en aquélla habitación perteneciente al gran orfanato de Fiore.
Shinobu: Cuándo los planes para dominar el mundo dieron inicio, la reina Kiyomi necesitaba a una mujer que cuidara de los niños una vez que esos mismos infantes estuvieran encerrados en las instalaciones del palacio, lamentablemente ninguna de las mujeres de la ciudad aceptó el trabajo debido a que no querían acercarse a los espíritus oscuros.
Contó la hermosa pelinegra con una suma tranquilidad reflejada en su mirada al estar observando tanto a la antigua reina de Arendelle cómo a los dos espíritus guardianes llamados Sasuke y Elsa, tratándose de unas palabras que a su vez se podían visualizar siendo escuchadas con demasiada atención por todos los presentes en esa respectiva habitación de aquél mediano orfanato de Magnolia.
Shinobu: Debido a la negación por parte de las personas, Kiyomi estuvo a punto de otorgarle el cuidado de los tres niños reales a uno de los espíritus oscuros, pero todo ese plan cambió cuándo una niña apareció en la entrada del palacio, esa misma niña no parecía tener maldad alguna y se notaba realmente comprometida con su trabajo, así que la reina de Fiore puso su confianza en ella.
Pronunció la hermosa fémina de lindos mechones púrpura con una ligera seriedad reflejada en sus palabras mientras decidía cruzarse completamente de brazos, tratándose de unas palabra que al parecer habían logrado desvanecer todas las dudas que tanto los flamantes monarcas de Arendelle como los de Romalia portaban en sus respectivas mentes.
Iduna: Yo no soy portadora de la magia elemental, no soy fuerte ni veloz, así que cuidar de los tres niños reales, fue lo único que pude hacer para poder ayudar a los espíritus guardianes.
Mencionó la antigua reina de Arendelle con una suma tranquilidad en su voz antes de proceder a cargar entre sus cálidos brazos a su pequeño nieto de cinco años, infante de intenso cabello negro como la lúgubre noche que aún se encontraba disfrutando de las dulces caricias qué estaba recibiendo por parte de su abuela, siendo una hermosa e inigualable escena que la quinta espíritu guardián perteneciente a la lejana región de Althohalla continuaba disfrutando con una radiante sonrisa en su angelical mirada.