Un par de horas habían transcurrido lentamente desde que aquélla antigua reina de Arendelle le otorgó aquél pequeño obsequió al actual príncipe de intenso cabello negro e inigualables ojos azules, mismo infante real poseedor del impresionante elemento hielo y rayo qué simplemente se encargo de disfrutar el momento en completa compañía de su querida abuela materna llamada Iduna, fémina de bellísima cabellera castaña qué lamentablemente tenia que regresar al otro mundo debido a la culminación de su misión de proteger a toda costa a los tres inocentes niños de los malignos espíritus oscuros.
Tratándose de un acontecimiento que únicamente parecía estar entristeciendo demasiado tanto a la flamante monarca como al pequeño príncipe del reino de Arendelle, mismos que a pesar de la notable tristeza que sentían en sus respectivos corazones habían tratado de hacer sentir sumamente especial a la fémina de hermoso cabello castaño.
Gran imperio de Fiore.
Orfanato de la ciudad de Magnolia.
5:00 de la tarde.
Actualmente y después de haber pasado un extraordinario e inolvidable momento en total compañía de su querida familia, la fémina de intenso cabello castaño proclamada Iduna había decidido salir de las instalaciones del mediano orfanato de Magnolia junto con todos los jóvenes portadores de la gran magia elemental, ya que al parecer la antigua reina de Arendelle deseaba despedirse de todos los valientes héroes que ayudaron a derrotar a los terribles espíritus oscuros de la región de Fiore.
Mismos héroes pertenecientes a la majestuosa región de Althohalla qué en ese preciso momento se encontraban observando con una suma expectación a la hermosa fémina de intenso cabello castaño, mujer de inigualables ojos azules cómo el gélido mar del norte que en ese instante se podía visualizar ubicada de pie a tan solo unos cuantos metros de distancia de los flamantes y poderosos espíritus guardianes.
Iduna: Todos ustedes han logrado salvar nuevamente al mundo y a todas las buenas personas que lo habitan, deben de sentirse sumamente orgullosos por la enorme victoria que han conseguido, se que todos sufrieron una pérdida realmente terrible, pero ahora podemos decir que su muerte no fue en vano.
Comentó la antigua reina de Arendelle con una suma felicidad y a su vez una notoria tristeza reflejada en sus palabras al estar observando precisamente a todos los actuales espíritus guardianes de Althohalla, jóvenes portadores de la increíble e impresionante magia elemental qué al parecer habían logrado entender aquéllas últimas palabras pronunciadas por la bellísima fémina de lindo cabello castaño, mismas palabras que hacían totalmente referencia a la lamentable muerte de aquél valiente hombre de corta cabellera roja como la espesa sangre humana llamado Gaara.
Un profundo silencio se había formado entre todos los presentes a causa de la notable tristeza que se encontraban sintiendo en sus respectivos corazones debido a la pérdida de su querido amigo, tratándose de una tristeza que a su vez se podía visualizar siendo mucho más notoria en la hermosa mirada de aquélla fémina de intenso cabello plateado y portadora de la luz elemental.
Iduna: Su determinación y deseo de proteger a las personas que más aman, han hecho qué sus increíbles poderes pudieran sobrepasar sus propios límites, gracias a eso, ustedes lograron derrotar a los espíritus oscuros.
Habló la hermosa pelicastaña con un inmenso orgullo en su voz al continuar observando tanto a los seis espíritus guardianes de Althohalla cómo a la fémina de cabello rosa nombrada Sakura, misma mujer portadora de una fuerza sumamente monstruosa qué en ese preciso instante se encontraba cargando entre sus cálidos brazos a su amada bebé de ojos azules.
Iduna: Ahora que todo ha terminado, el gran imperio de Fiore volverá a la paz que tanto ha necesitado desde hace muchísimos años y para que ese hecho suceda, necesita una reina qué lo guíe.
Dijo la antigua reina de Arendelle con una inmensa esperanza reflejada en su angelical mirada al decidir enfocar sus bellísimos ojos azules en dirección a la poderosa fémina de cabello rojo escarlata, mujer portadora del ardiente elemento fuego que no había podido evitar quedar completamente sorprendida a causa de la expresión insinuante qué la madre de la gran reina de las nieves le estaba otorgando.
Por otra parte y justo antes de haber iniciado aquélla importante conversación fuera de las instalaciones del orfanato de Magnolia, la mujer llamada Erza Scarlet había quedado totalmente sorprendida debido a la inesperada revelación de que la niña de cabello castaño se trataba en verdad de la difunta madre de la reina de Arendelle, misma fémina que jamás se imaginó qué durante todo este tiempo uno de los familiares de los espíritus guardianes se encontraba infiltrado en las instalaciones del palacio de Fiore.
Erza: A que...a que se refiere con eso?.
Preguntó la antigua espíritu oscuro con un enorme desconcierto en sus palabras al estar observando cómo la madre de la fémina portadora de la energía gélida aún continuaba apreciandola fijamente, mujer de bellísimos ojos azules que al parecer intuía que aquélla individuo de intenso cabello rojo como la sangre contaba con los elementos necesarios para dirigir toda una enorme nación.
Iduna: La reina Kiyomi ha decidido marcharse y eso sólamente quiere decir que ese importante puesto está vacante, así que creo que tu eres la más indicada para ser la nueva monarca de Fiore, ya que cumples con el gran perfil necesario para volverte una increíble dirigente.
Contestó la antigua reina de Arendelle con una suma seguridad reflejada en su voz al seguir observando con demasiada expectación a la joven portadora del fuego, fémina de larga cabellera roja qué a su vez no había podido evitar quedar totalmente impactada debido a la respuesta por parte de aquélla mujer de intensos ojos azules, aunque al mismo tiempo tratándose de una importante idea que al parecer fue completamente aceptada por todos los actuales espíritus guardianes de Althohalla.