Gran imperio de Fiore.
Orfanato de la ciudad de Magnolia.
6:30 de la tarde.
Una inmensa felicidad y orgullo se había apoderado totalmente de los respectivos corazones de todos los jóvenes portadores de la increíble magia elemental debido al hecho de que la fémina llamada Erza aceptó ser la nueva reina de Fiore, misma fémina de intenso cabello rojo como la espesa sangre humana que en ese preciso instante todavía se podía visualizar observando el espectáculo de luces rojas que se encontraba llevándose acabó sobre el tenue cielo de la gran región.
Región repleta de magia que al parecer estaba a punto de comenzar una nueva era y una nueva página en su gran historia, misma nueva era qué sería sumamente beneficiosa para todos los buenos habitantes que habitaban el bellísimo e inigualable imperio de Fiore.
Por otra parte, había llegado el momento de que la antigua reina de Arendelle llamada Iduna tuviera que regresar de nueva cuenta al mundo de los muertos, tratándose de un acontecimiento que a su vez se encontraba entristeciendo demasiado a todos los jóvenes que se ubicaban fuera del orfanato de Magnolia, siendo esa misma tristeza mucho más notoria en las respectivas miradas de aquélla quinta espíritu guardián de Althohalla y su pequeño hijo de intenso cabello negro.
Ya que ninguno de los dos quería que aquélla hermosa mujer de ojos azules tuviera que regresar al lugar al que pertenecía, lamentablemente era un hecho que ambos tenían que aceptar a pesar de la profunda tristeza que invadía por completo sus corazones.
Elsa: Gracias...gracias por venir a ayudarnos a todos nosotros, siempre estaremos verdaderamente agradecidos.
Decía la fémina de intenso cabello rubio platinado con un notable agradecimiento en sus palabras al estar observando de una manera cariñosa a su progenitora, misma mujer de bellísimos ojos azules como el gélido mar del norte que en ese preciso momento se podía visualizar de pié justo en frente de su primera hija.
Debido a ese sincero agradecimiento por parte de la poderosa reina de las nieves, todos los jóvenes portadores de la devastadora magia elemental decidieron brindarle una respetuosa reverencia a la gran fémina de intenso cabello castaño, misma mujer que simplemente decidió mostrar una dulce sonrisa en su mirada debido al notorio respeto que le estaban demostrando los actuales protectores del planeta tierra.
Iduna: No tienen que agradecer nada, siempre estaré para apoyarlos a todos ustedes...aunque no puedan verme.
Comentó la hermosa pelicastaña con una inmensa sinceridad reflejada en su dulce tono de voz al estar apreciando de una forma sumamente cariñosa a todos los jóvenes presentes en esa zona, individuos poseedores de la magia elemental que a su vez únicamente se habían dedicado en observar a la antigua reina de Arendelle con demasiada admiración en sus miradas.
Iduna: Creó...creó que es hora del adiós.
Habló la mujer de intenso cabello castaño con una notable tristeza reflejada en su mirada al decidir enfocar sus ojos azules totalmente en dirección a su amada hija, quinta espíritu guardián perteneciente a la lejana región de Althohalla qué al parecer no pudo evitar que sus bellísimos orbes comenzarán a humedecerse debido a la partida de su progenitora.
Iduna: No llores mi pequeña, nos volveremos a ver, no ahora, pero algún día, hasta ese entonces, estaré siempre presente en tu valiente corazón.
Dijo la antigua reina de Arendelle con una suma suavidad en su voz al decidir posar una de sus cálidas manos sobre una de las mejillas de aquélla joven pelirubia, de esta simple manera la pelicastaña comenzando a limpiar con su dedo pulgar las contadas lágrimas qué en ese preciso momento su primera y amada hija se encontraba liberando.
Elsa: Es solo que...no puedo evitarlo, en verdad...voy a extrañarte mucho.
Exclamó la quinta espíritu guardián de Althohalla con una inmensa tristeza reflejada en su mirada mientras continuaba liberando una pequeña cantidad de lágrimas repletas de dolor, tratándose de una escena que a su vez estaba ocasionando que todos los presentes en esa zona procedieran a observar a la actual reina de Arendelle con demasiado pesar en sus expresiónes.
Iduna: Yo también te extrañaré demasiado mi amor, pero se que te quedas en muy buenas manos, así que me marcharé realmente tranquila.
Exclamó la fémina de intenso cabello castaño con una notable suavidad en sus palabras al proceder a enfocar sus bellísimos ojos azules en dirección al actual monarca del reino de Arendelle, mismo joven portador de aquél devastador e impresionante elemento rayo que en ese preciso instante se podía visualizar ubicado de pié justo a un costado de su pareja sentimental.
Sasuke: Yo los protegeré con mi vida, tanto a mi esposa como a mí hijo, y a toda mi amada familia en general.
Prometió el joven pelinegro con una enorme seguridad reflejada en su voz al momento de estar observando únicamente a la madre de su esposa, fémina de intenso cabello castaño que simplemente decidió asentir a las palabras dichas por parte de aquél espíritu guardián mientras mostraba una dulce sonrisa en su linda mirada.
Iduna: Has cambiado tanto desde aquélla ocasión en la región de Althohalla, estoy orgullosa de ti Sasuke, fue un increíble gusto haberte conocido.
Pronunció la fémina de inigualables ojos azules al estar apreciando con demasiado cariño en su mirada al joven portador del devastador e increíble elemento rayo, mismo hombre anteriormente poseedor del terrible Mangekyou Sharingan que a continuación únicamente había decidido regalarle una pequeña sonrisa a la antigua monarca de Arendelle.
Sasuke: Él gusto ha sido todo mío, le prometo que seguiré esforzándome para mantener el reino de Arendelle seguro.
Mencionó el flamante sexto espíritu guardián con una inmensa seguridad en sus palabras mientras continuaba observando a la fémina de ojos azules, misma mujer que a los pocos segundos transcurridos decidió posar su bellísima mirada sobre el actual y pequeño príncipe de Arendelle de intenso cabello negro, infante portador de la increíble magia elemental que actualmente parecía portar un semblante sumamente triste en su expresión debido a la partida de su amada abuela.