Varios días habían transcurrido desde que el pequeño príncipe de intenso cabello negro e inigualables ojos azules llamado Owen había regresado a su amado hogar, mismo hecho que a su vez parecía haber provocado que una agradable tranquilidad se apoderara completamente de las bellísimas tierras repletas de total nieve, tratándose de un acontecimiento que se podía visualizar agradandole mucho tanto a los individuos pertenecientes a la familia real como a las personas del lindo pueblo.
Mismas buenas personas que en ese preciso instante se encontraban realizando sus respectivos deberes del día, de esta simple manera ocasionando que las diversas calles del hermoso pueblo de Arendelle se apreciaran llenas de vida.
Sábado 15 de Enero.
Gran reino de Arendelle.
10:00 de la mañana.
En el tiempo actual, un extraño acontecimiento estaba sucediendo en las majestuosas instalaciones del enorme castillo del nevado reino de Arendelle, ya que en ese momento aquél mágico cristal qué la antigua reina llamada Iduna le había entregado a su nieto se podía visualizar brillando de una manera muy intensa, tratándose a su vez de un bellísimo hecho que al parecer lleno de una absoluta curiosidad y expectación a los flamantes individuos pertenecientes a la familia real.
Misma familia que en ese preciso instante se encontraba ubicada en la habitación del pequeño príncipe de la nevada región, niño portador del elemento rayo y hielo que además se podía visualizar sosteniendo entre sus suaves manos el pequeño cristal.
Anna: ¿Cuánto tiempo lleva brillando?.
Kristoff: Es una luz muy hermosa.
Dijo la segunda pareja real de Arendelle con una suma expectación reflejada en sus respectivas palabras al estar observando aquél pequeño cristal mágico, mismo objeto que en ese momento todavía se podía visualizar liberando una brillante luz de color azul repleta de una enorme cantidad de energía elemental.
Elsa: Lleva tan solo unos cuantos minutos brillando de esa manera tan intensa.
Comentó la actual reina de Arendelle con una notable tranquilidad reflejada en su tono de voz al estar ubicada justo a un costado de su amada pareja sentimental, joven de profundos orbes negros como la noche que simplemente se mantenía apreciando aquél pequeño cristal con una ligera seriedad adornando su expresión.
Natsu: Ese pequeño objeto porta una increíble cantidad de energía elemental.
Juvia: Es algo impresionante.
Dijeron ambos consejeros reales del reino de Arendelle con un inmenso asombro adornando sus respectivas miradas al estar observando aquél cristal mágico, mismo objeto que a cada segundo que transcurría se encontraba brillando cada vez más y más en las manos del flamante príncipe de la región repleta de total nieve.
Greige: ( Es algo único ).
Pensó mentalmente el pequeño infante de intenso cabello azul mientras se encontraba tomando de la mano a su amada progenitora de bellos ojos azules, mismo niño portador del ardiente elemento fuego que a su vez podía sentir como la habitación de su mejor amigo se apreciaba llenando de magia elemental.
Owen: Mi abuela Iduna me dijo, que cuando llegara el momento, este cristal me revelaría lo que yo debía saber.
Habló el príncipe pelinegro al estar recordando las palabras que su abuela le mencionó después de entregarle ese pequeño cristal en el imperio de Fiore, tratándose de un objeto que el ojiazul había estado guardando con demasiado cariño debido a lo que representaba tanto para él como para su querida progenitora.
Sasuke: Creo que es hora de utilizar ese cristal, es momento de que veas lo que contiene guardado en su interior.
Decía el sexto espíritu guardián de Althohalla con un notable cariño en sus palabras antes de decidir comenzar a dirigirse hacia su pequeño y único hijo, mismo joven de cabello negro que una vez que logró estar justo enfrente del actual príncipe de Arendelle simplemente había procedido a regalarle una sonrisa, la cuál fue rápidamente correspondida por aquél inocente infante real portador de unos inigualables orbes azules como el gélido mar de la zona norte del planeta.
Owen: Tengo un poco de miedo papá.
Confesó el actual príncipe de Arendelle con un notable miedo en su voz al estar observando a los ojos al joven portador del increíble y devastador elemento rayo, hombre de intimidantes orbes negros que únicamente había decidido posar una de sus manos sobre la cabellera negra de aquél niño portador de la magia elemental.
Sasuke: No tienes porque tener miedo, yo estoy aquí, tu mamá está aquí, toda tu familia está contigo...apoyándote hijo.
Exclamó el joven pelinegro al instante de estar manteniendo aquélla pequeña sonrisa en su mirada mientras acariciaba el intenso cabello negro de su único hijo, mismo infante de bellísimos e inigualables ojos azules que a su vez pudo sentir el gigantesco apoyo en las palabras recibidas por parte de su gran progenitor, niño que a continuación logró apreciar las expresiones de seguridad que las demás personas se encontraban otorgándole en ese preciso momento en la habitación.
Owen: Gracias por brindarme su apoyo, mi miedo ha desaparecido...abuela Iduna, en este momento...veré tu gran obsequió.
Pronunció el niño de intenso cabello negro con una notable seguridad en sus palabras antes de decidir destruir con su mano aquél pequeño cristal mágico, de esta manera provocando que una hermosa aurora boreal de color azul apareciera de una forma sumamente increíble sobre el techo de la gran habitación del castillo, tratándose de una aurora boreal repleta de energía elemental que a su vez había maravillado enormemente a todos los presentes ubicados en ese mismo cuarto.
A continuación, aquélla misma aurora boreal se empezó a intensificar cada vez más y más en la habitación del castillo, la cuál estaba a punto de mostrarle al príncipe de Arendelle el pasado de una de las personas más importantes para él, siendo esa persona aquél actual espíritu guardián portador del devastador e increíble elemento rayo llamado Sasuke Fitzherbert.