Encontrarás, detrás del hielo que vida hay, y al dormitar, la tierra sueña que vida hay.
Por más frío que exista, vendrá pronto el sol, aún con la pena se ríe el corazón y aunque no puedas verlo en su interior, vida hay.
Han transcurrido dos días desde que la mágica aurora boreal le mostró parte de la vida del joven llamado Sasuke Fitzherbert al actual príncipe del reino de Arendelle, mismo infante de intenso cabello negro e inigualables ojos azules que todavía se podía visualizar tratando de procesar todo lo visto hace poco tiempo en su dormitorio, tratándose de un hecho tan importante que a su vez se encontraba realizando totalmente en completa compañía de su amada familia y de sus queridos amigos.
Los cuáles le habían demostrado al pequeño niño de ojos azules que jamás estaría solo para afrontar los problemas, infante poseedor de la magia elemental que además había agradecido el hecho de saber que siempre tendría su gran apoyo.
Lunes 17 de Enero.
Gran reino de Arendelle.
11:00 de la mañana.
Actualmente, el cálido sol se encontraba en ese momento orbitando sobre las bellísimas tierras repletas de nieve de aquél majestuoso reino de Arendelle, siendo un hecho que se podía apreciar encantándole demasiado a todas las buenas personas que en ese preciso instante recorrían las calles del pueblo, mismas personas que sólamente se visualizaban realizando sus labores del día mientras los pequeños niños se distinguían jugueteando con tranquilidad.
Por otra parte, en las instalaciones del castillo de Arendelle se podía visualizar a un pequeño niño de cabello negro bajando rápidamente por las escaleras, mismo infante de piel blanca como la nieve que en ese preciso momento se encontraba tratando de llegar a las grandes puertas de la inmensa estructura, lugar donde al parecer los dos actuales y flamantes monarcas de la nevada región se apreciaban esperándolo mientras conversaban apaciblemente entre ellos.
Owen: No tengo qué hacer esperar tanto a mis papás.
Dijo el príncipe de Arendelle con una suma tranquilidad en sus palabras una vez que había logrado bajar a través de las escaleras a la zona baja del gran castillo, para después simplemente comenzar a correr en dirección a la majestuosa entrada de aquélla gigantesca estructura construida completamente de piedra fina.
Mattias: Oye, ¿a donde vas tan deprisa?.
Preguntó el antiguo guardia de color con una notable curiosidad en su voz al haber observado como el actual príncipe pasaba velozmente justo a un costado de él, niño de intensos ojos azules que simplemente procedió a girar de una forma sumamente ligera su mirada hacia atrás mientras continuaba corriendo a toda velocidad.
Owen: Mis padres me están esperando en la entrada del castillo, ya que iremos a pasear al bosque juntos.
Respondió el niño portador de la increíble magia elemental con una radiante sonrisa en su mirada antes de volver a enfocar su infantil expresión al frente del camino, de esta simple manera dejando detrás al hombre de edad que sólamente se podía visualizar apreciando aquélla escena con mucha felicidad introducida en su corazón.
Mattias: ( Tan enérgico como siempre ).
Pensó mentalmente el hombre de color con mucho cariño al momento de estar apreciando cómo aquél pequeño niño de ojos azules seguía alejándose poco a poco, mismo infante de cinco años de edad que desde que nació se había convertido en la absoluta felicidad del reino repleto de montañas y nieve nombrado Arendelle.
Siendo sólamente cuestión de segundos para que aquél mismo príncipe de Arendelle logrará llegar a las inmensas puertas del castillo de la gran región, de esta manera el niño portador de la devastadora magia elemental llamado Owen logrando enfocar sus inigualables ojos azules sobre sus dos progenitores, mismos espíritus guardianes de Althohalla que todavía se podían visualizar en ese preciso instante manteniendo una tranquila y apacible conversación entre sí.
Owen: Mamá...papá.
Llamó el infante ojiazul con un tono sumamente alegre en sus palabras al lograr posicionarse justo enfrente de los dos actuales monarcas del reino de Arendelle, los cuáles rápidamente habían decidido posar sus respectivas miradas sobre aquél niño de intenso cabello negro como la lúgubre y profunda oscuridad de la noche.
Elsa: Podemos ver que ya estás listo.
Comentó la reina de Arendelle con una suma suavidad reflejada en su voz al decidir tomar cariñosamente de la mano a su único hijo de bellos orbes azules, mismo infante portador del elemento rayo y hielo que rápidamente aceptó el cálido gesto recibido por parte de su amada progenitora de cabello rubio platinado.
Sasuke: Entonces...andando.
Habló el sexto espíritu guardián con una pequeña sonrisa adornando su mirada antes de proceder a depositar una de sus manos sobre la cabellera negra de su hijo, el cuál simplemente se había decidido a sentir y a disfrutar del cariñoso contacto que estaba recibiendo en ese preciso instante de parte de su amado padre.
Owen: Si, en marcha.
Decía el niño de ojos azules con una notable emoción ens sus palabras antes de comenzar a caminar tranquilamente justo a un costado de su progenitora, siendo únicamente cuestión de segundos para que aquél flamante joven de intimidantes orbes negros como la tétrica noche decidiera seguir a su esposa e hijo.
De esta manera la flamante familia real de Arendelle comenzando su tranquilo camino hacia el gran bosque de la región, mismo lugar donde ambos espíritus guardianes de Althohalla querían mostrarle algo especial a su amado hijo, infante de intenso cabello negro y lindos ojos azules que en ese momento se apreciaba mostrando una radiante sonrisa.
Sonrisa que se debía a la inmensa felicidad que el príncipe de Arendelle se encontraba sintiendo en su corazón, ya que había pasado algo de tiempo desde que el pequeño niño llamado Owen había salido de paseo con sus amados padres, siendo un ámbito qué tanto Elsa como Sasuke habían descuidado a causa del arduo trabajo que tenían todos los días.