Fruto del destino

Capítulo 11: Yellow rain

Olivia

Me sentía segura en sus brazos.

Connor tomó la carretera, no estaba segura hacia dónde se dirigía, pero de alguna manera completamente extraña confiaba en él. Mis brazos envolvían su torso y no pude evitar apoyar mi rostro en su espalda.

Cuando alcé la vista para mirar hacia donde íbamos, una brisa llegó hasta mí y en ese momento me sentí libre, cerré los ojos y el viento daba en mi cara a través del casco. Yo respiré profundamente y volví a abrir los ojos. Estábamos yendo dirección al bosque que tanto me había llamado la atención en todos los viajes, ese bosque frondoso de color verde lleno de árboles que transmitían paz y calma...

Nos adentramos en el bosque y cada vez se oscurecía más el cielo, Connor puso las luces de la moto y ese era el único sustento de luz que había en todo el bosque, el único rayo de luz que nos permitía ver entre la oscuridad.

Seguimos el camino, nos adentramos aún más en el bosque y yo estaba cada vez más intrigada por ver a dónde me llevaría. Apoyé de nuevo mi rostro en su espalda, debía aprovechar esta sensación, no quería que acabase nunca.

Escuché cómo frenamos y de repente se apagó el motor—Ya hemos llegado— dijo Connor.

Yo alcé la vista y me quedé atónita en mis pensamientos, era simplemente precioso, una especie de barranco en el que se podía observar la ciudad y las montañas a lo lejos desde las alturas, las luces de la ciudad en contraste con la oscuridad de la noche eran simplemente perfectas, era un sitio de ensueño y nunca antes había estado en uno igual. Era magia lo que transmitía aquel lugar, y no solo la transmitía si no que la desprendía.

Yo miré a Connor y esbozé una sonrisa llevándome las manos a mi boca de lo impresionada que estaba. Llevé mis ojos hasta el cielo y esa noche el cielo estaba decorado de magníficas y brillantes estrellas que alumbraban el oscuro cielo de la noche. Algunas brillaban más que otras…

—¿Te gusta? — preguntó.

—Me encanta— dije con una sonrisa—¿Cómo sabes que esto existe? —pregunté intrigada.

—Me gustaba venir aquí solo para desconectar del mundo, de mis pensamientos, de mi vida...

Se veía un poco triste, sabía que algo le había pasado y sin ni siquiera preguntarle le abracé, al principio no se lo esperaba y luego envolvió sus brazos en mí, sentir cada latir de su corazón era maravilloso. Él me tenía agarrado fuertemente pareciendo no querer soltarme.

En ese momento vino a mi mente el recuerdo en el que Connor se besó con Dana y esto hizo que retrocediera quedándome totalmente paralizada mientras le miraba fijamente.

—¿Por qué haces eso? — dijo confuso cuando me alejé de sus brazos.

Mi mirada estaba agachada y respiré hondo antes de hablar, necesitaba soltar todo lo que tenía por dentro.

—¿Tienes algo con Dana? — pregunté directamente.

Connor parecía confuso y arqueó una ceja cuando solté aquella pregunta porque seguramente no se esperaba nada por el estilo.

—¿Sabes su nombre?

¿Eso es lo único que se atrevía a soltarme? Quería gritar en aquel momento porque a veces hablar con él era muy complicado y entenderle podía llegar a ser todo un infierno.

—Sí, le pregunté a Hugo, ahora necesito que me contestes a mi pregunta.

Llevó sus dedos a sus párpados agachando la cabeza—No tengo nada con Dana, ¿por qué te preguntas eso?

—Me estás mintiendo— dije recordando todo lo que ocurrió tras el partido de baloncesto. Aquel beso que no podía dejar de recordar.

—¡¿Qué?! No, no te estoy mintiendo, ¿Por qué lo haría?

Yo rodé los ojos—Porque te vi Connor.

—¿Qué me viste qué?

—Joder Connor, vi cómo te besabas con Dana después del partido de baloncesto— dije alzando la voz un poco.

Connor se llevó las manos a la cabeza—¿Lo viste?

—Sí— dije mientras notaba como se me rompía el corazón al decirlo.

—No es lo que parece de verdad. Tienes que creerme, nunca estaría con Dana.

—¿Entonces por qué os besasteis? — dije confusa intentando encontrar una respuesta.

—Porque fue ella— dijo alzando la voz—discutimos porque ella todavía siente algo por mí, pero yo por ella no. Quería volver conmigo y yo le dije que no, solo la quiero como una buena amiga nada más.

En ese momento mi cuerpo se relajó, noté como toda la tensión acumulada se esfumó en tan solo unos segundos. Me sentía aliviada de saber que al menos no estaba jugando conmigo.

Mi madre tenía razón, solo necesitábamos hablar para entender al otro.

Yo asentí y me di la vuelta intentando ir hacia el barranco.

Cuando llegué me quedé de pie mirando la ciudad, luego me senté en el suelo y me quedé observando, quería apreciar las vistas tan preciosas que tenía en frente de mí.

Noté como Connor lentamente vino hacia mí y se sentó a mi lado, sentí su presencia a mi izquierda.

Mis ojos se quedaron puestos en los suyos. En ese verde esmeralda tan precioso. Hoy estaba realmente atractivo. Una sonrisa tonta salió de mi boca. No podía evitarlo, me ponía bastante nerviosa tratando de aguantarle la mirada.

Mi vista se fue de nuevo hacia las luces de la ciudad y apoyé suavemente mi cabeza en su hombro. Noté como su brazo derecho envolvió mi cuerpo y lo acariciaba suave y lentamente. Me encantaba eso que tenía con Connor, no necesitábamos palabras para expresar lo que sentíamos, aunque a veces era necesario.

Lo que había sentido por este chico no lo había sentido por nadie más. Aunque no era muy difícil ya que había estado sola durante toda mi corta vida.

De repente noté como una gota fría cayó del cielo oscuro en mi cálida piel haciendo un contraste liberador, comenzó a llover, poco a poco nos caían las gotas por nuestros rostros, pero ni siquiera nos importó.

Me puse de pie junto a Connor y estaba tan a gusto que no le di importancia a la lluvia que caía sobre nosotros.

Me recordó al día en el que nos conocimos cuando casi muero de un infarto al saber que notó mi presencia.




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